28 de julio de 2012

Educar el futuro



Ayer fui con mi hijo a un evento llamado “El día de los chicos” de una empresa de seguros. El eslogan era algo así como “pasa el día en la oficina con papá y mamá”  (¿?). Algunos juegos y juguetes eran didácticos y sanos pero los juegos más activos, de animación, estaban basados en competencia y el que “ganaba” se llevaba plata (de mentira, claro) por lo cual el objetivo era acumular ¿Con que fin? Intercambiarlos al final por golosinas. Habían instalado un kiosco de papel repleto de golosinas (azúcar, colorantes, etc.) ¡muy saludable para los niños, claro! Me paralizo como se desesperaban por ganar y muy fervientes gritaban “tengo veinte pesos” y corrían desesperados a adquirir chocolates y pastillas de todo tipo y color.
Luego apareció un Mago, desde que entro su energía me perturbo. Los trucos eran antiguos, clichés pero más allá de eso un tanto agresivos para mi gusto y poniendo siempre al niño en una posición pasiva e inferior. La frutilla del postre fue cuando de una bolsa negra el Sr. Mago saco una hermosa y “domesticada” paloma blanca. Pero eso no es todo, para finalizar el show de una especie de bandeja de plata, de esas donde se sirve la comida, apareció un inocente conejito blanco muy asustado. Todos los niños presentes querían tocarlo, acariciarlo y se abalanzaban encima…por lo cual iban pasando de a uno, como si el animal fuera un juguete y no un ser vivo, a tocarlo. Mientras tanto otros animadores traían bandejas de panchos (ósea, chancho) para alimentar a los niños, acompañado de chizitos y gaseosas cola ¡Espectacular! Hubiera faltado que cocinen a la paloma y al conejo de postre y cerrábamos con fuegos artificiales.
Una niña de tres años, calculo, le preguntaba insistentemente al Sr. Mago donde estaba la paloma y él le respondió “se fue, no esta más, esta volando” pero los niños no son tontos y engañar así a una criatura no me parece nada noble; ella seguía buscándola levantando las cosas y preguntando insistentemente mientras el padre la arrastraba del brazo.
¿Qué tipo de diversión les damos a los niños? ¿Qué enseñanzas cultivamos? ¿Les enseñamos a nutrirse equilibradamente? ¿Es noble mentir, engañar, generar competencia y acumulación en seres que están en plena formación?  Y así cientos de preguntas.
Realmente me fui triste, sintiendo una vez más que el mundo esta al revés, que cada niño es el futuro y que educar y alimentar así a los propios hijos, con la inercia de la masa, sin pararse a reflexionar, a pensar, a tener una visión critica y consciente de estos detalles que no son menores me produce impotencia y tristeza, sobre todo. Podrán tildarme de exagerada o hipersensible, como me han tildado toda mi vida. Mirar el mundo con ojos de madre, al menos a mi, me ha vuelto más sensible y consciente aún y considero que es fundamental repensar lo que les ofrecemos a los niños en cada detalle porque de todo eso depende su futuro, y el futuro de la humanidad ¡poca cosa! ¿No?
Finalmente, mientras los niños llenaban su cuerpo de salchichas y golosinas, el Sr. Mago se fue con una valija en mano y yo me quede pensando donde estarían la paloma y el conejo. Eso si que realmente es un misterio, solo un muy buen mago es capaz de compactar dos animales en un portafolio tan pequeño…
N.P.S
28/07/12
He ahi la paloma blanca...


16 de julio de 2012

Un jardín


Un jardín de plantas que crecen en dirección al sol.

Casi como una reverencia, buscan la luz.

Detrás del jardín, hay nada menos que otro jardín.

Eso es la vida, un laberinto de espejos enredados 

del cual a veces no logramos escapar.

N.P.S
06/07/12

10 de julio de 2012

acunArte



En principio te acune toda mi vida en mis sueños, para luego acunarte nueve meses en mi útero, sagrado espacio compartido cuando aún éramos uno. Te acune ritmicamente incluso durante el parto y apenas te mire a los ojos, te acune sobre mi pecho.
Te acune de pie, sentada, acostada, de cuclillas, como me salía y permitía el cuerpo y la fuerza. Te acune desvelada, despierta, insomne, con los ojos abiertos, con los ojos cerrados. Te acune a los rayos del sol, en la blancura de la luna, en las sombras de la noche, en la luz del atardecer y mirando las estrellas, también. Te acune al aire libre bajo un árbol de verano, de otoño y hasta de invierno, te acune en nuestra guarida, por toda-s la-a casa-s y en cuanto rincón del hogar encontraba, y el barrio, también. Te acune desesperada, abatida, desgastada, entre lágrimas, así como te acune entre sonrisas inmensas y complicidades, sintiendo el calor de tu cuerpito junto al mío. Te acune hablándote, contándote lo hermoso que es el mundo, te acune con música de todo tipo y ritmo, te acune en silencio, te acune cantándote muy suavecito. Te acune en colores y algunas veces en blanco y negro. Te acune mirándonos a los ojos hasta que los cerrabas (o a veces los cerraba yo primero) te acune confesándote las verdades más profundas, te acune despeinada, desnuda, vestida de ilusiones y de abandonos, de acune sola, en tribu, en compañía de mi propia madre y te acune en la soledad de cientos de noches donde el ritmo de nuestros corazón es un eco infinito en el espacio. Te acune con mis alas, intentando flotar y te acune con mis raíces ancladas a la Pachamama, también. Te acune con mi infinita paciencia, con mis desvaríos, con mi locura y con mi coherencia, te acune con mis brazos, mis piernas y mi ser integro. Te acune dándote de mamar en ese fluir mutuo y caluroso tan especial. Te acune siempre pese a tantas cosas, te acune y acuno casi sin pensarlo.
Eso si, algo es infalible y es lo que intento que nunca falte al acunarte incluso en esos momentos tan difíciles que me/nos toca a veces transitar.
Es la música que acompaña y que solo vos y yo podemos oír; la del amor incondicional.
Te adoro.
Mamá
Julio 2012