31 de julio de 2009

La presente eternidad

…una luz me elevo, el calor mi invadió, el pulso se acelero y una sensación de paz interior invadió cada célula de mi ser. Ya no sentí el peso del cuerpo, ni del mundo, sobre mí. Flotaba en una nube de luz multicolor que me transporto hasta allí, un lugar difícil de describir. Había llegado al cielo, por nombrarlo de alguna manera. Ahí estaba, en ese lugar donde todas las Almas regresan. Ni cielo, ni infierno, un lugar unánime para todos los seres.
Ni San Pedro, ni Dios, ni Satán. Muchas Almas, igualdad ante todo y un recibimiento emotivo.
Comencé a caminar en aquel antiquísimo lugar. A la sombra de un árbol estaba Mario, escribiendo. Me emocione al verlo y corrí tímidamente, lo abrase y sentí la eternidad en sus letras. Don Mario, le dije, al fin puedo abrazarlo y felicitarlo. El me miro, simplemente me miro y eso valió, más que mil palabras. Me regalo un poema, inédito, que nunca podré revelar. Y me dijo que no me salve, ni ahora, ni nunca, y yo sonreí cómplice. Después de todo él siempre tuvo razón, el secreto era mirar hacia arriba.
Proseguí ansiosa mi camino, el lugar estaba superpoblado de gente. Me cruce a Michael Jackson quien enseñaba a bailar a los más pequeños, que lo miraban anonadados. Un hombre alto de cabellos coloridos, me sonrió con su mirada, e hizo mover mis pies con su alegría cordobesa, los Ángeles tocan cuarteto no quieren tocar el arpa. Me emociono su presencia, y su energía es tal cual siempre imagine. Le mostré mi paloma, su paloma, lo invisible. Nos abrazamos, muy intensamente y no hizo falta decir más nada. Rodrigo, tal cual siempre lo había sentido en mí.
Estaba muy expectante y decidí seguir mi camino, había mucho por conocer y no sabia cuanto tiempo me quedaba.
Ni siquiera sabia como había llegado allí, pero ahí estaba y había que aprovecharlo.
Encontré una biblioteca gigante y decidí entrar ¡Como no! Miles de millones de libros, el olor a madera característico, mezclado con humo de pipa y otras yerbas. Tantos personajes juntos me dejaron paralizada, no sabia que decir, a quien abrazar primero, a quien elogiar después. Los pasillos parecían infinitos y en una gran mesa estaban Alfonsina, Alejandra, Olga, Julio y otros más. Debatían acerca de literatura y yo los observaba con muchisimo respeto desde la otra punta. ¿Qué decirles? Los tenia ahí y no podía creer lo que mis ojos veían. Tantos años leyéndolos, conociéndolos, identificándome y ahora su presencia me dejaba muda. La penetrante mirada de Alejandra, las arrugas de Olgita, el aroma a mar de Alfonsina y los poemas nuevos que fue a buscar, y por fin encontró. Me acerque en puntitas de pie, todos me sonrieron amablemente, invitándome a ser parte. Entonces, tome asiento. Me sentí muy cómoda y pase quien sabe cuantas horas o días, en aquella biblioteca celestial. Allí todos los grandes escritores de la historia de la humanidad permanecían eternos e intactos. Un verdadero paraíso para los amantes de las letras, como yo. Alfonsina me regalo de puño y letra, mi poema preferido de ella y cuando me lo obsequio ambas dijimos a la vez: empatia, y sonreímos. Es increíble la sincronicidad de las mentes humanas.
