28 de mayo de 2013

Reencuentro


Hoy volví al lugar del que nunca me fui. Es como un retorno al hogar.
A pesar de que han pasado años y de que el espacio físico es otro, y otras las almas que lo habitan, él esta ahí. Su energía circula, dulce, sabia y cálida, produciendo esa sensación  acogedora de estar donde tengo que estar. Volver a entregarme a la meditación fue un placer, vaciarme de pensamientos para poder dar espacio a la luz, es extraordinario. Retome el arte de no hacer nada” que suena tan simple y resulta tan complejo, es una práctica que requiere voluntad y sobre todo entrega. Por fin di el paso y me anime a reencontrarme conmigo misma, después de parir y de haberme parido, después de haber atravesado las profundidades más tenues, me anime.
Y tuve el privilegio de recibir una señal de bienvenida asombrosa, una complicidad única que fue mimo, como dijo ella, que me hizo sentir bendita.

En profunda gratitud,
Nadia


26 de mayo de 2013 




27 de mayo de 2013

Nehuén

La mitad parte del cuerpo de Nehuén son sus ojos,
enormes, profundos y abiertos.
Sensibles al mundo, interno y externo,
redondos como la luna cuando esta llena.
El aprende con su mirada, curiosa, paciente
absorbe novedades y enamora a los mortales.

Un cuarto del cuerpo de Nehuén es su cabeza,
allí vuelan mariposas y pensamientos asombrosos
donde se confunde la luna con la boca y con la teta
y la teta con la vida y la tierra.

Un quinto del cuerpo de Nehuén son sus pies,
redondos y rebosantes, como de porcelana.
Pies llenos de barros, libres, descalzos
que dejan huellas profundas donde quiera que él pise.

Un sexto del cuerpo de Nehuén son sus manos,
pequeñas exploradoras de este mundo de plastilina,
manos que amasan la tierra, la teta y el mundo,
que para él esta recién pintado...

Un décimo del cuerpo de Nehuén es su boca,
que amplia y perfecta brilla en rojos matices,
regalando besos donde quiera que vaya.
Esa boca que inmensa exclamo el primer grito de vida
luego de traspasar de su madre a este mundo.

Todo el cuerpo de Nehuén es su preciosa sonrisa
dulce, cómplice, conquistadora.
Una sonrisa empática, picara
que conmueve la existencia, toda mía...


Mamá

Mayo 2013


23 de mayo de 2013

El desafío de afrontar las críticas a la crianza



Opinologos al por mayor

Convengamos que conservar la salud mental, lo más íntegramente posible, en pleno puerperio es todo un desafío. Este periodo, que abarca los primeros dos años de vida con sus múltiples etapas, es un momento vital en la vida de toda mujer. Es un antes y un después en nuestra historia personal, para siempre. Nos encontramos inmersas en un mar convulsionado por múltiples emociones y sensaciones desencontradas, somos un coctel misterioso, el nacimiento de un hijo nos atraviesa desde los pies hasta el Alma cambiando para siempre nuestras vidas. Nuestro rol social, familiar y femenino ya no es el mismo, nuestro eje cambia de lugar radicalmente y todo se transforma a cada momento. Los hijos llegan para revolucionar nuestro interior y si bien el camino de aprendizaje es arduo, para quien quiera zambullirse en aquel mar interior y aprovechar el proceso para sanar y conocerse de una forma única, vale la pena entregarse. Pocas etapas o procesos en la vida ofrecen un viaje tan profundo.
Al principio un mundo nuevo y desconocido parece absorbernos sin piedad ni pausas, reina el caos, los días y las noches son lo mismo, los ritmos de desequilibran y hasta nuestros cuerpos parecen no pertenecernos. La demanda constante del recién nacido, con el que aún estamos en plena etapa de conocimiento mutuo, no cesa. A todo esto se suma el estallido hormonal más grande de toda nuestra vida, lo cual no es poca cosa. Por eso considero fundamental ahorrar la mayor energía posible por nosotras y por nuestras crías y permanecer, dentro del caos, lo más estables que podamos evitando lo evitable e innecesario.
Sucede que en medio de todo esto, la familia de una, la del marido, los vecinos, los pediatras, la gente en los colectivos, en la calle, en la plaza y en todas partes dan opiniones sin que uno las pida ¡todos son expertos opinologos de crianza! El problema llega cuando la crítica nos influye, nos comienza a molestar y generar una energía densa,  nos siembra la duda, el miedo, cuando hacen titubear nuestras certezas. Así progresivamente todo ese ruido externo nos confunde y va acallando la sabia voz interior de nuestro instinto que es la más noble y segura, la única que esta conectada con el bebé de una manera tan profunda.  Es decir, ningún libro, ningún pediatra, ni nadie en este mundo conoce más a ese bebé que quien lo gesto nueve meses dentro de su propio cuerpo, sin embargo aunque esto resulte tan “obvio” o natural, lamentablemente en las sociedades de hoy muchas madres no llegan a empoderarse y escuchar el latido interno que es la única guía infalible que sabrá decodificar siempre las necesidades de su bebé.
Siempre vamos a confundirnos porque somos humanos, errores tenemos todas y todos, nadie nace sabiendo ser padre ni hay una sola forma de serlo y es gracias a estos que aprendemos y crecemos, es decir que son tan fundamentales y necesarios como los aciertos. Los errores son oportunidades hacia el cambio, son aprendizaje en acción, gracias a los errores es que buscamos alternativas y descubrimos lo que ni siquiera habíamos imaginado. Estaría bueno que la gente pudiera entender eso para respetar lo que cada familia elige hacer con la crianza de sus niños. Y aclaro esto porque mucha gente se excusa en la crítica de querer ayudar para que “no cometas un error” y realmente el error es tan humano como ancestral y además, es parte del camino.

