21 de febrero de 2010

Poca espuma

Es un milagro que el Mar me confiese, TODO ESTO.

¿Escribir? ¡Que blasfemia! Sus olas no tienen idioma.

Corro y freno ante tanta infinitud.
Me desespera no abarcarte.
Tú, me abarcas la existencia.

¿Cómo hacer poseía frente al Mar, si el es la poesía misma?

¿Qué habrá más allá del horizonte? Me preguntaba siempre cuando niña…y ahora, ahora todo es tan inexplicable como antes, solo veo un poco más allá de aquella misteriosa línea recta. Tu fiereza aun me calma, tu armonioso vaivén, me acuna y la pureza de su espuma me ilumina. Sigo siendo aquella niña, Mar, y tu una anciana de sabiduría ancestral.



N.P.S
17/02/10

Quisiera

Quisiera que calles Mar,
y me devuelvas, la ira de mi enojo.
Para poder así saldar
esta asquerosa resignación.

Quisiera que crezcas Mar,
y te lleves con tu marea lo que no he podido olvidar.
Quisiera arrojar una botella
y que alguien la pudiera encontrar
¡Que alguna vez alguien!

Quisiera suspender tus olas,
y dormirme en el litigio de tu soledad.
Quisiera arrojar todo aquello que me apuñala,
para nunca volverlo a encontrar.

Quisiera bucear en tus profundidades,
para no ahogarme más.
Y tener el valor algún día,
de comprender tu inmensidad.

Quisiera hundir su recuerdo,
para que no me torture más.
Quisiera el salvajismo de tu agua,
al golpear la arena proclamando libertad.
Y ser dueña de la certeza de tu voluptuosidad.

Quisiera, pero no puedo, arrojarme y escapar.
Tener entre tus olas, un sueño real.
Y en tu jardin principal construir castillos de arena y sal.

Que seas mi abrigo y yo, tu soledad.
¡Si somos dos playas desiertas en una fusión letal!


N.P.S
17/02/10

Esperanza multicolor



Me siento, desde la máxima altura que he conseguido escalar, para contemplar tu inmensidad. La pobre lente de mi cámara fotográfica no logra captar tu infinitud. Describir la maravilla que me rodea seria caer en lugares comunes, y estos mágicos instantes están fuera de toda mediocridad. Hace minutos dejo de llover, la arena permanece oscura. A mi izquierda se abre el cielo. Directo hacia el mar descienden increíbles luces de colores que parecen perderse en tu profundidad.
Un impecable arco iris me recuerda lo importante de la tormenta.
Creo en las señales, acá y ahora ¿Cómo no creer?
Las nubes salpican caprichosamente el cielo, ya celeste. Pareciera que un ala gigante nos abrazara. Es la hora en que el Mar se come al sol, la noche caerá en pocos instantes mientras el arco iris se esconde, tímidamente entre la espuma y la sal.

N.P.S
17/02/10

Catarsis vocal

Hace tiempo ya, extraño las libertadoras clases de Canto Comunitario. Necesito cantar, exorcizar unos cuantos demonios para poder iluminar, tanta sombra. Extraño la escuela, nuestro centro cultural, las grandes rondas, el mate de mano en mano. Escucho nuestras risas, recuerdo las complicidades, siento el calor humano. Oigo el acorde a tiempo, las diferencias salvables, la voz de Migue, el pizarrón de fondo.
No es igual cantar sola.
No tiene la misma fuerza, ni el mismo sentido. La identidad tiene matriz grupal siempre. “todas las voces todas, todas las manos todas”. Es el nuestro un canto a la vida, a la esperanza, a la resistencia de un mundo mecanizado y frío. Un canto arcaico que hunde sus raíces en los pueblos originarios que tanto nos han dejado. Que se empapa también de viejos tangos, nostálgicos y erráticos Porque cantamos para no olvidar, para defender lo suyo, que es propio, porque todos somos hermanos latinoamericanos, descendientes de europeos al fin. Estos días, como nunca, mis pulmones reclaman pueblo. Anhelan poder unirse a todos aquellas voces hermanas y poder expresar lo que ha sido acallado, destruido, torturado. Allá y acá, cinco siglos atrás y ahora…a la vuelta de la esquina.