Pero un buen día sentí que tenía que seguir mi camino, entonces me despedí de ellos, y solo fue un pequeño adios en este paréntesis de eternidad que es la vida. El clima era templado y las horas no parecían pasar, el tiempo y el espacio definitivamente son creaciones terrenales. De repente, una mano tomo mi hombro…y casi sin saberlo, ya pude percibir su energía. “Bienvenida pisciana” me dijo Kurt y ya no pude contener el llanto. Tiro su guitarra y un intenso abrazo nos acurruco por varios minutos. Sentí que el corazón se me iba a salir del cuerpo, no podía creer su belleza, su energía, su hermosa sonrisa. Era él…años soñando con conocerlo, años leyendo sus biografías, escuchando su música, añorando este momento. Me llevo a un viejo bar, y ahí pasamos horas conversando y hasta incluso me canto en vivo y a capela, something in the way. Deseo concebido, pisciano hipersensible, un Alma noble que irradia compasión y amor. Seguramente Kurt, ya llego al Nirvana. Nos despedimos cuando él me dejo en la puerta de un campo poblado de flores y pájaros, porque sabia que yo tenia que conocerlos. Comencé a caminar por aquel interminable campo verde, de fondo una maravillosa orquesta ambientaba el espacio. Allí estaban, Mozart, Bach, Beethoven, Chopen…la piel de gallina no tardo en aparecer. Y de pronto, los vi o más bien, los percibí. Alrededor de una gran cascada estaban ellos. La Madre Teresa, Mahatma Gandhi, Albert Einstein y un sin fin de seres volátiles, de Maestros que nunca en mi vida creí poder conocer. No sabía que hacer, que decir.
Pero no hizo falta decir demasiado, porque con solo mirarnos yo podía escuchar sus pensamientos en mi mente y viceversa, y así nos comunicamos. Una inmensa sensación de paz y eternidad invadió mi Alma y en parte, pude comprender muchos misterios que la vida nunca supo responder. Bese las manos de la Madre Teresa, mientras Gandhi me obsequio unas bellas túnicas blancas, luego de pronunciar unas palabras en un idioma que desconozco, pero comprendo. Y entonces supe que era tiempo de seguir. Agradecí y marche. Aun a lo lejos podía observar el halo de luz blanca que envolvía a todo ese grupo de seres espirituales. Volví al lugar donde había visto a Kurt por última vez, pero él ya no estaba allí. Camine hasta que encontré una plaza de incontables hectáreas. Poblada de fuentes, flora y fauna el lugar era mágico, definitivamente no pertenecía a este mundo. Y enseguida entendí que ese era el lugar donde toda la gente mayor, entre ellos abuelos y abuelas, pasaban sus días. Había músicos, miles de mesas con señoras jugando a la canasta, al buraco y miles de otras con señores jugando a las cartas. Tejo, bochas, pintura, tejido y un sin fin de actividades. Se respiraba allí juventud y sabiduría. En una mesa estaba él, mi nono jugando a las cartas con Nino, su cuñado. Hablaban en italiano y compartían una gran picada. En otra mesa, estaba mi abuelo escribiendo, rodeado de literatos anónimos y cuando nos miramos, pude comprender muchas cosas. Salude también a mis tías, Pina, Graciela, la tía Blanca y su pureza, la tía Ema, Dorita y su gran humor, y el tío Rubén escribiendo de las suyas. Y así, comencé a encontrar abuelos de amigos y amigas que mandaban saludos, parejas de ancianos que son un ejemplo y un sin fin de anécdotas incontables. Y descubrí algunos animales propios y ajenos en aquella plaza eterna. Ciro y Uru ronroneaban al unísono, Carlita, Daisi, Oz, Nala, Crazy, el Napo y Malena jugaban entre ellos como una gran jauría fraternal. Me fui con el corazón rebalsado de amor.
Perdí la noción del tiempo y cuando levante la vista estaba en la puerta de una galería repleta de bares, una conocida música sonaba a lo lejos, entonces decidí acercarme. Y si, eran ellos. Un escalofrió recorrió mi cuerpo al verlos y oírlos, y después de un largo rato pude sentarme. John y George daban un concierto y lo demás, es imposible de explicar con palabras. Solo puedo decir que todo lo que siempre escuche sobre ellos, es cierto e incluso se queda corto. La dulzura de John me enamoro por completo, su mirada sincera, su sensibilidad a flor de piel…y la sabiduría de George que enseñaba sin palabras. Un show, inolvidable.
