29 de abril de 2009

Lo que no es


Hay un antiguo proverbio chino que dice que hay tres cosas que no vuelven más: la flecha lanzada, la palabra pronunciada y la oportunidad perdida. Este proverbio, resume para mí, un mezcla de sensaciones que han sido protagonistas de mi vida en varios capítulos divergentes.
Siempre me ha perturbado y angustiado profundamente, la idea de las cosas que no son.
Y cuando digo “que no son” en realidad debería decir, que no fueron, porque ya no podrán ser. Y si son, ya no lo son de la misma manera o con la misma frescura que iban a serlo. Por eso el proverbio habla de “oportunidad” porque aunque haya muchas, la primera contiene una espontaneidad y una energía, que no habrá en las próximas.
Desde mi óptica, cuando escribo sobre lo que no es, hablo de un conjunto de representaciones que tienen que ver con muchas cosas diferentes. Puede no ser un amor (que si es platónico suena mejo), una amistad, un proyecto laboral, una separación, un proyecto de vida, algo artístico, una noche romántica, un desayuno, una chispa de entusiasmo apagada, un hijo, un árbol, un ideal, un cuadro y un millón de cosas mas.
Pero el tiempo siempre esta acechando, poniéndonos a prueba y a pesar de eso, muchas veces no entendemos.
Perdemos. Dejamos. Soltamos. Desaprovechamos.
Cuando te decidís a mirar la arena se estanco en el reloj de madera, cuando el agua se te escapa de las manos el vaso se desfondo, cuando perdes la oportunidad porque no la viste, porque no te diste cuenta, porque se te escapo, la perdiste. Y cuando querer correr, la puerta se cerró. Y es una sensación de vacío irreparable que te desfragmenta hasta el cerebro.
Al menos a mi, me desespera lo suficiente porque entiendo que el reloj no tiene marcha atrás y que aunque sepa que el tiempo no existe, hay un correr biológico y emocional que si nos comanda y es allí donde comienzo a pensar en este circulo y me empapo de bronca.
Tantas noches me he preguntado, de que sirve un perdón si la oportunidad se echo a perder. Pienso que no sirve de nada las disculpas si lo que íbamos a hacer juntos, ya no lo podemos hacer. Y si, pueden decirme ustedes, que soy demasiada drástica y que puede hacerse otro día pero…¿Será igual de sincero? ¿Tendrá la misma carga emocional?
Si el tiempo ya paso, si esa tarde no vuelve, ese cumpleaños, ese momento, ese amor o ese odio, no vuelven.
Lo que no es, y pudo haber sido, se me clava como un puñado de espinas en las muñecas. ¿Y ahora que hago? Y generalmente, lo intento igual, para no ahogarme en mi misma, lo intento. Pero la experiencia me ha enseñado que casi nunca es lo mismo. No lo es, lo que no es.
Me genera mucha bronca que los impulsos o acciones incoherentes desencadenen los acontecimientos haciendo que algo, no sea. Más me irrita cuando paso por una situación así, injustamente, quiero decir cuando la responsabilidad es del otro. Y ni hablar, si esto se repite, en un círculo compulsivo que no deja de girar mientras yo arriba de él, intento hacer malabares con mis sensaciones, para mantener la paz interna. Y ojo, vale aclarar, que también soy conciente que muchas veces algunas cosas no son, porque no tienen que ser y después de un tiempo entendemos razones de causa y efecto. O que no son, simplemente para darnos una enseñanza, eso lo tengo claro. Y también me lo ha enseñado la vida misma en este gran tablero en el que todos nos vemos a diario. Pero hablo más allá de estas situaciones que a veces pensamos o sentimos que padecemos injustamente, por errores ajenos o por los propios mismos, que son aun, más insoportables.
E hilado a esto se me ocurre pensar en el famoso dicho de Carpe Diem “No dejes para mañana lo que puedes hacer hoy”. Todo el mundo lo conoce, pero pocos lo practican cotidianamente. Y confieso, porque me hago cargo, de que muchas veces he pateado tareas, he dicho “mañana te llamo, esta semana nos vemos, ya te voy a dar el regalo, etc. Y otras tantas, por responsabilidad propia o ajena, eso se ha muerto en el tiempo, en el aire, en ese cúmulo oxidado adonde todo lo que “no fue” descansa; aunque muchos no lo vean ni lo huelan.
Sin embargo, respecto a la frase que anteriormente enuncie, la vida ha sabido darme un cachetazo. Y no me lo dio en cualquier lugar y en cualquier momento. Me lo dio justo cuando el reloj marcaba algunas debilidades íntimas, justo cuando era necesario porque todo es parte del plan, lo sé. Y cuando alguien se va, y realmente se va para siempre, no de viaje, no de compras, no a pasear, sino que se va para no volver es cuando uno entiende el valor de aprovechar el tiempo, de no dejar ciertas cosas para “mañana”. Porque como era de suponer (si a veces soy demasiado previsible) mañana puede ser tarde, o puede no llegar nunca, aunque uno crea que esas cosas nunca le van a pasar a uno, sino al del banco de al lado. Y pienso que no debe haber sensación más asfixiante que sentir que hay cosas que no se dijeron, que no se compartieron, que no se vivieron, que justamente, no fueron. ¿Porque donde habita entonces todo eso que no fue, cuando tenes la certeza de que realmente nunca va a poder ser? Y yo que creo plenamente en la reencarnación me quejo ¡Pucha no quiero esperar hasta la otra vida! con un tono medio irónico, para entender luego razones mas elevadas sobre el asunto.
Por que todo eso queda ahí, flotando como en una nube imaginaria que con el tiempo de diluye y te pudre por dentro. En este punto agradezco que mis valores, ideales o filosofía de vida, junto a otras cuestiones más innatas, me hayan conducido en este momento a estar tan tranquila. Digo esto, porque cuando ella pasó a otro plano, yo tuve la tranquilidad interna de haberle dicho todo lo que pensaba y sentía, siempre. Claro, que me quedaron miles de planes truncados, proyectos juntas, cosas pequeñas y cosas profundas, porque es lógico y natural que eso pase. Porque nadie sabe el acontecer del tiempo, y si lo sabríamos nada tendría el mismo sentido! A pesar de estos pequeños vacíos que ya nunca serán, una sensación de tranquilidad floreció en mí porque fuimos todo lo que pudimos ser y abarcamos el Universo juntas, todo lo que más pudimos. Exprimimos la mandarina, todo el jugo e incluso también creamos algo con la cáscara.

