La gente anda diciendo que estamos iguales y que somos
iguales.
Dicen que “deberíamos” estar juntos, porque ya lo estuvimos
en la infancia. Como si fuera ley esto de repetir lo que paso o terminar lo que
empezó. Como si hubiera principio y final en el orden de las relaciones humanas
¿Lo hay?
¿Deberíamos estar juntos porque somos iguales? Me pregunto
si ser muy parecido a otro es condición o requisito para estar con alguien,
como si uno eligiese desde ese lugar a las personas.
Como sea, eso es lo que mucho circula en las
representaciones sociales de pareja, algunos opinan que si dos personas son muy
similares en sus gustos, filosofías de vida, valores y formas de vivir en día a
día se van a llevar bien o van a consolidar una pareja, justamente, pareja. Otros
piensan que cuando dos personas son muy diferentes se complementan y aprenden
más, se nutren mutuamente. Esa tan famosa frase de que los opuestos se atraen
¿No se atraen también las personas desde el reflejo? Quiero decir, esta sensación
de sentirnos espejados en otro que es muy parecido a nosotros mismos, desde la empatía,
desde el compartir espacios comunes y formas de vivir la vida.
En mi experiencia, basta e intensa, he aprendido que no hay
una fórmula mágica para el amor, ni hay una manera única, ya que son tantos los
factores que influyen y nos atraviesan a la hora de elegir una pareja que
resulta inútil reducirlo a cuestiones tan matemáticas y lógicas. Y son tantos los estadios diferentes; desde
gustarse, enamorarse, amar y elegir a conciencia construir algo con ese otro,
un compañero con el cual caminar y crecer juntos desde la libertad personal,
poder construir de a dos un camino único.
Claro que no es fácil, pero la gente anda diciendo que “deberíamos”
estar juntos como si tendríamos que obedecer cierto mandato o fórmula secreta ¿Qué
sabe la gente de vínculos? ¿Qué sabe la gente de amor? Del amor incondicional,
sin egoísmos, de la entrega sincera y sin intereses, de construir desde un
lugar común y con verdadera voluntad. Creo que vos y yo nos conocemos desde un
lugar tan esencial e inalterable que no necesitamos estar juntos desde ese otro
vínculo que la gente anda diciendo. Porque no nos toco, porque no nos paso,
porque somos otra cosa y elegimos serlo también, porque es así, sucede,
acontece, pasa. Y eso no quita que no haya amor, porque de sobra hay.
La gente anda diciendo tantas cosas por decir que cuando me
detengo a escucharlos en silencio, me da gracia. Me rio por dentro y festejo
las reflexiones de los demás hacia mi persona o hacia lo que tengo que hacer
con mi vida, sobre todo porque son opiniones tiernas, de gente que me quiere
bien y aconseja desde el corazón, por eso me rio y celebro que la gente ande
diciendo, tantas cosas.
N.P.S
30-11-2013