No es igual cantar sola.
No tiene la misma fuerza, ni el mismo sentido. La identidad tiene matriz grupal siempre. “todas las voces todas, todas las manos todas”. Es el nuestro un canto a la vida, a la esperanza, a la resistencia de un mundo mecanizado y frío. Un canto arcaico que hunde sus raíces en los pueblos originarios que tanto nos han dejado. Que se empapa también de viejos tangos, nostálgicos y erráticos Porque cantamos para no olvidar, para defender lo suyo, que es propio, porque todos somos hermanos latinoamericanos, descendientes de europeos al fin. Estos días, como nunca, mis pulmones reclaman pueblo. Anhelan poder unirse a todos aquellas voces hermanas y poder expresar lo que ha sido acallado, destruido, torturado. Allá y acá, cinco siglos atrás y ahora…a la vuelta de la esquina.
…libera tu esperanza, con un grito en la voz.
N.P.S
17/02/10
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