Y como la vida va rápido siempre, y lo notemos solamente algunos observadores, no en las canas, no en la altura, si en los ojos de los más pequeños, si en la experiencia interna, ahí es donde entendemos con toda certeza que hay que aprovechar cada oportunidad. Yo creo que la vida misma es una gran oportunidad con un abanico de ofertas y colores para ir experimentando. Un gran Universo de matices y seres humanos, un juego imperdible por donde se lo mire. Un desafió lleno de acertijos y obstáculos interminables.
Y soy de las que piensa que es realmente importante aprovechar el instante, no solo porque una vez que se pasa no vuelve y eso es frustrante, sino porque puede que esa persona, ya nunca más vuelva. Lo cual es, más frustrante aun.
No quiero ponerme existencialista o dramática, pero es una temática que hace semanas viene dando vueltas por mi cabeza…decir y hacer, todo lo más posible. No quedar flotando en un espacio que no es allá ni acá, que no es uno ni otros, que no incluye a nadie, y excluye a todos, y a uno mismo. Aprovechar la media hora, el mate, los aprendizajes, aprovechar y saber como hacerlo porque siempre vale la pena y porque la vida nos ha demostrado que en un soplo, podemos deja de existir. Por que somos todo y nada a la vez.

Y porque ella me ha enseñado que “no hay mas que hoy” y pocas veces escuche una verdad tan grande y ensordecedora. Y nunca vivi un ejemplo más doloroso y purificador que su vida, su transcurso y su final mismo.

Lo que queda en intentos
todo a punto de alterarse,
siempre a todo momento.
Catupecumachu *

