25 de abril de 2013

...en algún lugar

...hoy voy a dejar que ella hable. Ella, que me hipnotiza siempre, que me inspira con cada gesto, con cada palabra, con cada sonido.

http://www.youtube.com/watch?v=SiSP3WImCx0

Amor completo


Antes de empezar con este ensayo, necesito hacer una aclaracion: Creo que el AMOR mueve el mundo, que todo es amor, cada ser vivo en esta tierra, cada bebé que llega al mundo y confía en la humanidad, cada persona que parte físicamente, la tierra, el agua, el fuego, el aire mismo, todo es amor. Somos amor, esa es nuestra verdadera naturaleza. En este caso escribo del amor, en minúscula, del amor en las relaciones de pareja sobre todo que son las que hoy me inspiraron a reflexionar. Los otros vínculos merecerían un espacio aparte. El amor se expresa de diferentes formas, bajo diferentes vínculos y rótulos y no todo es amor verdadero, sobre ese punto intento profundizar y reflexionar – sin más objetivos que el cuestionamiento mismo -.

Amor completo

"El amor engaña a los amantes,
ya que jamás alcanzarán a perderse el uno en el otro,
ni hacer de dos un mismo ser"
Jorge Luis Borges

Coincido con Jorge en que el amor ilusorio, ese tan humano que vende – y se vende - por todas partes engaña a los amantes ciegos y los confunde. Logra encantarlos, seducirlos y una vez que están atrapados en ese circulo, es muy difícil salir. Es cierto que cuando estamos muy enamorados sentimos que nos fundimos en el otro, que somos una sola persona, que encontramos nuestra “alma gemela” y todas las teorías en las que uno elija creer, encajar o autoconvenserce para intentar entender algo en medio de la revolución hormonal que produce este estado.
En el plano sexual, el momento del orgasmo también reproduce esta sensación de unidad, que para quienes sabemos de metafísica y polos complementarios, entendemos que realmente lo que logramos en ese instante es la unidad integra y real, tan intensa como fugaz, lamentablemente. Poder lograr esa sensación en el plano mental y de forma continúa, es un asunto mucho más complejo y arduo aun. La comunión desde el corazón, esa que trasciende la mente y el cuerpo físico, es suprema – dicen quienes lo han vivido – pero es la menos común. Hay que andar mucho camino, arduo y cuesta arriba, para llegar a ese nivel.

Considero que el verdadero amor te hace crecer desde adentro, eleva, abre el corazón, expande la conciencia y los límites, es una continua invitación a reflexionar sobre uno mismo, a encontrarse, aceptarse, a trabajar sobre nosotros para ser mejores en todos los aspectos. Ese amor ilumina y nos ilumina, nos renueva, nos hace amar todo lo que nos rodea y vivenciar la vida desde una óptica amorosa y positiva. Ese amor por ejemplo es el que tenemos hacia los hijos, tan incondicional y único que te transforma y revoluciona desde la raíz; es un amor que te pone a prueba una y otra vez desde la entrega y el despojo del ego, es el amor en estado puro – el más puro y desinteresado que conozco-  irracional, salvaje y divino a la vez, creo que así también debería ser el amor de pareja real, incondicional y sin tanto ego de por medio.