Salí de aquel bar, prácticamente, flotando y tarareando cada canción hasta que la bocina de un auto me sorprendió. “Subí” gritó. Cuando me asome, ahí estaba él, tal cual lo recuerdo. Luis, el mejor amigo de mi padre, el padre de mi prima. “No puedo creer lo grande que estas” me dijo y yo ya tenía los ojos llenos de lágrimas. Me llevo a recorrer algunas cuadras de eternidad, era imposible conocerlo todo. Charlamos durante horas, de la vida allá y de la vida acá. Nos reímos, lloramos, recordamos, mientras compartíamos café, el fumaba entusiasmado y me escuchaba atentamente. “Bájate acá, hacele caso al pisciano” me dijo. “Sentate en el fogón y escucha a quien habla, tiene grandes historias para contar yo sé que te va a gustar”. Y entonces, me baje después de despedirnos con un calido abrazo. Un fogón gigante, muchísimas personas alrededor y un hombre de barba y boina, simpático y amplio, reia enseñando. ¡Ernesto Che Guevara! Si, era él. Habano en mano y una presencia única. Me senté a escucharlo con los ojos brillosos, hasta quedarme dormida con el vaivén de sus palabras y el calor del fogón. Cuando desperté, ya no había nadie. Apenas algunas brazas y su energía que aun permanecía en el aire. Me resulto raro, pero todo era extraño en este lugar. Todavía entredormida, comencé a caminar dirigiéndome sin rumbo preciso. Llegue a un teatro, parecía vacío, pero algo me impulso a entrar. Grandes telones violetas bordados con estrellas y unas escaleras inmensas conducian al inmenso escenario. A medida que iba bajando, mi alegría iba creciendo. Se escuchaban carcajadas, una música muy alegre, un vozarrón viril y una vocecita aguda.
Eran ellos. Inconfundibles.
Angita y Fernando estaban ahí, solos en la eternidad de las tablas. Ella tenía la nariz de mandarina, tules multicolores y su risa característica inundaba el ambiente de felicidad. Fernando estaba ridículo y hermoso, como siempre. Medias de red, pollera escocesa y un saco de pana negro. Aun no habían notado mi presencia…y yo ya no podía contener las lágrimas de alegría y la ansiedad de abrazarlos por toda la eternidad. Se escuchaban miles de voces arriba de aquel paraíso, pero eran solo ellos dos. Parecían miles de Almas, de pieces, de manos, de corazones, pero eran solo ellos dos. Nobles y amplios, Ángeles y guerreros. Cuando estaba a unos metros percibieron mi presencia. “¡¡¡Men, nos viniste a visitar!!!” Grito Angie. “Te estábamos esperando” acoto Fernando con su sabia mirada y su gruesa vos. Apenas subí al escenario Milagritos Lopez me dijo “Si piensas bonito sucede bonito…tu sabes, niña” y todos reímos a mandíbula batiente. Había algunas personas en las butacas, Juan Castro, Jorge Guinzburg, Adolfo Castelo, Pablo Ronco, los padres de Fernando y su adorada abuela, todos los abuelos de Angie y algunos valientes más que se animaron a ir a verlos.
Finalmente, los tres nos fundimos en una esencia invisible e indivisible que nos ha unido tal vez,
por varias veces o por toda la eternidad misma. Siempre lo supe y ahora lo sé.
Note que el telón comenzó a bajarse y las últimas palabras de Fernando fueron las mismas que alguna vez supo decirme en aquel teatro: Si comprendes, totalmente comprendes. Y entonces, respire profundo.
“Siempre estoy con vos, siamesa. Se fuerte, sé que vos podes.” Me dijo Angita con su suave vocecita.


