27 de agosto de 2014

Injusta

Jamás voy a poder aceptar la injusticia. No puedo lidiar con ella, no puedo siquiera tolerarla, aguantarla, dejarla pasar. Nunca me es ajena, me cala siempre con una profundidad inaguantable. Tenia la esperanza que con los años se diluya y sin embargo, aumenta.
Y cuando hablo de la injusticia hablo a un nivel macro y a un nivel micro, como algo que sucedió hoy en el jardín donde trabajo con los más inocentes, los niños y yo puse el cuerpo aun cuando no me correspondía lo puse, frente a la mirada de siete adultos que sonreían y preguntaban estupideces pero no fueron capaces de dar una mano.
Aun sabiendo que además de los "otros 22" niños, soy responsable y trabajo con un niño con capacidades diferentes y no soy un pulpo, aunque a veces parezca que si.
Sin palabras...
La injusticia siempre pega a los más indefensos, a los que no tienen voz, a los que más necesitan sostén, protección, cuidado...a los más sensibles.

Tengo un día...un día particular, o una vida particular, o una historia particular. O seré yo particular, diferente, la que nunca encaja, la que nunca se conforma, a la que "le pasa todo" que se yo, cuando pasan cosas como las de mis últimos seis años se me rebalsa la vida de preguntas, de cuestionamientos y llega un momento donde ninguna respuesta resuelve, porque los hechos siguen sucediéndose haga lo que haga, cambie lo que cambie y ponga toda la voluntad posible. Es a todo o nada, así soy yo y aunque me quede sin nada, sigo poniendo todo, sin saber ya que más poner o de donde sacar esa fuerza.

Un corazón demasiado permeable, una mente demasiado caótica, muchos movimientos, poco orden, nada de estabilidad, demasiada sensibilidad.
Eso soy.
El exceso es demasiado, siempre demasiado.
Creo que yo di todo y solo pido lo que merezco, que ni siquiera lo espero, no ya...pero si lo padezco. Y padecer, es una de las peores cosas que le pueden suceder a un ser humano y que ese padecimiento no encuentre limite, no encuentre final, parezca eterno y cíclico, es una fuente de angustia que no deja de brotar por donde sea que encuentre lugar, se filtra.
Y que además ese padecer tenga que ver TANTO con lo injusto es lo que hoy me desmorona desde un lugar en el que solo caben las lagrimas y el silencio.
Solo quiero justicia, divina, legal, terrenal, la que sea pero algo de justicia.

Pido salud y algo de orden, nada más.
No creo que sea tanto pedir...

Lo siento, por favor perdóname, te amo y gracias.

N.P.S

Agosto 2014