El amor verdadero es una posibilidad para crecer como individuos a nivel singular y para ser mejores personas a nivel social, ese amor que cuando riega cosecha, que cuando habla es una sintonía que endulza y nos hipnotiza a todos, que tiene alas y muchos ojos.
En cambio noto que las relaciones de pareja, en general, estancan el crecimiento personal, limitan al individuo en varios planos de su existencia promoviendo la inercia en su accionar. La competencia, los celos, los limites difusos, las manipulaciones, las dinámicas, son tantas las pequeñas y grandes cosas que se van construyendo en una pareja que muchas veces sucede que casi sin darnos cuenta nos vemos envueltos en un vínculo que no elegimos o no merecemos, sintiéndolo ajeno, poniéndonos en un lugar de víctima, como si no fuéramos responsables o cómplices de haber creado o sostenido el mismo, en mayor o menor medida. Más allá de los enredos de la mente y de lo que puede implicar placer para la misma, no quiero ponerme psicoanalista, este tipo de relación no puede hacer feliz a nadie, sin embargo no logramos escapar tan fácilmente de esta madeja, nos cuesta soltar al otro y entonces llega el estancamiento a nivel personal, espiritual, físico, mental, social; en todos los planos posibles el individuo queda como suspendido, algunos más deteriorados que otros o por más tiempo. Esto de la media naranja, de la completud a partir de un otro a esta altura me resulta infantil y hasta manipulador. Las canciones y películas  “románticas” de todos los tiempos – incluso las más inocentes de Disney -  nos han inculcado que no estamos realizados o completos hasta no encontrar esa otra parte, como si naciéramos con un hueco que hay que rellenar si o si con otro, a costas de lo que sea, porque ese es el camino hacia la felicidad – entre otros factores que la modernidad trajo - . La eterna búsqueda del príncipe azul, la desilusión continua, la angustia insostenible. Cargar a otro con esa responsabilidad y no sentirse completos por lo que uno mismo es, me parece que también es un punto sobre el cual hay mucho para repensar. Deberíamos entrar en el tema del amor propio, de la autovaloración, la seguridad y la confianza en uno mismo, todo eso que al perder un amor se desploma porque lo ponemos en otro y cuando el otro se va, todo eso se va también – un gran punto a tener en cuenta.
Recuerdo en mi adolescencia, y ahora también las hay, esas canciones románticas que solemos llamar “cursis” que no paran de nombrar todo esto; la dependencia, llorar y morir porque el otro se fue, desear la muerte y pensar que la vida no tiene sentido sin ese otro, es realmente muy densa y asfixiante sentir que sin ese otro “no somos” porque al fin y al cabo todos venimos al mundo solos y de la misma manera nos vamos; no hay que ser inteligente ni maduro para darse cuenta, sino ser realista o tener algo de sentido común. Aceptar la finitud, sabernos solos sin perder de foco que desde el punto de vista espiritual o integral, somos uno – me cuesta abrir este tema porque es muy extenso-. Hoy sigue habiendo miles de artistas que en cada canción hablan de esto y son pocos los que hablan del amor verdadero, de ese otro que intento hablar y lo peor, es que esas canciones cursis repletas de fracasos amorosos, si se quiere, son las que más venden; el dolor vende en nuestra sociedad más que el AMOR ¿Por qué será que todos estamos tan heridos?

Muchos vínculos amorosos suelen ser vínculos establecidos desde la dependencia donde uno deposita en el otro culpas y reproches continuos, en cambio de tomar responsabilidad y acción sobre su propia vida, de intentar buscar la raíz, la causa real y sanar desde adentro. El otro pasa a ser un depositario, por medio de las múltiples proyecciones, de nuestra propia sombra ya que siempre es mejor ponerla en “otro” y no hacerse cargo de lo que uno es o trae y trabajar sobre eso. Y además existe el gran fantasma que acecha a las relaciones humanas desde siempre; el miedo ¿Cuántas parejas permanecen unidas por miedo? miedo a la soledad, miedo a perder lo afectivo, lo económico, lo material – son muchas las cosas que se pueden perder -  miedo a encontrarse con uno mismo, miedo por habito, por costumbre, por no animarse a conocer lo nuevo y permanecer en un vínculo cómodo. Y también hay parejas que sostienen un vinculo patológico y/o violento donde ambos se complementan de una forma tan perfecta que se genera un circulo vicioso que se retroalimenta cada vez más llegando en algunos casos a desenlaces fatales. Patrones que se repiten, historias familiares no resueltas, familias disfuncionales, círculos de violencia imparables, hay un cocktell bien variado de situaciones. Ahora, si de algo estoy segura es de que ninguna pareja se elige por azar, basta la experiencia para muestra…los patrones se repiten una y otra vez desde que el mundo es mundo, basta con afinar los sentidos para empezar a reconocerlos y reconocerse en esa elección que tantas veces nos resulta tan dañina. Descifrar patrones es un primer gran paso, después seguirán los otros. Y para poder elaborarlos de lleno, considero que lo mejor es estar sin pareja, estar solo un tiempo siempre es sano. Hay personas que no logran estar solas un día, que no soportar el murmullo de la voz interior y necesitan de otro, ya sea compañía sexual o formar vínculos continuos para no encontrarse con si mismos y tener que enfrentarse a la realidad que acontece.

Por eso, pienso que para establecer una relación sana, en principio uno tiene que haberla establecido con uno mismo para poder amar desde un lugar sincero, puro y de conocimiento para poder acompañarse ambos integrantes de la pareja desde un espacio en común, de crecimiento y enriquecimiento mutuo, además del personal. Cuando uno se reconoce a si mismo y comienza a aceptar sus sombras, a bucear en ellas con el fin de modificar lo que desea y poder vivir con el resto, cuando uno empieza a encontrar respuestas, a unir el rompecabezas y a integrar a su personalidad todo eso que esta escondido en cada rincón de nuestra alma, por miedo, por dolor, por lo que no tiene palabras, entonces todo se empieza a mover, los roles, los patrones, las dinámicas y hasta los miedos más primarios salen a la luz. Es como un nuevo renacer, porque no se nace una sola vez, cada crisis es una invitación a seguir sumergiéndonos en nuestra propia historia para poder correr velos y abrir puertas, para vivir en paz con nosotros mismos y con los demás, que no son más que una parte de uno.
Lo que siento es que si bien uno pasa toda su vida conociéndose y desencontrándose, es decir no es un proceso corto ni unico, es posible desde el amor verdadero compartir ese camino individual y acompañarse, porque una pareja es eso sobre todo; un compañero. Pasan los años, la rutina, los hábitos, la pasión, los hijos y los nietos, y lo que queda es la pareja compuesta por dos individuos que son dos personas diferentes que se eligieron para compartir la vida; el compañerismo es la esencia de la pareja. Porque antes de todo y después de todo, queda la pareja. En algunos casos, he conocido, incluso más allá de la muerte y justamente creo que es, porque esas personas si estaban unidas desde el Alma, desde la esencia.