Pero la función termino y en medio de tanta felicidad un sobresalto inesperado me condujo nuevamente a la vida terrenal, en este envase que me toca habitar, con este vestido de mujer que algunos conocen como Nadia.
Desperté entonces en la soledad de mi cuarto, con el corazón repleto de huellas, de mensajes, de enseñanzas. Con los ojos salados y el Alma luminosa. Y acá estoy, escribiéndole al mundo para que alguna vez el mundo, me escriba, si es eso posible.
He vuelto y aun no se, si todo ha sido un sueño, un viaje que Dios me ha regalado o simplemente la fantasiosa creación de una niña que se cree escritora.
Lo que importa es que estamos acá: vivos y que la vida es hoy. Y que tenemos que tomar real conciencia de vivir el presente y el momento oportuno, porque el tiempo no vuelve hacia atrás, porque el tiempo no existe y porque somos seres espirituales viviendo una experiencia humana, no cabe duda de eso, estoy cada segundo más convencida. Lo que aun es una gran duda en esta existencia es si soy este ser humano escribiendo sobre aquella vida espiritual o ese ser espiritual escribiendo sobre esta vida humana.

La realidad es una ilusión y la vida es un sueño.
Hazlo realidad, me susurra la Madre Teresa.

N.P.S
31/07/09

25 de julio de 2009

Con la voz, con la pluma y con el Alma

Nuevos viejos compañeros

Un espíritu inquieto y una beta artística intrínseca me llevo a abrir nuevas puertas este año. Programa cultural en barrios del gobierno de la ciudad de Buenos Aires. Hace años venia dando vuelta en mi cabeza esta idea que por fin, logre animarme a probar. Centro cultural Lino Spilimbergo y muchas Almas nobles y sabias en un encuentro casi karmatico. Siempre todo ocurre, cuando tiene que ocurrir. La natural y mágica sincronía.
Cuando mis viejos amigos tambalean, o la vida se encarga de ausentar a otros, los nuevos tejen la red.
Canto comunitario, la voz de un pueblo en movimiento, me dijo Miguel una vez. Al unísono fusionamos nuestras penas y nuestras alegrías, desde los pulmones, hacia el mundo. Taller literario, un conjunto de literatos anónimos que plasman su interior a través de la pluma, compartiendo experiencias y encuentros (Y desencuentros, también). La voz, la escritura, trasladar lo interno en lo externo, y absorber lo externo para elaborar lo interno, un movimiento similar que evoca lo mismo y confluye en la universalidad que siempre nos salva: El Arte.
Nuevos amigos, antiguos compañeros, penas compartidas, alegrías conjuntas y miradas que comprenden.
Brechas generacionales, sexos, religiones, profesiones, estilos, formas, personas y personajes. Vegetarianos, carnivoros, argentinos y extranjeros. Distintas voces, distintos estilos de escritura, todos seres humanos.
Esta es una experiencia que a uno le enseña a aceptar, a conocer realmente al otro y a respetar lo ajeno aunque sea completamente diferente a lo que somos. Y por otro lado, te muestra una diversidad y un abanico de seres tan amplio, que uno siente descubrir otros mundos que aun, desconocemos. Una retroalimentación constante atravesada por el Arte que es lo que al fin y al cabo, nos une en estos espacios.
Es una experiencia hermosa la que estoy viviendo este año a través del Arte y de la posibilidad de ser, en grupo.
Muchos lazos se han entretejido. Desde compañeros hasta amigos, desde confidentes a pares. Y lo que más me resuena, en el buen sentido, es que este nuevo linaje de amigos tienen casi todos entre 40 y 80 pico de años. Y muy al contrario de lo que muchos piensan, me siento realmente muy cómoda y en sintonía con gente mayor que yo.
Adoro a las señoras mayores, con canas y bastones que poseen una chispa de juventud en la mirada que ya han perdido muchos de mi edad. Sus canas y arrugas implican para mi, sabiduría. Sus bastones me enseñan, que aunque les cueste caminar, son tenaces y valientes y ahí están, escribiendo, cantando y compartiendo con una amabilidad y nobleza maravillosa la vida. Elizabeth y sus brillantes ochenta años, siempre con su frescura intacta nos magnetiza con sus relatos y nos desarma con su dulzura. Canta, aunque le raspe la garganta, escribe aunque no entiende su propia letra y sube hasta el primer piso de taller literario acompañada de su bastón. Comparte y escucha, eternizando así su esencia y enseñanza. Ingeniera agrónoma a los veintiún años, madre, abuela, visabuela, un ejemplo de buena voluntad y de que siempre, se puede. Elsa, con sus setenta y cinco años, un personaje maravilloso. Ella no se parece a mamá Cora, más bien Gasalla le robo el papel. Una mujer que vale la pena conocer y escuchar, para reirse hasta que te duela la panza y sobre todo, para aprender si logras escuchar y ver, más allá. Clara y acida, con una alegría melancolica que dan ganas de abrazar. Maria Teresa, compañera de ambos talleres, una señora también mayor con mucha fuerza interna. Ellas aun toman el teléfono para agradecerte o preguntarte la dirección de un encuentro, no tienen mensajito de texto, ni mail y eso las hace aun, mas adorables y humanas.