N.P.S

28/04/09



23 de abril de 2009

Hablemos

Tú y yo no somos más que una sola cosa:
No puedo hacerte mal sin herirme
Gandhi

Hablemos sin escudos, ni espadas.
Sin caretas, ni capas.
Hablemos de frente y sin telones, de Alma a Alma.
Hablemos de lo jodida que es la vida, más en estos tiempos.
Hablemos de nosotros, de vos, de mí y del pueblo todo.
Hablemos del pasado que ya quedo atrás, del presente continuo en el que vivimos y del futuro incierto que nos acecha en cada tic-tac.
Hablemos de la incertidumbre que baja por los brazos, de la nostalgia que congela los pies nocturnos, de las miradas opresoras y de los padres, también.
Hablemos de lo injusto que es a veces todo, porque aunque creamos comprender leyes Universales, seguimos siendo humanos.
Hablemos de lo indivisible ¿Por qué intentamos separar lo que nunca tuvo fronteras?
Hablemos del amor, de la ambigüedad, de lo ambidiestro.
De que lo eterno no tiene tiempo y de que el tiempo no existe.
Hablemos de que siempre fui mujer de muchos hombres y que por eso siempre termino siendo mujer de nadie.
¿Acaso pertenecemos a alguien? ¿Tenemos precio?
Si al fin y al cabo ¡Nadie sabe que precio colgarse en la rifa de la soledad!
Hablemos de que no hay dueños, ni posesiones, de que lo material se diluye y solo lo demás permanece.
Hablemos de la vida y también de la muerte, que es parte de lo mismo.
Hablemos de cómo cuidarse a uno mismo para aprender a cuidar a los demás.

Hablemos de hacernos cargo, de poner las cartas sobre las mesas, de sacarse la careta y hablar de frente sin excusas, sin mentiras…sin complicidades inútiles.
¿Por qué separar lo indivisible?
Hablemos de la raza humana, no de hombres y mujeres.
Hablemos de la paz y la guerra, dos caras de la misma moneda, que gira en un circulo vicioso que en algunos momentos parece no tener fin.

Hablemos de matar para sobrevivir, y de sobrevivir para matar.
Hablemos cara a cara, que el aliento del otro nos palpe la piel, que las lágrimas no sean ajenas ni lejanas, que la energía de un extraño, sea nuestra energía. Porque nadie es ajeno ni extraño a este Universo.
Hablemos de que tenemos totalmente comprobado que todo vuelve, que La Ley del Karma funciona a la perfección y de que debemos tomar conciencia de todos nuestros actos.
¿Por qué separar lo indivisible?
Hablemos de nuestra infancia, de nuestros traumas reeditados hoy, ahora, en este mismo párrafo que reprimo lo mismo que intento escribir.
Hablemos sin pelos en la lengua, con un abrazo en el medio tal vez, y con la mirada clavada en la pupila del otro, que no es más que otro igual a mi.
Hablemos de la inmensidad del Mar y de todos aquellos misterios que no comprendemos porque somos finitos e ignorantes.
Hablemos de la infinitud del Universo, de sus grandes masas de gases helados, del titilar de las estrellas y de que no somos absolutamente nada más que un punto perdido en medio de un espacio que no tiene principio ni fin. Nosotros también somos polvo estelar.
¿Por qué separar lo indivisible?
Hablemos de cómo nos duele el hambre de los más pequeños, de cómo nos hunde la injusticia su daga oxidada en el medio del pecho, de cuan inútiles nos sentimos ante tanta pobreza material y espiritual en el mundo.
Hablemos de que la vida es también hermosa, de cómo disfrutar el día a día y como aprender a valorar cada instante, de verdad sin que todo quede en palabras bonitas.
Hablemos parados o sentados, pero hablemos con las manos en la Tierra y las raíces en el Cielo.
Hablemos de lo mal que esta todo, del olor a podrido insoportable y de que carajo podemos hacer todos juntos para perfumar el aire y regar el mundo de colores.
Hablemos del futuro, de lo que queremos dejarle a nuestros hijos, de cómo esta el mundo y de que de nada sirve rendirse. La misma energía que usamos en quejarnos y bajar los brazos, la usamos para sanar al mundo y así sanarnos también a nosotros y a todas las razas que llegaran a la Tierra.
¿Por qué separar lo indivisible?
Hablemos de que muchas veces, queremos mandar todo a la mierda y refugiarnos en un lugar lejano, donde no haya personas, ni problemas, ni nubes tan grises. De eso, también hablemos, porque es necesario.
Hablemos de los amigos, de las manos salvadoras, de los Ángeles en la Tierra y de las personas mágicas.
Hablemos de las vueltas de la vida, de las sorpresas que el Sol nos depara, de la montaña rusa en la que estamos inmersos cotidianamente.
Hablemos de los ciclos, de las etapas que se entrelazan como eslabones perfectamente diseñados por el Plan Cósmico, y aun nos sorprenden.
Hablemos del destino y de la impotencia que a veces nos produce sentir que no somos dueños de nuestros caminos y elecciones y que hay algunas pequeñas cosas, que no podemos cambiar.
Hablemos de los sueños, de todos nuestros ideales y pasiones. Y luchemos juntos por todo eso.
Hablemos de que es posible un mundo diferente, un aire distinto y un agua más pura.
Hablemos de la transparencia en los ojos del anciano que es la misma que la de los ojos del más pequeño.
¿Por qué separar lo indivisible?
Hablemos de que todo confluye en un círculo infinito y tan perfecto que parece una ilusión.
Hablemos de que todo lo que termina, vuelve a empezar, de lo que muere y renace, reencarna, vuelve y se va. De que la vida es una rueda, como el mundo, redonda y volátil, y que siempre que caminas llegas al mismo lugar para volver a empezar. Como dice Galeano, para eso sirve la Utopía, para caminar.
Hablemos pero hablemos ahora, en voz alta y gritemos si es necesario.
Dejemos de mirarnos y entendernos sin comprender nada. Dejemos de sentir lo mismo adentro y no decirlo. Dejemos de ser ollas a presión que estallan absurdamente.
Hablemos acá, ahora mismo, susurremos y contagiémonos unos a otros de esta comunicación universal que hace tiempo nos debemos, hablemos y hagamos sonar los despertadores de todos nuestros hermanos.
H A B L E M O S
que el tiempo no para, aunque no exista.

