8 de enero de 2013

Creer, crear y criar



Tres palabras de cinco letras que empiezan con C y terminan con R, tres verbos, tres significados diferentes que confluyen en algo tan similar y particular, como si se hilaran en un ciclo interdependiente. Es un juego de palabras donde es difícil determinar cual va primero o después, más complejo aún que el huevo y la gallina.
En principio uno desea tener un hijo, cree en esa posibilidad, confía en la naturaleza y así lo concibe, crea una vida, la gesta y luego cría a ese ser humano que creo.
Si uno no creyera que es posible crear vida estoy segura que la vida por simple biología no se daría siempre. Estoy convencida de que el deseo es el motor que atrae esa nueva Alma que nos elije, creer es la puerta que nos abre un mundo de posibilidades y milagros.

Criar es crear y creer continuamente, día tras días desde el primer momento. Los nueve meses de gestación resultan increíbles  tomar conciencia de que estamos creando un ser humano perfecto en nuestro vientre es de ciencia ficción. Mediante miles de procesos naturales nuestra cría se va formando aunque generalmente no nos paremos a pensar, a creer o no en el milagro del que somos participes y testigos, porque es algo que acontece de manera involuntaria y natural, sin embargo una nueva vida se esta creando. En lo que respecta al parto estoy convencida que creer es fundamental; creer en nosotras mismas y confiar en la sabiduría de nuestro cuerpo femenino, creer que la naturaleza siempre es sabia (incluso la humana), creer que estamos capacitadas para parir un bebé así como lo creamos dentro de nuestro propio cuerpo y confiar en que él va a saber cuando y como salir y vivir fuera de la panza. Cada pequeño paso se trata de creer y también de crear espacios donde cada una se sienta cómoda y en paz de la forma personal que sienta, saber escuchar al cuerpo y conectarse con nuestra voz interior es fundamental...en el momento en que nuestro hijo esta atravesándonos  desde todos los planos que existen, el mundo se acalla y es como si lo único que escucháramos seria el latir de nuestro corazón sincronizado con el de nuestro cachorro. Eso es lo que marca el ritmo, crear ese espacio sagrado es fundamental para poder permanecer conectadas a lo que realmente importa; nuestra vida y principalmente, la que esta encarnando.

Durante la crianza una crea muchas cosas; estrategias  dinámicas  ritmos, crea hábitos  vinculo, todo es creatividad a la hora de criar a un niño, más aún en la crianza con apego donde el vinculo es tan cercano y la disponibilidad incondicional, ante lo cual a veces sentimos que los recursos se agotan, junto a la paciencia. En esos momentos, la imaginación al poder es nuestra mejor amiga. Para dormir a nuestros cachorros creamos canciones, melodías, creamos ritmos con nuestros cuerpos al acunarlos, creamos una danza mágica entre el bebé y nosotras que apenas se vuelve habito, vuelve a cambiar; así es criar, una creación continua. Lo mismo a la hora del juego, de la comida, del baño, de los viajes, todo es creatividad constante.
Creer es para mi, uno de los pilares de la crianza natural; creer en el instinto, confiar en lo que nuestro corazón nos va susurrando, oír nuestra voz interior y aprender con el tiempo que el resto de "todas" las otras voces, que a veces tanto ruido nos hacen en momentos tan íntimos  se acallen logrando ser nosotras mismas quienes tomamos las decisiones, correctas o no, es la forma también de aprender y crecer. Ademas, de creer en nuestra cría  confiar en que ellos saben aun siendo tan pequeños e indefensos, son grandes sabios. Justamente por su pureza, por ser todo energía sutil, saben exactamente lo que necesitan y cuando necesitan; de teta, de brazo, de descanso, de vida...hay que creer y cuesta porque tenemos instituido que el grande enseña al chico, que la mamá enseña al bebé, educa, organiza o estructura. Personalmente considero que no es esa la forma, que los niños saben desde pequeños mucho más de lo que nosotros podemos imaginar y que confiar en sus tiempos y ciclos, dejando que cada proceso y logro madure por si solo acompañándolo  es la manera más sana y libre de criar. Como mamá puedo resumir la crianza en algunas palabras claves, como son acompañar, sostener, apoyar, facilitar. El desarrollo de nuestra cría es único como cada una de nosotras, por eso no creo en las tablas, en las reglas ni en la teoría o en las generalizaciones, todos somos diferentes y ser testigo del proceso evolutivo de un ser humano que una creo, es algo maravilloso que no tiene comparación con nada. Respetar a nuestro hijo y criarlo con libertad es un trabajo arduo, implica una demanda continua lo cual nos lleva a la renuncia del ego más grande que una persona puede hacer en su vida. Pero vale la pena cuando los vemos sonreír  hablar, dar sus primeros pasos y descubrir el mundo con tanto asombro e inocencia.
Creamos, creemos y criemos con compromiso, libertad, entrega y
con mucho AMOR, siempre.

N.P.S
2012