Luis con sus sesenta y cuatro al trote, sus bellisimas palabras que sangran y acarician en las madrugadas o en las noches del pasaje Chajari. De una amabilidad y cortesía digna de un caballero como creo, quedan pocos. Ana y Silvia, dos mujeres luchadoras, sensibles y concientes. De esas personas que apenas las conoces empezas a querer, porque hubo algo invisible que vibro en nosotras a la par y una energía armoniosa creo puentes y flores. Roberto un filosofo silencioso, que como yo, habla escribiendo y calla observando. Trotamundos y buscador, es un espejo de mi interior. Eugenio, el profe, quien es parte del grupo sin pedestales ni soberbias. Quien es uno más entre nosotros, quien enseña y aprende, quien lee y escucha. De una sensibilidad, a veces oculta, lo delata un buen corazón.
Y otros compañeros que acompañan nuestra marcha y con los que aun me siento más “distante” para poder escribir sobre sus personas, son también parte del todo. Intelectuales literatos, o simples mortales intentando eternizar nuestro interior en hojas rebalsadas de tinta y sentimientos, alejando la muerte. Compañeros de plumas, con quien puedo compartir lo que ame toda mi vida, la escritura. Aprendo mucho de ustedes, aunque a veces piensen que soy una nena como dicen, que me aburro o que no me interesa lo que opinan o leen. Todo lo contrario, todos y cada uno de ustedes son un ejemplo para mi, en todo sentido. Me aportan muchisimo de lo que a veces busco y no encuentro. Incluso, empatizo más con sus ideas que con las de muchísima gente de mi edad con la que he tenido largos debates por que el celular reemplaza el abrazo y la mirada, y a mi eso me duele y me indigna, cuando para otros es normal. O por que muchos de mi generación, compraron el discurso capitalista y están inmersos en un sistema innecesario y ridículo, pero al cual sin embargo, siguen eligiendo pertenecer. Por eso elijo tal vez, pasar un viernes a la noche con todos ustedes y me entusiasma mas, que salir con gente de mi edad con la cual a veces me siento desintonizada.
Eso, solo una síntesis de este taller literario y también culinario (¡Ya sabrán solo para entendidos!).
Y por otro lado, canto comunitario el cual también comparto con Ana Maria, Elizabeth y Maria Teresa, esperando que Silvia se anime a sumar su bella voz y sobre todo, su interior que es lo que más se escucha. En este grupo conocí muchisimas personas, algunas perduran, otras se han ido, pero todas quedan. Una sensibilidad especial se respira en el aire de aquella aula de planta baja, con piano incluido. Tengo el agrado de compartir este espacio con antiguas compañeras de vida, Sari y Pauli lo cual es gratificante para mí. Y he conocido grandes personas. Pau, una artesana con un corazón tejido con la tela de la alegría y los hilos de la tristeza. Cuarenta y tres años que parecen veinte, una compañera guerrera de la luz con la cual no paramos de unir puentes, lazos y “coincidencias” que no son tales, porque ambas creemos en la causalidad. Nos separan cuadras y nos unen puentes invisibles, un placer haberla conocido y brindo con un rico mate por que esta amistad siga creciendo. Canto comunitario, es realmente una comunidad. Las parejas que cantan a la par, los chistes internos, los códigos, los miércoles vocales, el mate, la inocencia de Clarita, los cumpleaños, los mandatos de Susana, la sensibilidad de algunos, la voz de todos. La comunión del canto de nuestros sentimientos más profundos. Y al frente, o mejor dicho sentado a nuestra par, él. Miguel, el profe o el Maestro, como le dicen algunas señoras. Aun no pisa las seis decadas y posee un espíritu jovial y divertido, compañero y luchador. ¿Cómo describir a Miguel Angel en pocos renglones? Es inabarcable. Una sonrisa luminosa, una paciencia de cristal y un profesor realmente de vocación. El que dice “che…” antes de hablar, el que nos enseña y con el cual nos divertimos siempre, el que nos escucha cantar y ser, un hombre sabio desde su mirada hasta las notas musicales que vibran en su Alma. Noble y sensible, creo yo un hippie de canas de colores. Con el cual también hemos tenido tantas coincidencias como extrañas o místicas igualdades, que son de aquellas personas que siento, tenia que cruzarme en mi camino por mulitples razones que valen la pena.
Y lo mas lindo es que como todos somos del barrio, pocas cuadras o minutos nos separan físicamente unos de otros. Por eso, y por otras razones, es más fácil levantar el teléfono y decir: ¿Tomamos unos mates? Eso es bello.
Gracias por el respeto, gracias por la atención, por la compañía, por la fuerza cuando más la necesite este año y gracias sobre todo por dejarme compartir sus mundos y ser parte del mío, de alguna u otra manera.