…libera tu esperanza, con un grito en la voz.

N.P.S
17/02/10

A Víctor


Recién te conozco, curiosa me sumerjo en tu poesía
y observo tu vida con admiración.
Casi te quiero.
¿Cómo no amar tus manos de barro,
tus ojos de pueblo?

Aun no conozco tu voz
pero ya vibra en mi interior
la bondad de tu canto.

Te han cortado el pecho, Víctor,
(aquellos que no han enseñado el peor rostro de la muerte)
pero solo han logrado
darle mas libertad a tus alas
más vuelo a tu canto.

Gracias por la esperanza
por la lucha, por el acorde que no calla.
Cóbrate, ahora si, el derecho a vivir en paz.


N.P.S
16/02/10

12 de febrero de 2010

Offline

No me resigno a creer que otra manera de comunicarnos es posible y sigo pensando que nada puede suplantar nunca el cara a cara. Apuesto al fiel abrazo, al mate compañero y al bien ponderado teléfono de línea. Realmente existe gente que para un cumpleaños o una fecha importante cree que con mandar un mensaje de texto todo esta solucionado. ¿Eso es interés por el otro? ¿Eso es amistad? ¿Dónde han quedado los verdaderos valores humanos? La famosa era comunicacional que solo incomunica, atrofiando la naturaleza humana, sin que la mayoría siquiera sea conciente. Mucho se ha dicho y se ha escrito al respecto, pero son pocos quienes realmente toman conciencia de lo importante que es compartir presencialmente la vida. No por mail, no por mensaje de texto, no por facebook, no por Messenger. Es realmente triste cuando tengo que enterarme como anda algún amigo y necesito ir al facebook y que este me diga cual es el estado sentimental de aquella persona que no se comunica. Hay personas que te cuentan su vida por mail y así pasan los meses y la relación real se termina diluyendo entre el enter y la barra espaciadora. Muchos amigos pasan con el tiempo a ser conocidos y ocupan el mismo lugar que un contacto, del programa de “mensajeria online”, al que ni siquiera conocemos. El otro se pierde en el espacio virtual y uno hace lo que puede, pero no puede obligarlos a más de que lo dan. Uno puede intentar hablar, dialogar, hacer reflexionar, abrir los ojos. Pero todo tiene un límite y si uno lo pasa, el otro se defiende, se enoja, se oculta y entonces nada sirve.
Cambiemos el zumbido del msn por un timbre en la puerta de casa, cambiemos los simpáticos emoticones por los rasgos fisonómicos propios y las muecas características de cada buen amigo. Cambiemos el mate virtual del facebook por uno calentito recién cebado, el mensaje de texto por el teléfono de línea y el “abrazo” o “besote” del final, por un abrazo real humano, por un beso tibio, por una mirada humana.


Hay una única manera de comunicarse, de esencia a esencia; es la que no se corta por interferencias, la que no dice "fuera de servicio", la que no pierde señal, que no llega a correo no deseado. La de los sentidos en esta “realidad” palpable, aquí y ahora.

N.P.S
(Algún día)

11 de febrero de 2010

Instantes


El segundo antes de quedarnos dormidos.
El ascenso de las ruedas del avión del piso.
Cerrar la heladera.
La oscuridad paulatina de las luces del cine.
El que cierra los ojos por última vez.
El flash de la cámara.
Planta baja.
El primer aliento.
El gatillo retraído.
El nudo de la garganta en el momento previo al desconsolado llanto.
Cerrar la puerta.
El abrazo de despedida.
Apretar el botón.
El latido del corazón retumbando en todo el cuerpo.
El ultimo aliento.
El relámpago onírico cuando abrimos los ojos.
Abrir la ventana.
El chiflido de la pava hirviendo.
El neonato que abre los ojos a la vida.
El apretón de manos.
Las miradas en silencio.
El primer encuentro de dos pieles extrañas.
La ultima nota del piano.
El microsegundo previo, a todo.