Las criticas como una forma de violencia encubierta
Hay diferentes formas de agredir por medio de la crítica. Muchas veces la gente se pone agresiva o se irrita ante la crianza ajena, por problemas personales de su propia historia con sus padres o de la crianza que le brindo a sus hijos, es decir que proyectan de alguna forma sobre nosotras, que estamos puérperas y sensibles todo eso que vivieron en carne propia. Por defensa personal, las madres dicen cosas hirientes o que impactan en un lugar muy sensible. No miden sus palabras porque el problema está en ellas y lo sacan de la forma que pueden sin tomar consideración por la madre real en el aquí y ahora que tienen enfrente acunando a un bebé. También hay personas a las que les cuesta asumir que su hija ahora además es madre, que ya no es una nena, que ahora el niño es el que llora y mide pocos centímetros. Cuando llega un bebé todos los roles del entorno se modifican y hay un tiempo adaptativo para cada miembro de la familia o el entorno, cada uno tiene los suyos y esas diferencias a veces produce conflictos difíciles de sostener. Incluso hay personas que por rellenar silencios dicen cosas ridículas, que pueden hacernos sentir culpables o lastimarnos, porque simplemente no saben que decir y parece que cuando llega un bebé, hay que decir algo como si el silencio incomodara o fuera algo muy primaria que nos retrotrae a estados sutiles. Es difícil que alguien lo observa y disfrute en silencio o con distancia, el como si el bebé fuera algo “sagrado” que hay que tocar, mecer, revolear y sobre lo que hay que opinar sea como sea. Generalmente las que se han convertido en abuelas, así como muchas personas mayores en la vía pública, sienten cierto poder porque ya lo vivieron y entonces opinan desde ese supuesto saber que la experiencia les dio sin tomar en cuenta que los tiempos cambian y que además, cada ser humano es libre de decidir y tomar responsabilidad sobre sus elecciones y que no haga lo que ellas hicieron no quiere decir que lo haga mal.
Aun así, considero que son pocos los comentarios en donde realmente hay maldad, envidia o celos, es decir mala intención. Por eso me parece importante tener en cuenta estos tips y tomar distancia, detectar que el ataque en general no es contra una ni contra el bebé, sino contra ellos mismos, sus propios miedos, inseguridades y culpas. De esta forma tomamos otra posición al respecto y podemos responder quizá desde otro lugar sin sentirnos tan invadidas o irritadas. Porque lo cierto es que una se vuelve una loba cuando se trata de defender a nuestra cría o nuestras convicciones de crianza.
Si, sé por experiencia personal que en general la paciencia se agota: estamos sensibles, vulnerables, cansadas, con pocas horas de sueño, con un bebé que llora, nos ha cambiado el cuerpo y la vida por completo, el bebé demanda nuestra integra presencia todo el día y también, toda la noche. Es natural que una espere que la escuchen o que la acompañen desde un lugar respetuoso, no que señalen y juzguen continuamente lo que hacemos o dejamos de hacer, no que nos ordenen a veces de formas poco saludables lo que tenemos que hacer contándonos las trágicas consecuencias de nuestros actos si no seguimos sus mandatos, marcando errores e insinuando que no lo hicimos como nos dijeron, el típico “yo te dije”. Y lo más curioso es que esto no sucede solo entre nuestros entornos familiares, sino que se extiende a la sociedad en si porque los comentarios más irrespetuosos y agresivos son de la gente que camina en la calle, que aguarda en las colas o que se sienta a nuestro lado en los colectivos. Y este tipo de violencia no es solo verbal, porque muchas veces invade y molesta más una mirada o un gesto de desaprobación lo cual en medio del puerperio puede pesar más que en cualquier otra etapa de nuestras vidas. Aún hay, lamentablemente, mucha falta de respeto  por la diada mamá-bebé, incluso en las colas para embarazadas o mamas con niños, en general no nos dan prioridad y hasta a veces en los transportes públicos se hacen los dormidos o desentendidos, es triste.
Por todo esto y mucho más comparto estos tips para poder afrontar de una manera sana esos momentos tan difíciles donde nos vemos inundadas de consejos, criticas, donde nos sentimos señaladas, juzgadas, donde nos mareamos de leer y escuchar tantas cosas diferentes y ya no sabemos que hacer en medio de tanto ruido, perdemos el sentido común y nos desconectamos de nuestra esencia, de la hembra que somos. Es importante no perder el foco, la conexión con nuestro interior y la conexión con nuestra cría, nuestro bebé es quien marca el pulso realmente, porque cada mamá y cada bebé es único y además porque es nuestro derecho el estar en paz y que todos aprendan a respetar las decisiones que una toma como madre adulta; eso es lo que más les cuesta a los otros, entender que a este bebé lo cría una, el resto ya tuvo su momento y oportunidad para criar al suyo.
Como afrontar las críticas a la crianza de manera saludable:
·         Establecer límites desde un principio: En un primer momento cuando contamos la maravillosa noticia de nuestro embarazo el nivel de consejos no solicitados aumenta exponencialmente, pero lo cierto es que cuando el bebé llega la situación empeora y no cesa hasta los primeros años de vida. No exagero ni soy negativo, intento ser realista para que podamos establecer lo antes posibles dinámicas que nos protejan y que no expongan además, a nuestro bebé. El factor sorpresa no está nada bueno, la información siempre suma. Los límites claros y explícitos son necesarios y cuanto antes los establezcamos menos críticas vamos a recibir, el poder esta en una. Los limites verbales e inclusos físicos (no pasar al bebé de mano en mano, no dejar que lo revoleen, no dejar que le den alimentos si aún no come, etc.) esta en nosotras y si o si tenemos que ponerlos en práctica cuando nos convertimos en madres para que nos respeten.
·         Saber con quién compartir la información y la crianza: Esto lo aprendemos con el tiempo y la experiencia, ya que no es algo que podamos prever de antemano porque cada persona reacciona diferente ante la llegada de un bebé. Es indispensable saber a quién contarle ciertas cosas y a quien no, simplemente porque hay personas que no están preparadas para adquirir cierta información o no puede respetarla sin critica. Esta bueno ir teniendo en cuenta a quien decirle que cosas, no se puede sostener el mismo vínculo con todos, porque cada persona tiene un nivel de apertura –mente y corazón – diferente. Muchas veces pasa que personas que conocemos de toda la vida no pueden o no saben como acompañarnos desde un lugar respetuoso y otras personas más nuevas si están dispuestas a hacerlo. No hay que decirle a todo el mundo lo que hacemos ni pretender que entiendan, cada persona es diferente, por eso tomar este recaudo esta bueno.
·         Formar una red de sostén y-o una tribu de crianza: Considero fundamental, desde el embarazo si es posible, ir construyendo una red de sostén como pueden ser los grupos de crianza, donde sentirnos escuchadas y acompañadas en este proceso tan especial y complejo que es la maternidad. Criar en tribu es muy saludable, circula una energía muy revitalizadora y una siente que no es la única a la que le pasan las cosas, que hay otras historias similares, que hay muchas mamas que atraviesan lo mismo y que juntan podemos apoyarnos, informarnos, hacernos compañía, realizar juntas talleres y además poder compartir la crianza de nuestros niños desde un lugar tan profundo y ancestral. Nos encontramos con espejos continuamente y es muy enriquecedora la experiencia. Vivo esta práctica hace dos años y mi tribu es sagrada para mí, es un espacio de empatía y respeto, donde construimos libertad desde el amor más profundo; el amor por nuestras crías. Más aun, como fue mi caso, que fui la primera y única que se convirtió en mamá dentro de mi círculo más cercano y además soy madre soltera, con un padre que esta presente pero no es conviviente, ni es mi pareja, claro.  
·         Empoderarse: A partir de la información, sumada a la experiencia personal desde un lugar consiente, una puede tomar poder y hacerse responsable de cada uno de sus actos. Poder elegir desde la intuición y desde el corazón, esa es la verdadera libertad. Es decir, no hacer de forma automática lo que nos dice el obstetra, el pediatra, el libro, la suegra o la panadera por inercia, por miedo, por autodesvalorizarse y perder la confianza en nosotras mismas. Nadie puede saber más acerca de nuestro propio cachorro que nosotras mismas, nadie. Cuando una se empodera, la confianza se vuelve firme, la seguridad se hace presente y entonces todo comienza a cambiar, incluso podemos responder desde otro lugar porque al tener tan claro nuestro camino y nuestras certezas, no tenemos que defendernos tanto ya que nada hace tambalear esa armadura de amor que fuimos construyendo. Hace falta mucho trabajo interior para llegar a este estado, pero sé por experiencia personal que a través de la práctica y la voluntad se puede. Siempre hay retrocesos, claro, porque hay momentos en que estamos más sensibles o influenciables, también depende quien sea el emisor de la crítica. Hay personas que tienen más poder sobre nosotros que otras, es una realidad que no podemos negar pero empoderarse fortalece el vínculo con nosotras mismas, con nuestros bebés y con nuestro entorno.
·         Comentarios innecesarios que sobran: Nunca faltan los  comentarios negativos (este chico es un malcriado, es un mañoso, te tomo el tiempo, te manipula, es un caprichoso) los falsos profetas (si no le das chupete, no va a dejar nunca la teta; si no lo pasas a su cuarto no lo sacas más de la cama; si lo tenes a upa no vas a sacártelo más de encima) las opiniones no solicitadas (dejalo llorar que le hace bien; si lo tenes tanto a upa se va a malcriar o va a ser un maricon; ya podrías darle comida; mejor metelo en el corralito) y las que más nos irritan a todas las grandes faltas de respeto donde la ganadora es: ¿Todavía le das teta? o esas ridiculeces como que se vuelve dependiente si estamos muy disponibles, cuando sucede todo lo contrario. Estas y muchas otras frases son las que tenemos que soportar en todas partes durante, al menos, el primer año de nuestro hijo. Esta bueno tener algunas respuestas ya preparadas para responder sin dar mucho lugar al sermón, a continuación les comparto algunas.