Ni el amor, ni los encuentros verdaderos, ni siquiera los profundos desencuentros, son obra de las casualidades, sino que están misteriosamente reservados ¡Cuantas veces en la vida me ha sorprendido como, entre las multitudes de personas que existen en el mundo, nos cruzamos con aquellas que, de alguna manera, poseían las tablas de nuestro destino, como si viéramos pertenecido a una misma organizaron secreta, o a los capítulos de un mismo libro! Nunca supe si se los reconoce porque ya se los buscaba, o se los busca porque ya bordearon los aledaños de nuestro destino.
(Ernesto Sabato, La resistencia)


N.P.S
25/07/09

20 de julio de 2009

Amigarte

A mis amigos…

Gracias a los que militan por la vida, a los guerreros de la luz, a aquellos que no creen que otro mundo es posible, sino que lo saben con una certeza extraordinaria y trabajan a diario por ello.
Gracias a los que pintan mi mundo de colores, cuando todos se han extinguido y solo sobre negro en la paleta del Alma. Y gracias también a los que intensifican esa oscuridad, porque el desafió entonces es más grande y es ahí donde mi fortaleza pide revancha y apuesta. Ustedes también, me ayudan a crecer.
Gracias a los que me abrigan el Alma, cuando adentro llueve y hace frio.
Gracias a los que se quedan tomando mates lavados, porque comprenden que lo que importa es compartir y fluir juntos en este paréntesis de eternidad.
Gracias por los silencios que ensordecen, por los espacios abiertos, por la sinceridad humana.
Gracias a los que me comprenden sin juzgarme y sobre todo gracias, a aquellos que lo intentan. Gracias por escucharme, sin oírme, gracias por mirarme, sin verme.
¡Gracias por tener la paciencia de seguir mi ciclotimia, mi bipolaridad y mis manías! Y no enloquecer en el intento.
Gracias de verdad, a todos los que en cambio de prejuzgarme, prefieren escucharme primero, lo cual tiene para mí un valor incalculable.
Gracias a los que tienen valores morales y éticos inquebrantables, a los que no les tiembla el pulso, a los que dan la cara y son responsables, porque se hacen cargo de ellos mismos.
Gracias a los que aceptan mi perdón y también a los que piden perdón. Eso habla de su nobleza humana.
Gracias a los incondicionales, los que no tienen horarios, ni peros y un corazón grande como el Universo.
Y también, gracias a los condicionales, gracias a ustedes soy cada día más fuerte y aprendo lo que es el desapego y el karma de la dependencia. A veces ustedes, son tan necesarios, como los otros.
Gracias a los que abren puertas, manos y Almas. Y también, gracias a los que me dan la espalda, cierran los puños y esquivan la mirada. Gracias a eso, mi soledad es luminosa y el desafío del desapego, más real.
Gracias a los que me brindan abrazos profundos y contenedores, miradas firmes y manos compañeras.
En estos últimos tiempos las enseñanzas de la vida me han llevado a poner a prueba tanto la lealtad de mis prójimos, como la propia. Hemos fallado y nos hemos levantado. Nos hemos alejado y nos hemos vuelto a unir, más de una vez. Eso es la vida, bienvenidas y despedidas en un espiral eterno de luz y oscuridad. Pero acá estoy, acá estamos, experimentando como seres espirituales esta aventura humana que es la vida y que vale la pena vivir, solos y acompañados, con amigos y con compañeros, con uno mismo y con el mundo, todo.
Gracias a los facultativos, a los de primaria, secundaria, a los compañeros de Arte, a los profesores, a los que herede, a los compañeros cósmicos, a toda esta cadena de seres humanos interligados que son mis buenos amigos.
Gracias a los viejos, a los nuevos, a los que duran vidas, años u horas.
Gracias a los de papel, a los de fierro y a los de cristal.
Gracias a los de canas y bastón, a los de chupete y olor a rosas, a los de mi generación e incluso, a los que vendrán.
Y sobre todo GRACIAS a aquellos que me conocen en profundidad y a pesar de eso, caminan a mi lado hace años, entre tormentas, soles y acantilados. Pequeñas gotas, hacen un Mar.
GRACIAS por aceptar todo lo que soy, mi integra existencia como ser humano, con mis virtudes, complejidades y limitaciones.

Y por ultimo, gracias a vos eterna compañera de locura, que aun me sigues enseñando y acompañando en cada nuevo paso de esta existencia. Gracias por ser mi siamesa, por conocerme mejor que nadie, por tu legado, por tu sonrisa eterna, por el brillo de tus ojos y ahora, de tu bellisima Alma.
Gracias por haberme amado de esa forma incondicional y sin razones, con la que solo dos locas como nosotras pueden amarse. Por la amistad que trasciende vidas, por lo que perpetua en el tiempo, por nuestra eternidad.
Por la vulgar frase “Juntas por siempre” que ahora toma otro sentido, cuando realmente sentís que ni siquiera la transición que implica la muerte, puede separar lo indivisible.
¡Que vuele alto este abrazo cósmico para vos amiga mía, Alma nuestra!

Brindo por la conexión ineludible e insivible que une Almas y crea puentes. Brindo por la amistad, por el compañerismo, por la aceptación, por los mates lavados, las bolsas de caramelos y las miradas compañeras.
¡Salud amigos! ¡Salud compañeros!

N.P.S

20 de julio de 2009

7 de julio de 2009

Impostergable

El mejor médico es el que conoce la inutilidad
de la mayor parte de las medicinas.
Benjamin Franklin