N.P.S
10/03/09

Del Mar, La Lucila

Una infancia espumosa
y una adultez inminente.

Hoy me siento en un banco nuevo de una plaza vieja que me vio crecer. Acá todo parece secretamente inamovible, misteriosamente intransmutable. Mi propio padre me ha heredado, por sangre y por espíritu, esta arena y esta pasión irracional por un lugar perdido en el Mar. Y yo, siempre, lo ame como él.
Ahora mas aun…ahora que soy lo que soy y sobre todo ahora; que soy quien soy.
Observo nostálgicamente a los niños en las hamacas y oigo sus inocentes risas. Me veo entonces bajando de toboganes, inquieta, con la misma timidez que siempre me caracterizo. La plaza de La Lucila, mi plaza. La arena sigue igual con los mismos pequeños caracoles de siempre, que se te enredan en los pies.
Los árboles son muchos, más viejos, más altos, pero muchos al fin. Ceferino no es el mismo de antes, pero es Ceferino. Las luces redondas de la plaza alumbran las Almas de cada pasajero que llega a la Terminal, justo enfrente de la plaza, justo enfrente de mi casa.

Las calles ahora están asfaltadas, pero no contaminadas como el cemento urbano. El silencio y la tranquilidad permanecen eternos, y cada tarde escucho las campanadas de la iglesia de enfrente que anuncian que el tiempo no para (aunque no exista, ellos creen que si).
Acá la vida es diferente, e incluso la muerte también lo es. Mientras me desarmo entre los párrafos de Ernesto escucho los mismos pájaros de siempre, los que acunaban mis tardes cuando usaba chupete.
Cuando el chirrido de las hamacas cesa y los árboles dejan de respirar, lo escucho a el. Es mi hogar quien me habla y entonces, mi corazón palpita. Oigo suavemente su vaivén salado y casi por instinto camino hacia el. Llego al muelle por Rebagliatti, cada paso me es familiar. El muelle sigue de pie, albergando pescadores, espuma y sueños. Algunas cosas cambian, pero son detalles imperceptibles frente a la inmensidad del Mar.
Con un pie en la arena y otro en el cielo, soy un manojo de recuerdos.
Me acuerdo de mi pala roja con un pez adentro, mi balde verde y mi rastrillo. Siempre fui demasiado propensa a armar castillos de arena, aunque después el Mar subiese y me los desmoronara. Eso me enseño la vida, que siempre hay que construir aunque un viento fuerte arrase con todo, aunque el agua te llegue al cuello.
Hay que construir igual.
Hay que mirar para arriba y salvarse.
Por un segundo le doy la espalda al Mar, subo los medanos y dejo, por un rato nomas, la playa lejana.
Llego al centro ¡No puedo creer que despelote y las brujas sigan existiendo! Están ahí desde que tengo conciencia, o memoria o lo que sea que me hace recordarlos. Incluso en la vieja capilla esta noche toca “Doble Chance” la última vez que los vi era una adolescente enamorada y tenia dieciséis años.
Parece que el tiempo se ha detenido en este lugar utópico…¿habrá?
Giro y vuelvo al Mar, escucho su fiereza enjaulada y no puedo resistir, nunca puedo. Me fusiono con su locura, con su armonía y con su profunda enormidad. Me siento en la arena y lo observo, y la espuma se llena de preguntas. Mis pies ya no son tan pequeños, las huellas son mas profundas, la mirada es mas añeja
¡Como pasan los años, Oh Mar! ¡Si pudiera abarcar un tercio de tu inmensidad!
Me paro y camino hasta tú borde, Mar. Hoy estas salvaje y gris, me pregunto cual de todas las injusticias de este mundo te habrá indignado. Me dejo despeinar, sumisamente, por tu aire tormentoso y tu aroma salado.
Me hundo en mi misma y miles de fantasmas me rozan la piel.
Eh crecido Mar, he cambiado y soy igual.
Siempre este lugar ha sido especial para mí. Un oasis en el desierto, un recorte de emociones, una luna de recuerdos. La unión del bosque y del Mar y la compañía volátil de tu aroma. Cuando me marcho de acá, siempre me siento más grande. Definitivamente este sitio transmuta mi energía y me enfrenta en cada esquina con la imagen de mi infancia. Ahora que mi adolescencia ya casi acaba, con fecha de vencimiento, en una semana exacta. Ahora que piso la adultez y tengo miedo y ganas también de ir a jugar en la misma calesita que hace años acuno mis sueños.
Uno nunca termina de crecer si lo que late siempre es joven, y menos aun si el universo es tan infinito y helado.