Respuestas practicas a cuestionamientos ridículos:
·         Ante muchas de las situaciones que anteriormente enuncie, podemos responder con altura y tranquilidad, por ejemplo: agradezco tu opinión pero yo prefiero hacerlo de esta forma, gracias por tu colaboración pero prefiero hacerlo sola, a mí me parecen mejor otras maneras, me resulta más práctico de esta otra, etcétera. También esta bueno ser sincera e intentando apelar a la empatía responder: Hago lo que puedo; en general la gente tiende a tomar un poco de conciencia y distancia ante este tipo de respuestas y bajar el nivel de críticas.
·         Cuando ya sabemos que hay alguien que nos retruca las cosas o no las respeta, lo mejor es siempre decir “el pediatra me lo aconsejo” o “se lo mando el pediatra” eso para algunas personas es palabra santa, dejan de molestar automáticamente excusándose en que las cosas cambiaron ahora y que si el medico lo dijo, esta bien entonces. Sobre todo con temas de alimentación o medicina que tantos problemas traen.  Si el “dotor” lo dijo, será verdad (lamentablemente aun circula eso en nuestra sociedad)
·         A la gente le encanta preguntar como duerme, como come, como se porta, cuantas veces hace caca, si vomita, si se prendió bien a la teta, si llora y hasta si ronca. En un principio yo me irritaba mucho, la gran falta de tacto y sensibilidad hacia estragos en mí. No paraban de preguntar, de opinar, no tenia paz. Luego comencé a ser irónica, si me preguntaban si comía cuando cumplió los 6 meses les decía “si, almuerzo, merienda y cena, come 5 platos” algunos se reían u otros dejaban automáticamente de responder, depende el tono con que el que una responda. Esta bueno ser escueta, más allá de si es verdad o mentira la respuesta, hay que usar la imaginación y la inteligencia; acá van algunas respuestas rápidas:
¿Te duerme toda la noche? Si, es un angelito, 12 horas de corrido (aunque nos despierte cada 35 minutos a tomar teta y no peguemos un ojo) 
¿Se porta bien, es bueno el bebé? Todos los bebés son buenos, en principio y si se porta bárbaro (hay personas que creen que un bebé es un muñeco o una mascota, el niño es niño, juega, desacomoda, explora, desarma, eso es lo saludable y natural)
¿Por qué no usa chupete? No lo quiso o la pediatra me desaconsejo su uso.
¿Por qué no toma mamadera? Idem punto anterior.
¿Llora el bebito? (o más irritante aun ¿Te llora?): Si, como todos los bebes. Es su forma de comunicación. Y si insisten en este punto e inventan enfermedades y males extraños, o que llora por hambre entonces directamente respondemos que no llora. Fin de la conversación.
¿Todavía no va al jardín? Aún no está preparado para eso, los niños tienen capacidad de sociabilizar a partir de los dos años (en general preguntan esto en edades ridículas, lo cual es más irritante aun) y si no, anda a estudiar pedagogía y volve (y ahí te reis).
·         Un tema que escucho mucho en quien elegimos la crianza a partir del movimiento libre, es el de los pies al aire y el bebé en el piso el mayor tiempo posible. Se torna insoportable la crítica continua que victimiza a nuestro bebé con términos como“pobrecito”, “se va a enfermar” “el piso esta sucio-frio” y la mirada pesada que dice entredientes “que mala madre” sin tener noción de que detrás de los pies descalzos y el piso, hay toda una filosofía y que los beneficios son múltiples con muy buenos resultados. Como si fuera poco muchas veces tenemos que lidiar con la gente que por la calle los tapa con las mantas o te dicen de muy mala forma algo al respecto, sin siquiera pedir permiso para tocarlos y accionar sobre ellos. En este punto tenemos dos caminos, sentarlos a explicarles todo lo que sabemos al respecto si es alguien dispuesto a instruirse más allá de que esté de acuerdo o no con la decisión, o simplemente decir que es una decisión tomada y que no queremos volver a escuchar nada al respecto. Y en todo caso recurrimos al comodín que no falla: “lo indico el pediatra, ahora es así”.