Salvar vidas, ganarle a la muerte, correr contra el reloj, tener esperanza, enfrentarse día a día con sus pálidas manos y anunciar con una frialdad ya casi natural, la hora del deceso.
Saber que se puede, pensar que se puede, luchar hasta el final, acostumbrarse a las leyes de la vida, no adaptarse nunca a las mismas.
Salvar una vida, perder veinte.
Y entre medio de todo eso, el azar y el destino metiendo la cola, siempre.
Esa es la gran tarea de los médicos cirujanos o los que trabajan en emergencias, los que salvan vidas y juntan muertes, varias veces por día en todos los rincones de este planeta.
(Que orgullo y que trabajo complejo. Añoraría estar en sus zapatos y el solo pensarlo, me da escalofríos)
Y que complicado, que absurdo, que profunda herida narcisista, que patada al orgullo debe ser sentir que “no se pude hacer más nada” y soportar la mirada de un niño que se queda sin madre, de un hombre que se queda sin esposa o de una madre, que se queda sin su hijo.
Luchar contra “algo” que no vemos y que es lo único inevitable y certero de nuestras vidas, ella.
No, no se pudo hacer más nada e hicieron, igual, todo lo que estaba a su alcance.
Porque, por más tecnología, por más avances científicos, por más maquinas perfectas que cree el ser humano, por más químicos inventados por laboratorios y/o genios, nada pero absolutamente nada en este mundo se puede enfrentar a la presumida muerte logrando vencerla, victoriosamente, en un gran porcentaje de casos ¡Claro!
Siempre existe y existirá un núcleo irreductible, un punto de exceso en el que las leyes naturales no pueden ser controladas, haga lo que se haga.
Un quiebre donde se filtra la sombra, de la eternidad o del fin.
Domar una energía insumisa, indómita y totalmente inevitable en ese punto de inflexión que nos rebalsa la existencia de dudas y cuestionamientos.
No pudieron hacer más nada, porque no se puede luchar contra lo establecido.
Y sin embargo, mientras haya vida hay esperanza.
Que paradójica es la existencia, el ser humano…que contradictoria es la vida, incluso la ciencia, que ridícula, obsoleta y maravillosa, es.
Hay una frase del genial Nietzsche que últimamente da vueltas y vueltas en mi cabeza.
Hoy decidí invertirla, me he tomado ese atrevimiento.
Lo que no nos hace más fuerte, nos mata.
Al final es así o ¿Alguien se anima a refutarlo?
No, no se puede hacer más nada, aunque hayamos echo todo lo posible.

Ya lo decía Hunter “Patch” Adams: “Todas las Almas aquejadas, desean volver a su Hogar”

N.P.S
07/07/09

2 de julio de 2009

Lo que no vemos es lo que nos mata

N1H1, gripe A, gripo porcina, gripe estacional, infecciones respiratorias y un sin fin de nombres extraños.
Atrás han quedado el dengue y la inseguridad, las famosas elecciones y hasta Showmatch.
Ya no se habla de otra cosa que de la muerte, por que al fin y al cabo ¿De que hablamos cuando hablamos de emergencia nacional? ¿De que hablamos cuando pones Crónica y tiene una placa roja constante que dice “van 50 muertos” y aumenta sin piedad? ¿De que hablamos cuando pones C5N o canal 9 y están las 24 hrs, con alerta, música de película de terror y unas caras pálidas y rígidas? ¿De que están hablando estos amarillistas oportunistas, si no es de la muerte? Pero ellos merecen un capitulo aparte.

Se cayó un avión con 228 personas a bordo, primero el misterio y después la muerte, ni un sobreviviente.
A los veintiocho días, se cayó otro avión con 153 personas a bordo, una niña de 14 años la única sobreviviente.
Se caen como pájaros. ¡Y se seguirán cayendo! Porque el hombre no puede manipular la naturaleza a su antojo, hay una grieta que se le escapa de las manos, lo inmanejable, lo que no puede controlar.
No podrá nunca ser perfecto, nunca. Pero su omnipotencia y orgullo, puede más, siempre pudieron más.
Peña tenia razón, después de once años de ser comandante de abordo decía: “Los aviones vuelan de milagro”.
Pero parece que los milagros, están escaseando últimamente.

Grandes partidas de iconos, famosos y públicos, anónimos e íntimos.
Albert Hofmann, Jorge Guinzburg, Mario Benedetti, David Carradine, Fernando Peña, Alejandro Doria, José Ignacio Hamilton, Michael Jackson, Farah Fawcett, Andres Cascioli y un sin fin más en los últimos tres años.
Los anónimos ni hace falta nombrarlos…pero considero que los públicos, al ser tan masivos le pegan justamente, a una cantidad de gente importante y no por nada muchos, fueron grandes iconos irrepetibles y únicos, que hoy ya son leyenda. Lindo haber vivido para conocerlos y disfrutarlos y también feo, perderlos. Es la ley de la selva.

Golpe de estado en Honduras, más muertes por la gripe A, paranoia, fin del mundo, decorativos barbijos, todos olemos a alcohol en gel y el mundo, sigue girando. Porque no pueden cerrar el mundo, detener su eje, no puede el hombre luchar contra el estado natural de lo divino.