Miro mis pies y me desbordo, intentando inútilmente pisar mi propia vida, para que no se me vuele.
Me pongo la nariz, camino de frente y miro hacia arriba. Su ropa me acompaña, estoy habitada por ella.
La vida siempre se encarga de procurarme algunas respuestas y siempre el doble de preguntas.
Quizá el mar me responda o tal vez mi altura no alcance. A lo mejor me encuentre sentada en el mismo árbol donde soñé hace 20 años, que hoy iba a estar acá, escribiendo esto y siendo esto. Le sonrió a mis manos y abrazo el infinito. Estoy donde quiero estar.

N.P.S
23-02-09

En La Lucila del Mar

Extrañote

La extrañas…no? – Pregunto él.
Suspire y mire para adentro.
Exhale desde mi Alma el perfume de las rosas y pensé: mj, si la extraño...afirmando con un leve movimiento.
La extraño cuando me voy a acostar y sobre todo cuando me levanto y no entiendo mucho nada.
La extraño cuando canto en mi cuarto “Luna de Cristal” y mi voz se pierde sin eco.
La extraño cuando veo Patch Adams y lloro sola, sin Mandarina a mi lado.
La extraño en los detalles de la magia cotidiana, a cada instante, en cada paso.
La extraño cuando me caigo y no están sus palabras multicolores y su Alma esperanzada para levantarme.
La extraño cuando veo mis tímidas antorchas solas y me doy cuenta que le faltan sus dos tímidas compañeras de fuego.
La extraño cuando miro los corales de la lealtad que nos regalamos hace tanto tiempo y comprendo todo.
La extraño cuando tengo miedo y me acuerdo de los suyos.
La extraño cada vez que suena el teléfono y me doy cuenta que no es ella.
La extraño cuando como papas fritas con mayonesa y me sobra un poco.
La extraño cuando tomo mate y nadie me insiste en que haga más.
La extraño cuando veo algo fucsia y lila y nos encuentro a las dos fusionadas.
La extraño cada segundo que existo y necesito contarle todo.
La extraño cuando me conecto y no titila su ventana con caritas felices, nick profundos y letra fucsia.
La extraño cuando escucho la canción de Faivel “somos un dúo, que dúo” y siento que la mitad de mi Alma se fue y que no habrá más dúo posible para mí.
La extraño cada noche cuando estoy conmigo misma y un millón de ideas y sensaciones recorren mi ser.
La extraño cuando pienso en mi futuro, en nuestros proyectos de irnos a vivir juntas, de cambiar el mundo, de salvar a los locos, de cantarle a la vida. La extraño en la esencia de la misión que compartíamos.
La extraño cuando las mariposas vuelan, cuando veo el arcoiris y cuando sonrió.
La extraño cuando me acuesto y miro a la cama de abajo y no esta. Esa cama que era “su cama”, donde pasamos infinitas noches de confesiones, de risas, de recuerdos.
La extraño cuando veo Amelie y la encuentro en todas partes.
La extraño cuando sueño demasiado y me siento sola.
La extraño apenas piso Maipú.
La extraño porque ya nadie me grita “bruja bruja eres bruja” y me siento una bruja solitaria.
La extraño en la simpleza de sus palabras, en la sabiduría de sus consejos.
La extraño en su ternura, en su infinita bondad y en la compasión que sentía por cada ser.
La extraño las tardes de sol, cuando escucho “men”, cuando pienso en la vida, en toda mi vida, en nuestra vida. En todo lo que juntas construimos antes, ahora y después.
La extraño cuando comprendo que nadie empatiza tan profundamente conmigo, cuando pienso que la sangre no me dio hermanos, pero la Magia, si.
La extraño cuando pienso en Frodo y Sam y me doy cuenta que todo tenia un gran sentido.
La extraño cuando necesito un abrazo lleno de endorfinas y Mandarina no llega con su voz de cotonete.
La extraño cuando me pongo a organizar mi fiesta de cumpleaños y no tengo sus ideas, sus colores, sus saltos y su persistente alegría ayudándome en cada detalle.
