Me sumerjo, descalza,
desnuda
en aguas desconocidas,
vírgenes.
Cierro los ojos
y percibo el mundo,
siento en cada poro de mi piel
la existencia de Dios.
Lloro, a carcajadas,
río con lágrimas,
se me enredan los pies
con el corazón.
Abro, expando
extiendo
ahogo todo,
y me entrego.
Soy tan frágil
que floto
Soy tan fuerte
que me hundo.
Gracias, Listz.
N.P.S
12-04-2014