Hoy por hoy lo que la sociedad deja entrever es triste. En la actualidad noto que la individualidad está logrando ganarle al amor, el egoísmo, la falta de tolerancia hacia el otro y dificultad para tomar conciencia y responsabilidad sobre uno mismo resulta fundamental a la hora de establecer y sostener una pareja. Ahora todo es descartable, los efectos del consumismo extremo y la velocidad de la modernidad, se filtran también en las relaciones. Todo se cambia y rápido, como si dejase de ser útil o funcional.
Si bien es cierto que antes no tenían libertad de elección y las cosas eran muy diferentes, ahora parece ser que tocamos el otro extremo y que hay un problema de raíz con el compromiso, pero no solo con el otro, sino con uno mismo. Por eso insisto en que tal vez una de las claves sea animarse a reconocerse, practicar el estar presente aquí y ahora, con los ojos bien abiertos, para poder encontrarnos con uno otro desde ese lugar conciente y amoroso ¡mucho mejor si ese otro también esta transitando ese sendero! La ley de atracción actúa siempre, creamos o no las personas nos atraemos como imanes de formas misteriosas - ni siquiera Dios juega a los dados -.

No hay recetas ni fórmulas mágicas, las pastillas para el mal de amor ya no hacen efecto y en la rifa de la soledad cada vez somos más. Los vínculos cambian continuamente y se transforman, se instituyen nuevas formas de establecer parejas, nuevas identidades y elecciones sexuales y el amor sigue comandando nuestra mente, nuestro corazón, todo lo que somos esta atravesado por el amor y en realidad, nadie quiere estar “solo” – es decir, sin un compañero/a – porque compartir la vida de una forma tan profunda e íntima, es maravilloso.
Intento ser optimista y pensar que toda esta reacomodación en los vínculos que se viene dando en las últimas décadas, es un paso más en la evolución de la humanidad y que cada vez somos más los que nos proponemos llevar adelante un trabajo interno de introspección, no solo por uno mismo, si no por el bien de todos. Cuando uno es feliz, irradia esa felicidad, la paz se contagia y mientras más vínculos sanos y parejas unidas desde el amor verdadero haya, más niños llegaran a este mundo para poblarlo con ese amor, ese amor que se mama y es el que debería empapar al mundo para sanar tanto dolor.

Nos hicieron creer que cada uno de nosotros es la mitad de una naranja, 
y que la vida sólo tiene sentido cuando encontramos la otra mitad. No nos contaron
que ya nacemos enteros, que nadie en la vida merece cargar en las espaldas, la
responsabilidad de completar lo que nos falta.
John Lennon


N.P.S
Marzo- Abril 2013

18 de abril de 2013

La irresistible



Yo no sé si ustedes han descubierto que la música tiene esa capacidad de penetrar, no solo por los oídos, no solo por la piel, sino hasta los huesos haciéndolos crujir, serpenteando el corazón hasta que galope de emoción, bajando por los ojos en forma de lágrimas, haciéndonos cosquillas en los pies; la música toma formas misteriosas dentro de casa ser humano. Posee esa magia de iluminar el alma y a la vez, de desnudarla ante el más tormentoso temporal sin reparo. Puede ser el paraíso o el infierno, pero siempre es una salvación y es una de las únicas cosas que no pueden quitarnos, porque nadie puede reprimir nuestros pensamientos, ni reprimir un tarareo.
Yo no sé si ustedes han logrado, al menos por un instante, acallar todo ruido para escuchar la danza del mundo, porque el mundo tiene su propia música que varía en intensidad y ritmo, depende de la frecuencia que seamos capaces de captar. Sintonizar ese sonido es casi místico, efímero. Se puede bailar al compás de ese pulso natural que cuando se conjuga con el interno se transforma en la canción más linda que jamás hayamos escuchado, parece que la gente vuela cuando lo logra – y algunos ni lo saben, yo los he visto - .
Yo no sé si alguna vez ustedes se han puesto a percibir la música, no solo con los sentidos, sino con todo lo que existe, incluso con lo invisible porque la música llega hasta ahí y cruza fronteras siempre, porque no hay ser humano que no se entregue a la armonía  de su encanto. Incluso los que no pueden cantar o escuchar disfrutan igual de sus vibraciones; la música llega porque es mucho más que lo que percibimos.
La música tiene ese poder de trasladarnos a un momento determinado, sea este el más feliz o el más doloroso de toda nuestra vida, la música no elije sino que reproduce las escenas con una frescura única haciéndonos revivir ese momento tan especial de forma automática. La música nos atraviesa íntegramente, desde todos los planos que coexisten y nos conmueve a todos.
Yo no sé si esto les sucede a ustedes, pero mi vida siempre ha sido musicalizada, imagino escenas y revivo recuerdos con diferentes bandas sonoras, así como evito ciertas canciones o discos y tengo otros que repito sin cansarme. La música habla de quienes somos en esencia, nos habla, nos marca el ritmo, nos describe, nos enamora. Hay una música para cada estado, no es azarosa la elección – como nada lo es -.