·         La ansiedad es un síntoma que desde el embarazo nos acompaña, a nosotras como mamá y al entorno de una manera a veces, delirante. Mucha gente intenta acelerar los procesos haciéndonos preguntas que nos cargan de ansiedad, de preocupación y hasta en algunos casos, siembra el miedo y la duda. ¿Todavía no nació? ¿Cuándo lo bautizas? ¿Cuándo va a gatear? ¿Todavía no camina?, no aumento nada de peso che, ¿Cómo que no come?, no habla casi nada, ¿No dejo los pañales? ¿Cuándo empieza el jardín? Y una larga lista de etcétera. Y además se suma la comparación con sobrinos, vecinos y todo tipo de parentesco. Esta bueno no perder de foco que cada niño tiene su ritmo madurativo, tanto motriz como cognitivamente para que el miedo no nos agobie. Eso podemos responder ante este tipo de preguntas poco felices o simplemente afirmar que el pediatra nos dijo que todo andaba muy bien y pedir por favor que no se lo compare con nadie porque cada niño es único. Las comparaciones resultan muy tediosas y son una falta de respeto. Y además todo este tipo de preguntas confunden y preocupan a la madre sin ningún sentido.  
·         El tema de la medicina que elegimos para acompañar a nuestros niños, es otro gran tema. Somos interrogadas y cuestionadas desde el parto, si quisimos anestesia, sino, si parimos en casa o si no, después vienen las vacunas, la medicación, como atravesar las enfermedades y un sinfín de cuestiones. Como plus se suman los relatos de muertes, los peores partos, enfermedades espantosas y accidentes trágicos, realmente la gente no tiene tacto o será que un bebé mueve tantas cosas en el interior que no pueden callar tanto ruido. Cuando decidimos no atender a nuestros niños desde la medicina convencional, todo es más difícil aun. Las estructuras, costumbres y mitos son muy sólidos en la mayoría de las personas y complejos de transformar, por eso considero que lo mejor es mantener un perfil bajo y no alzar ninguna bandera, de esta forma nos ahorramos muchos comentarios que pueden ser realmente perjudiciales y traer conflictos grandes en las familias o entornos.  Recordar lo que relataba en otro punto, saber con quién contar y con quien no, no todo el mundo esta preparado para entender algunas decisiones y acompañarlas.
·         La alimentación es también un tema complejo que se presta a mucha crítica. En principio todo pasa por si la teta es a libre demanda o cada tres horas, si usa mamadera o no, que come la madre o deja de comer, después si el niño a los seis meses no está sentado tragando papillas parece ser un extraterrestre y esto sigue, se los aseguro. Para quienes elegimos una alimentación consiente y libre de cadáveres, la situación empeora. Le va a faltar vitamina, hierro, proteínas, nos vuelven locas como si quienes tomáramos estas decisiones no fuéramos conscientes de lo que hacemos, jamás expondríamos a nuestros niños sin estar seguras. Además, en general quienes elegimos alimentar así a nuestros niños somos vegetarianas o veganas hace años, sabemos lo que hacemos. Así es que inconsciente e irresponsable es quizá de lo más suave que encuentran para calificarnos, además de locas, claro. Sobre este tema cabe profundizar más en otro artículo porque es muy amplio. En base a mi experiencia, noto que la gente se va tranquilizando con el tiempo, cuando ven que atravesamos un buen embarazo o que el niño pese a no alimentarse de animales, por ejemplo esta nutrido y es sano. Es decir, los otros tienen que aprender a confiar en nosotros, porque a veces por más información que le brindemos de la mejor forma, no todos tienen la capacidad de realmente comprenderlo y es la practica quien hace que nuestras filosofías e ideales tomen forma por fin no dando espacio a los cuestionamientos. La burla siempre tiene lugar ante estas decisiones y a veces lo mejor es hacer oídos sordos ante palabras necias.

