21 de febrero de 2010

Poca espuma

Es un milagro que el Mar me confiese, TODO ESTO.

¿Escribir? ¡Que blasfemia! Sus olas no tienen idioma.

Corro y freno ante tanta infinitud.
Me desespera no abarcarte.
Tú, me abarcas la existencia.

¿Cómo hacer poseía frente al Mar, si el es la poesía misma?

¿Qué habrá más allá del horizonte? Me preguntaba siempre cuando niña…y ahora, ahora todo es tan inexplicable como antes, solo veo un poco más allá de aquella misteriosa línea recta. Tu fiereza aun me calma, tu armonioso vaivén, me acuna y la pureza de su espuma me ilumina. Sigo siendo aquella niña, Mar, y tu una anciana de sabiduría ancestral.



N.P.S
17/02/10

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