La extraño cuando pienso en todo eso que pensábamos juntas, en las largas horas de análisis jugando a ser psicólogas.
La extraño cuando necesito que alguien me conozca lo suficiente para no tener que hablar.
La extraño cuando pongo el cd de “La manzana cromática” y me cebo sola, y apago el cd.
La extraño cuando miro mucho la luna y pienso que esta ahí sentadita.
La extraño cuando escucho reggaeton y la veo bailando con su vestido violeta y los puños cerrados.
La extraño cuando quiero salvar el mundo, porque ella siempre compartió esa causa.
La extraño cuando lloro, porque era la primera en abrazarme aunque este lejos.
La extraño cuando tomo melón con speed y nadie dice “Es Dios hecho melón”.
La extraño cuando leo a Benedetti y aplaudo a Peña.
La extraño cuando recibo la cuenta del teléfono y veo que es tan baja.
La extraño cada vez que veo un hada, un duende, una nariz.
La extraño cuando como almohadoncitos de avena y cuando hace frío.
La extraño cuando me cebo por algo y quiero contarle mil cosas porque mi felicidad siempre fue la de ella.
La extraño cuando veo a Huguito, a los colifatos y a ese jardín del Borda que pisamos juntas siendo aun, dos niñas inexpertas. Nadie mas que ella podía entenderlo.
La extraño cuando veo en Manuel sus ojos, su energía, su alegría.
La extraño cuando veo en Caetano la paz y la inmensa pequeñez, que ambos compartían.
La extraño cuando me refugio en mi mundo, en ese mundo que ella siempre comprendió tanto. Y habito.
La extraño cuando estoy triste y no tengo sus grandes pestañas enfrente conteniéndome en silencio.
La extraño cuando veo un 60 por Cabildo y me acuerdo de cada noche compartida.
La extraño cuando camino por Belgrano y un flashback de recuerdos y momentos me aturde desde adentro y me deja sin aliento.
La extraño cuando Coluchi sale a escena y me desarmo de ternura sola, porque nadie lo conoce.
La extraño cuando paso por Burger y me acuerdo que a veces decidíamos comer comida chatarra.
La extraño infinitamente cuando Linda sale al escenario y no tengo quien grite conmigo.
La extraño cuando me acuerdo de algunas cosas que solamente ella y yo sabíamos.
La extraño cuando paso por la plaza de Juramento y nos veo sentaditas en el pasto mirando el cielo.
La extraño cuando pienso que fue mi compañera eterna de locura, mi confidente, mi amiga, mi hermana, mi siamesa, mi Maestra, mi par o como me dijo alguna vez: un alma en dos cuerpos.
La extraño cuando día a día me levanto e intento seguir de pie, honrándola en vida y llevando a la acción todo lo que ella me enseño.
Por que si estoy entera, es por vos.
Por que fui una de tus alumnas más directas, amiga y tus enseñanzas son el mejor regalo que pudiste haberme dejado, un legado inigualable que me llena de energía para poder seguir acá abajo.
Es un tesoro, un mapa hacia el nunca jamás, un mensaje divino.
Nunca me alcanzaría la vida para agradecerte tanto. No hay en esta tierra otro ser como vos, no existe en ninguna vida otra siamesa que no seas vos, siempre fuiste, sos y serás “todo eso” aunque cambie el envase.
Espero que te hayas ido sabiendo lo que significaste y significas para mí. Me trae mucha paz saber que diariamente te decía cuanto te amaba y saber que siempre pudimos expresarnos desde adentro y sin velos.
¡Y a lo mejor mi globo ya llego a tu hogar! Yo creo que si.
A ese lugar al que todos iremos y volveremos a trazar el plan para bajar una vez más y seguir aprendiendo, o compartiendo, juntas.
Porque siempre me dijiste que nunca iba a estar sola y que vos me ibas a acompañar en la primera fila de combate, abriendo trincheras para protegernos, mi guerrillera.
Y hoy desde acá abajo, día a día, sigo viviendo por mi, por vos y porque la vida vale la pena.