Conclusiones finales
Considero que con el pasar de los meses, nosotras vamos recuperándonos del parto, rearmándonos y acomodando nuestras rutinas, nos acostumbramos a las críticas en aumento buscando la forma de evadirlas o terminar con ellas de una vez. En definitiva vamos aprendiendo, de la mano de nuestro cachorro, a ser mamás. En ese proceso, el resto acompaña, en menor o mayor medid y es inevitable que influyan de alguna forma. Es importante poner distancia y límite con quien no nos sentimos cómodas, permitirnos sin culpa no ir a lugares o reuniones donde no estamos tranquilas porque nuestro bebé también siente eso, aún estamos conectados desde un lugar muy sutil y no esta bueno exponerlo a situaciones estresantes, ni exponernos nosotras a un gasto de energía tan grande cuando la necesitamos para criar y estar lo más enteras posibles.
Construir seguridad con cada logro y nuevo descubrimiento, tener la práctica y la voluntad de escuchar nuestra voz interior y confiar es nuestro instinto y empoderarnos paulatinamente de nuestro cuerpo y de nuestra forma de criar nos va a permitir pararnos frente a los otros de una manera diferente, con mayor seguridad y menos estrés ante la crítica o la falta de respeto, permitiéndonos así responder también de una manera más amable que en muchos casos descoloca en emisor. No tengamos miedo de hacernos escuchar, no tengamos miedo de soltar culpas, de abandonar para siempre ese rol sumiso y tímido que sostenemos por adaptación o mejor dicho sobreadaptación a un medio y una sociedad que siempre nos desvalorizo e intento taparnos la boca como si nuestra voz no tuviera peso. Que nuestras voces se escuchen, que la crítica ajena no nos someta, no nos domine, ni nos engañe. Tenemos que hacer valer nuestros derechos y lograr que se nos respete, a nosotros y a nuestros bebes.
Mientras más nos ataquen, más sólidos se vuelven nuestros cimientos.
La voz del instinto toma forma y habla, a través de nosotras, hagamos que la oigan.