Pocas cosas hay tan universales como ella y el placer que nos produce escuchar, cantar, tocar, bailar y todo lo que podemos expresar a través de la música.
Yo no sé si alguna vez les ha pasado a ustedes; yo…no puedo vivir sin ella.

¡Tenía que ser mujer!

N.P.S
18-04-13 

7 de abril de 2013

Inagotable secuencia



Pasa la existencia rápidamente como secuencias ininterrumpidas antes mis ojos.

Y cuando dijo existencia, no me refiero a la vida del aquí y ahora, ni me refiero a lo que podemos ver con nuestros ojos o tocar con nuestras manos u oír con nuestros oídos. Cuando dijo existencia me refiero a ese todo inabarcable que por momentos se hace presente y logra habitarme de una forma salvaje, atropellada, sin permiso, ni tiempo. O tal vez sea yo quien habito ese espacio, nunca se sabe quien es quien en ese juego. Somos observadores y observados, somos uno y somos todo, somos alguien y a la vez nadie. Víctimas y victimarios, a veces humanos a veces divinos, un poco animales, un poco civilizados. A veces usamos más el corazón, otras el cerebro. A veces preferimos cerrar nuestros oídos o cerrar nuestra boca, abrir grande los ojos y las manos y también; viceversa.
No sé que es la vida, tampoco sé si debería ser algo ¿Por qué todo tiene que tener un objetivo o una razón de ser? No se pregunta el arco iris si salir o no, no se pregunta el pájaro si volar, ni los arboles si crecer. Y tienen colores, alas, raíces; nosotros también. Sin embargo, todo lo preguntamos para llenarnos aún más de ese vacío existencial que nos arroja a un espacio de desamparo y huerfanidad que algunas noches resulta insoportable.
No creo que Dios se pregunte nada. No juega a los dados, no tiene forma, no tiene sexo, probablemente ni siquiera tenga voz, ni ojos, ni un rostro familiar. Que triste no preguntarse. O quizá sea la plana iluminación el comprender ese todo, del que hablaba al principio, cuando quería decir existencia y no supe explicarme ¿Seria aburrida la vida sin cuestionamientos o podríamos vivir más tranquilos? ¡Ah, la tranquilidad! es una mera construcción del hombre y el hombre no tiene la verdad, porque a veces pienso que la verdad no existe y que por una milésima de segundo siento en todo mi ser la sensación abismal de que TODO era mentira, de que uno pasa la vida convenciéndose desde un lugar tan certero y profundo de la existencia, formando sus creencias, vivenciando en carne propia la experiencia, viviendo en base a las filosofías que elije – quienes optamos por elegir – en definitiva; siento un buscador. Para que un buen día algo, o alguien alguna veces, nos de vuelta el tablero desarmando el rompecabezas para siempre, dejándonos plagados de preguntas, abriendo la puerta en medio de un desierto inhóspito o de un mar convulsionado que nos despeina hasta el alma. Todas las piezas están mezcladas, la sensación de injusticia, desesperación e impotencia es más grande que cualquier mar o desierto existente, lo juro. Después, uno vuelve a armar ese rompecabezas, porque confía, porque cree que siempre hay algo más allá, porque construye razones, objetivos, formas de seguir coexistiendo.
No sé que es la vida, pero no voy a conformarme con pensar que “todo pasa” porque justamente no quiero que mi vida pase como secuencias ininterrumpidas antes mis ojos. Quiero que sean mis ojos los que puedan interrumpir la vida y marcar las secuencias, sea como sea, hare lo que tenga que hacer aunque parta sin entender la vida.
No voy a quedarme con la duda, por eso soy una buscadora.

N.P.S
30-03-2013