Y una interesante y sabia profecía Mayas para fines del 2.012, resuena en mis oídos casi como un zumbido. Muy sintéticamente, expresa lo siguiente:
“Los mayas no hablan del fin del mundo, es más, específicamente dicen que todo se transforma, que lo único que permanece es el espíritu, en su viaje de evolución hacia niveles superiores. La profecía maya más bien nos habla de cambios que ocurrirán a nivel físico en el planeta, y en la conciencia de la raza humana.
El mundo de odio y materialismo terminará el sábado 22 de de diciembre del año 2012 y con ello el final del miedo, en este día la humanidad se tendrá que escoger entre desaparecer como especie pensante que amenaza con destruir el planeta o evolucionar hacia la integración armónica con todo el universo, comprendiendo y tomando conciencia de que todo esta vivo y que somos parte de ese todo y que podemos existir en una nueva era de luz.”

Cientos de otras teorías sobre el eje de la Tierra, grandes cambios planetarios, fin del mundo, extinción de la raza, sobrevivencia de los más elevados, calentamiento global…hasta Nostradamus, que dependerán de la fé o la certeza interna de cada uno. La realidad, es que lo que nos esta matando es un virus. Es algo microcospico que no podemos ver, no podemos tocar, no podemos frenar.
Lo que nos mata, es invisible. Suena casi poético, pero no lo es.
Nos queda aun esperar, una invasión extraterrestre, algunos desastres naturales más, un par de Tsunamis que los especialistas ya registraron, tal vez algunos miles de virus más letales y un barrido cósmico, sin escrúpulos.
Podes creer o no, en todo esto, pero no podes hacer oídos sordos ante una realidad tan evidente, tan palpable, tan obvia. Cada uno tomara el mensaje, codificándolo de determinada manera personal, pero creo que hoy por hoy nadie puede permanecer aislado de tales acontecimientos a nivel global. Nadie puede mirar hacia otro lado porque para donde mires, “eso” esta, lo ves, lo oles, lo sentis, lo palpas. Es real.

A veces me aterrorizo, otras no. Por un lado pienso que es importante o interesante, vivir para experimentarlo y contarlo tal vez en un futuro y claro, que por otro lado hubiera deseado que nada de todo esto, sucediera.
Pero sé que hay un punto que no podemos revertir, que no nos corresponde, que no es nuestro tablero y entonces, respeto o simplemente, acepto. Hay días que lloro y me nublo, hay días que sonrío y brillo. Pero últimamente, lloro y brillo a la vez, intentando establecer un equilibrio que tambalea en la cornisa.
Pienso que así debe ser y admito las reglas que no entiendo con la mente menor, terrenal, inferior, pero si comprendo desde otro lado. Miles de personas alrededor del mundo mueren por día, por miles de causas y enfermedades y sin embargo no lloramos a diario, ni nos paranoiqueamos, ni se detiene el globo. No tenemos conciencia, porque no todos los días la muerte nos toca tan de cerca…y cuando nos toca, ahí es donde nos sacude y nos hace replantearnos tantas incógnitas existencialistas y correr de un lado hacia otro, como una coreografía sin fin. Un amigo me decía hoy, que esto parece una película de las apocalípticas. Que se imagina en un tiempo, las calles desoladas y acota “Voy a ir a la librería a comprar suministros”, ambos reímos. Es un Artistas, y creo que lo ultimo que morirá en este mundo, será el Arte, porque es lo que nos salva siempre, de la muerte.

El cambio es ahora, el salto cualitativo es ahora. “El que quiera oír, que oiga” decía un Gran Maestro. Y a lo mejor, a veces me consuela pensar que algunas Almas partieron justamente por ser la más fuertes, la más evolucionadas y porque ya no tenían que “padecer” todo este cataclismo para aprender quien sabe cuantas cosas. Seguramente, tendrán otra misión en Dios sabe donde, pero creo que se cae de maduro que hay algo que nos están diciendo. Hay que saber interpretar las señales, abrir los ojos y dejar de responsabilidad al azar, a la desgracia e incluso, a Dios mismo.

¿Dios, falta algo más?
¿Estas planeando una frutilla del postre?
¿La gota que rebalse el vaso?
¿El jake mate?
¿Te ayudo con algo?


Das miedo...últimamente, a la gente le metes miedo.
¡Y claro que soy gente también! Pero como buena humana, soy contradictoria y como buena pisciana, muy ciclotímica. Y hoy, no te apedreo, más bien intento escucharte.

¿Te alcanzo un barbijo? ¿Allá hay alcohol en gel?

El pesimista se queja del viento; el optimista espera que cambie;
el realista ajusta las velas.
William George Ward.


N.P.S
02/07/09