“…siempre voy a estar orgullosa y feliz de tenerte conmigo porque sos un tesoro de persona al que vale la pena tener cerca, porque gentecita como vos, tan hermosa y necesaria, se encuentra una vez en la vida, y no Nadi, no voy a perderte. Te amo con locura”

*Angita*


Te extraño hasta cuando respiro, men.


N.P.S
09-02-09

Eso

Las artes del destino que tejen hilos invisibles que unen almas hermanas que viven la vida a través de la muerte y alejan la muerte a través de la vida.
Las miles de galaxias, la infinitud de planetas, sentirse una hormiga, ser uno más.
La inspiración espontánea, las letras que sangran, los dedos que escriben.
La inmensidad del Cosmos, la grandeza del espacio, el frío y el silencio de la oscuridad eterna y unas alas para llegar bien alto.
Las miradas que se abrazan y se fusionan, las espaldas que se chocan y se desintegran, el mundo dentro de los ojos de algunos mortales y extrañar hasta quebrarte los brazos.
La vibración de un universo infinito que nunca llegaremos a conocer, el sentimiento de unidad con el todo, el todo con uno.
Las mariposas en la panza, los colores del arco iris y el sol iluminando las sonrisas.
Los amigos que se van, los amigos que llegan, los amigos que nunca estuvieron.
Una constelación de despedidas, el olor a humedad, el encierro del corazón, una jaula en la garganta y un Alma que me guía a la distancia.
El brillo en los ojos de los recién nacidos, las largas cabelleras y las camisas viejas.
La sangre oxidada, los encuentros fugaces, la eternidad contenida en una lágrima y la muerte clavándonos sus tacos en la espalda.
El destino siempre es tan perfecto que da pánico.
Los ciclos multicolores, las etapas incoloras, las personas que se destiñen y aquellos que te abrazan fuerte muy fuerte y te hacen vibrar el Alma.
Las manifestaciones de la creación y la muerte, la misma flor.
Las pinturas anacrónicas, las miradas fluo y un paisaje que nunca existió.
Las vueltas de la vida, lo que nunca se espera, lo que siempre se va.
Lo indivisible, lo impalpable para mirar a la vida de frente.
Pararse y mirarla, enfrentarla y hacerle entender que somos nosotros los que movemos las piezas ¡Que tenemos que ser nosotros!
No dar la espalda, no cerrar el puño, no perder la mirada.
Respirar profundo, ponerse de pie y ser.
…después de todo el secreto es mirar hacia arriba.

N.P.S
16-02-09

* La última frase corresponde a Mario Benedetti.

Shivas Manas Pujas

Hundir mis pies en la tierra húmeda.
Sumergir mis manos en el agua cristalina, en los archivos cristalinos de la existencia.
Expandir mi mente en la conciencia cristica.
Rodearme de cristales de cuarzo transparentes y amatistas brillantes.
Sentir en el Alma una brisa de algún antepasado cercano.




Mis hermanas me llaman, me toman de las manos, bailan en círculo.
Mis ancestros me envían rayos de luz con mensajes misteriosos.
Mi compañera eterna me guía desde arriba con su sabiduría infinita.
Mi corazón late más fuerte cuando mi Alma viaja sin tiempo ni espacios.
Cuando retrocedo, cuando vuelvo, cuando voy y vengo de lugares, de aromas, de brisas, de personas que no conozco y amo.
Todas las vidas se entremezclan y comienza a tejerse en mi ser un arco iris multicolor.
De enseñanzas, de épocas, de diferentes vértices de este universo.
Accesos de conciencia superior, pequeñas hadas me susurran cosas y el mismo olor a flores frescas de aquel día anuncian la llegada de lo sagrado, de lo bendito.




La reconexión con la naturaleza, con el centro del planeta Tierra, con Gaia, con la energía azul, con la pachamama, con las sacerdotisas, con la luna, con el antes y el después, el tiempo sagrado de la muerte transfigurada.
Se oyen risas de niños y en la tierra pequeñas huellas marcan el camino.
Mi Alma en comunión, mi mente en equilibrio, mis palmas hacia arriba.
Lo material se diluye, los problemas se desarman y el mundo deja de ser mundo.
Logro ver a las personas sin el envase que traen en esta vida. Las veo de manera voluble, algunos más brillantes que otros, sin cuerpo, sin manos, sin ojos más que los ojos del Alma. Es casi inimaginable.
Una esfera de luz flota en el medio de una masa de agua amorfa, violeta y brillante.
Pequeños destellos vuelan alrededor y las estrellas titilan como nunca.
Es la energía del Cosmos, sin espacio, sin tiempo.
Es la fusión y la condensación de los seres vivos de todos los tiempos de la humanidad.
Somos todos en uno, porque todos somos uno.
Y uno, somos todos.

