30 de mayo de 2012

Abrir-se



Abrirse al dolor, para que entre y tal vez por ese mismo espacio pueda drenar.
Dejarlo pasar y que no se convierta en sufrimiento, para que este no se transforme en rencor, ni en resentimiento porque finalmente cuando adentro todo se mezcla y se cronifica se hace duro, se vuelve odio, espeso y oscuro.
Ese odio enferma, contamina y paraliza a quien lo siente.
Por eso quiero abrir para que entre y salga, para que circule, todo lo necesario y se equilibren las energías y emociones.
Para volverá a mi centro, para confiar en la vida y sobre todo en los “otros”.
Para poder perdonar y perdonarme.
Para amar desde cada rincón de mi cuerpo y esquina de mi corazón, sin dejar espacio para todo lo demás.

Que así sea.

N.P.S
29/05/12

16 de mayo de 2012

Otra vez el agua
inmensa, marrón, arrasa con toda su fuerza natural.
Me tapa, me ahoga, me arrastra hacia el fondo.

Otra vez el agua desbordada
salida de su cauce, de sus limites
empapandome el Alma, arrugandome los pies.



Otra vez el agua intensa, sin remordimientos, sin culpa
deborandome en tu torbellino de burbujas
sacudiendo mis organos, mis recuerdos, mi vida.


Otra vez el agua y yo sin más soluciones que encomendarme a Dios.

N.P.S
27/04/12

Recortes insomnes


Algunos de estos son diálogos de sueños, o pensamientos entredormidos que anoto en un papel en un estado alfa y en la oscuridad. A la mañana siguiente, los paso en limpio. Es casi como plasmar mi inconsciente en palabras...uau.  Otros son pensamientos fugaces, reflexivos, que intento anotar lo más fielmente posible. 

Recortes insomnes 

Ah, tu obra me encanta. Yo soy de pensar que hay “otra” vida más allá de lo que vemos y hay que habitar ese espacio de luz y sombra, en cuerpo y Alma. Porque pese a todo, la verdad siempre triunfa. Por eso la lucha vale la pena , mirar para adelante, desnudar el corazón y con una coraza de luz enfrentar “la realidad”. Si, esa que te digo que habitamos, aunque no nos demos cuenta lo sabemos ¿Me entendes?

Si, necesito por las noches alguien que me abrace; lo extraño. Hablo de alguien más, además de estas pequeñas manos que se aferran a la vida desde mi escote. Hablo de un hombre, ese que alguna vez supo abrigarme el Alma en pleno invierno. O bueno, algún otro que este dispuesto a abrigarme los pies, ahora.

Parece ser que a todos nos convencieron con que hay un vacio que llenar (ese famoso y existencial) que emerge sin preguntar en los más inoportunos acantilados del Alma. A mi me sucede lo contrario. Esta tan lleno que rebalsa, te puedo convidar ¿Queres?

Hay tanta gente que es feliz porque vive en una “nube de pedos” sin tomar real responsabilidad y conciencia de ese “todo” o al menos, de una partecita. No quiero juzgarlos y hasta confieso cierta envidia a veces. Sin embargo, sigo eligiendo la lucidez y el servicio antes que la inconciencia y el egoísmo. Cada cual es feliz a su manera, claro. Pero de algo estoy segura: que es muy triste no darse cuenta que no te das cuenta, de un “otro” y de que algunos de esos “otros”, como yo, lo noten. Y anoten.

Desapego y Amor incondicional, vaya términos. Considero que venimos, o vengo para no generalizar, a este planeta a evolucionar y perfeccionar estas dos cualidades. Nadie mejor que un hijo para exacerbar este desafío y ponerlo en primer plano de manera constante.
El otro día en el parque un muchacho me interrogo:
¿Es tuyo? – dijo -
Si…es mío – respondí –
Convengamos que lo geste, lo parí, le di vida, lo amamanto, lo crio y lo amo incondicionalmente, de verdad. Pero ¿mío? No es una pertenencia, es un ser humano. Que raro es esto de que sea MI hijo porque si bien es un hecho, no me gusta calificarlo de esa manera. Es hijo de la vida, es libre, ES… incluso, más allá de mi. ¡Pucha que difícil es el vocabulario! A veces da alas y otras candados. 

Que raro es el ser humano. Que raza tan misteriosa, tan corrompible.
Como cuesta determinar los limites de lo normal y anormal, de lo bueno y lo malo, de lo sano y lo enfermo, de lo natural y lo adquirido. Y eso tan humano también, la eterna dualidad que separe, enfrenta, no ayuda. Borges tenia razón, habría que inventar un juego en el que nadie pierda ni gane…si total al final ¡Rey y peón vuelven a la misma caja che!