Eso somos, instantes.

N.P.S
(Algún día)

¿Cómo se vuelve a uno mismo?

¿Dónde buscar mi propia sombra?

Dicen que volví, alguien me vio por acá, pero yo bien sé que aun sigo allí.
Volvió mi cuerpo, jamás mi Alma…aun la espero, acá sentada.
No se puede volver integro cuando uno es habitado por la tierra.
Definitivamente no soy un bicho de ciudad, en alguna estrella colgué mi Alma y sin ojos camino por las calles, con este envase pesado y triste que elegí anidar.
Permanecer, es casi como no existir, ando así como por andar ¡Pa´ no perder la costumbre!
Me pesan los pies, me crujen los huesos, mis ojos están triste, mi espalda cansada.
Y mi Alma...ya no asoma. Allá mi cuerpo era otro, otras mis ganas, mis días.
Acá los días son fugaces y absurdos, parece que la semana fuera un suspiro.
O será que no le encuentro mucho sentido a nada. En la distancia y en conexión absoluta con la naturaleza, uno comprende cuales son las verdaderas necesidades del hombre. Abrir la heladera y comer, tener agua caliente y un colchón gordo y cómodo, esas simplezas absurdas que acá sobran, no se extrañan.
Allá los días son largos, productivos, frescos, uno "vive la vida" y acá…parece que la vida lo viviese a uno.
Asi estoy, desencantadísima de la ciudad. Del cemento denso, del plomizo de los edificios, del mal humor urbano, de la chantada porteña, del mal habito de ser infelices.
Me fui pocos días, pero fueron meses. Comprobamos en estos momentos de tanta lucidez, que el tiempo es relativo. ¿Tendré que esperar entonces, que sea el quien me acostumbre otra vez a ser un bicho de ciudad y acallar el llamado interno que no cesa?
No estaría siendo fiel entonces, a mi propio instinto, que me grita que no pertenezco acá, no fluyo, no soy. Me estanco en la esquina, me oxido en el aire.

Cuando me entregue al traqueteo del micro que me devolvería a la ciudad, comprendí. Una puntada en el pecho anunciaba la partida de aquel paraíso, de la tranquilidad, de las mañanas campestres, de las montañas y la cajita musical de animales nocturnos. No más piedras sobre las cuales dormir, no más espinas en los pies, no más desayunos caseros. Volver, al infierno de cemento, a los mandatos culturales, a la vida estructurada y obsoleta, volver. Y sobre todo ir en contra del llamado interno: he ahí la angustia consecuente que no para de latir.
Acostumbrarme a trocar el gallo por los bocinazos de general paz, el sol por la lamparita “ecológica”, el ventilador por el aire fresco de montaña, la ducha por el río y sobre todo vivir en el aire, sobre la cabeza de mis vecinos. No pisar la tierra, no sentir sus redes, no impregnarme de sus vibraciones, dormir en el aire literalmente, arriba, distante más cerca del cielo que de la tierra.
Dicen que uno nace en un determinado lugar por algo. Yo pienso que las raíces y las alas, las porta uno donde quiera que vaya y se mueva, siembre, expanda. Hay cosas que terminar antes de partir, de levar anclas, de respetar el llamado interno.
Después de todo he comprendido que el viaje no es hacia delante, ni hacia arriba, es hacia adentro y a toda velocidad, más aun cuando las peldaños se caen tan rápido.
…ya habrá tiempo para la cosecha, las montañas permanecerán inmoviles.

Habrá.


N.P.S
11/02/10

9 de febrero de 2010