N.P.S
27/01/09

Mi fiel reflejo



Antepasados y futuros latentes, si ella me lo permite…claro. Si mi propio plan conciente me lo permite.
El hogar que siempre soñé. Una casa de colores pastel, de fondo las Sierras Chicas de Córdoba y la energía de la creación, toda. Un jardín rodeado de cactus mi planta preferida, la mas fuerte y hermosa para tener siempre presente que la vida siempre tiene espinas. Otras plantas decoraran mi jardín, lavandas lilas, pensamientos violetas y malvones fucsias. En las ventanas rudas e inciensos serán mi paisaje. Las margaritas con su blanca pureza, me recordaran la presencia de Dios, al cual a veces olvido. En el fondo de mi hogar, tendré mi huerta ¡Por fin la tendré! Orégano, romero, menta y peperina serán algunas de ellas, y también tendré un molino.
La sombra en mi paraíso será brindada por árboles que me darán frutos; peras, mandarinas, ciruelas…la farmacia de Dios en mi jardín. Mi sueño echo realidad…
Muchos animales serán mis compañeros y un gallo el despertador natural que anunciara la llegada de un día más en la tierra. Tendré una pequeña granja con gallinas, patos, gansos y algunos fieles caballos que me ayudaran a galopar, mostrándome la senda más salvaje y natural. En la entrada construiré una fuente de cuarzo para que los duendes y las hadas vengan a visitarme. Un arroyo cruzara el jardín, para que los peces naden, los patos se sumerjan y la vida nunca se estanque. Tendré una gata negra, será mi preferida y se llamara Sur, en honor a ella. Viviere rodeada de gatos, grandes, pequeños y medianos. Sobre todo, blancos y negros y alguno gris para no olvidar que siempre la vida tiene matices. El pasto verde y fresco será mi tierra, el suelo donde cosecho mis anhelos y mis pasiones. Me nutriré solo de alimentos nativos que la naturaleza me ofrecerá noblemente. Amasare con las manos, el tiempo y la paciencia, cultivando la paz y la armonía. En los alrededores de mi hogar siempre habrá aromas dulces, añejos y acogedores. No habrá rejas, ni cerco, ni tranqueras. Nada que impida la entrada, nada que limite el paso. Las puertas estarán literalmente abiertas de par en par para todo aquel mortal que quiera conocer mi posada.
Siempre me acompañara la música clásica y sus grandes exponentes. Tendré debajo de la ventana un piano blanco por si algún día me animo a tocarlo. Por las mañanas saldré a saludar y agradecer al Sol, llevare mi mate, mis hierbas y mis libros. Posare las canas en alguna cama paraguaya, silla colgante o piedra y me perderé…encontrándome en cada hoja, en cada párrafo, porque algunas costumbres nunca cambian.
Pensare en mi juventud, en mi vida toda y en la proyección que solía hacer de mi misma cuando apenas rondaba los quince o veinte años. La recordare a mi hermana en cada mañana y me dejare los cabellos largos y blancos, como ambas íbamos a hacer juntas. Yo lo haré por las dos. Para ese entonces ella será Hada y vendrá a visitarme en cada atardecer. Mojara sus alas en mi fuente y marchara, para regresar una y otra vez.
Mis joyas serán solo cuarzos y piedras, mi ropa algunos vestidos de bambula coloridos y tal vez algún que otro pañuelo añejo que decore mis canas.
Algunos pensaran queme he alejado del mundo, pero ellos no comprenderán. Por el contrario, me acercare mas que nunca a el. Me fusionare con el todo, con el latir del Magma, con el Alma del bosque, con el titilar de las estrellas, con el agua que fluye. Me reconectare con el antes y el después. Con el tiempo transfigurado.
Cerrare los ciclos, completare las partes y no me sentare a esperarla ¡Que me sorprenda con sus labios fríos y sus pálidas manos! No podré resistirme a su belleza…no. Y entonces, pereceré.
Seré una con la tierra, una con el cosmos, la unidad divina e infinita.
Por fin, seré una conmigo misma.


N.P.S
16-01-09


Villa General Belgrano – Córdoba