Lic. Nadia Scollo – Psicologa (UBA) - Artesana –
Mamá de Nehuén (17 meses)

14 de mayo de 2013

Las alas de la soledad


Poseía varias horas para mí, es decir una tarde y un rato más para disfrutar de esa soledad tan anhelada que el rol materno ha desterrado de mi rutina; casi no recuerdo el placer de estar sola.
Me propuse llevar dos libros en mi mochila, Isabel Allende con “De amor y de sombras” y Liliana Mizhrai con “Las mujeres y la culpa”, dos mujeres fuertes pero intuyo, solitarias. Llegue con mi bicicleta a aquel café, era un día soleado y una briza suave recorría mis hombros. Me dispuse a sentarme en una mesa con mi café y mi tentempié de arándanos, acomode mis pies sobre otra silla, ya que al estar sola tenía dos vacías que me miraban de frente. Mi mamá me pregunto repetidas veces si iba a ir sola, hasta que sola se dio cuenta de cuanto significaba para mí ahora tener un rato de ocio conmigo misma: no merecía la lastima de nadie, era mi deseo y mi elección (por no decir mi necesidad). No le huyo a mi propia compañía, la disfruto intensamente. Como decía, luego de atar mi bicicleta me dispuse a leer, estaba cómoda, el sol caía sobre mis piernas provocando una calidez otoñal preciosa…hasta que alguien decidió acompañarme. Su pequeño cuerpo gris, verde y violeta tornasolado iluminado por el sol se paseaba frente a mí picarescamente. Siempre sentí una conexión especial con ellas y entonces  le ofrecí comida, intentando hacer buenas migas y ella acepto. Se acercó incluso hasta mi mano, hurgueteo hasta dentro de la bolsa donde mis alimentos dulces estaban y entonces arme una especie de límite con los libros y las cosas que tenia a mano; es decir negociamos y el trato resulto. Yo le explicaba en voz alta como eran las cosas, ella entendió hasta donde podía llegar y aguardaba, caminando ansiosa, hasta la próximas migas de aquel manjar. La gente me miraba, la miraba y sonreía. Algunos sacaban fotos y un señor me pregunto ¿Es tuya?,  ¡Claro! - respondí sonriente -. Me pregunto su nombre pero le dije que aun, no lo había pensado.
Así pasaron algunas horas y ella no se mostraba dispuesta a irse y yo me sentí acompañada, desde un lugar extraño, sin ese compromiso molesto en que a veces nos sentimos cuando estamos con alguien; me sentí libre como si mi soledad tuviera alas. Sin embargo, cuando comprendió que la comida se había terminado y ya no podía ofrecerle más nada, hecho a volar. Un tanto apenada, seguí disfrutando mi café y retomando la lectura que había estado algo lenta o pausada por este episodio. Ella volvió, una y otra vez y supe que era ella entre tantas porque ya la había mirado a los ojos; no son todas iguales, eso es un mito. Finalmente fui yo la que tuvo que irse, me despedí con cariño y entonces si voló y no volví a verla. Pero esa tarde, cuando el sol ya estaba bajando, alguien si se había despedido de mí sin previo aviso. No pude volver con mi compañera de dos ruedas, alguien sin corazón decidió llevársela sin mi permiso por lo cual me vi obligada a marchar hasta casa con las manos arrugadas y una tristeza sin alas. En parte me robaron un poco de eso, de mi libertad sobre ruedas y del enorme cariño que tenia por ella. Esa tarde todo quedo resumido en pequeños episodios que se sucedieron uno tras otro, la vida misma, las compañías inesperadas, las sorpresas que la intuición revela  y uno desoye. El desapego obligado, la liviandad, la aceptación de que el ser humano es el animal más cruel, él no conoce límites...


N.P.S
14-05-13