18 de abril de 2013

La irresistible



Yo no sé si ustedes han descubierto que la música tiene esa capacidad de penetrar, no solo por los oídos, no solo por la piel, sino hasta los huesos haciéndolos crujir, serpenteando el corazón hasta que galope de emoción, bajando por los ojos en forma de lágrimas, haciéndonos cosquillas en los pies; la música toma formas misteriosas dentro de casa ser humano. Posee esa magia de iluminar el alma y a la vez, de desnudarla ante el más tormentoso temporal sin reparo. Puede ser el paraíso o el infierno, pero siempre es una salvación y es una de las únicas cosas que no pueden quitarnos, porque nadie puede reprimir nuestros pensamientos, ni reprimir un tarareo.
Yo no sé si ustedes han logrado, al menos por un instante, acallar todo ruido para escuchar la danza del mundo, porque el mundo tiene su propia música que varía en intensidad y ritmo, depende de la frecuencia que seamos capaces de captar. Sintonizar ese sonido es casi místico, efímero. Se puede bailar al compás de ese pulso natural que cuando se conjuga con el interno se transforma en la canción más linda que jamás hayamos escuchado, parece que la gente vuela cuando lo logra – y algunos ni lo saben, yo los he visto - .
Yo no sé si alguna vez ustedes se han puesto a percibir la música, no solo con los sentidos, sino con todo lo que existe, incluso con lo invisible porque la música llega hasta ahí y cruza fronteras siempre, porque no hay ser humano que no se entregue a la armonía  de su encanto. Incluso los que no pueden cantar o escuchar disfrutan igual de sus vibraciones; la música llega porque es mucho más que lo que percibimos.
La música tiene ese poder de trasladarnos a un momento determinado, sea este el más feliz o el más doloroso de toda nuestra vida, la música no elije sino que reproduce las escenas con una frescura única haciéndonos revivir ese momento tan especial de forma automática. La música nos atraviesa íntegramente, desde todos los planos que coexisten y nos conmueve a todos.
Yo no sé si esto les sucede a ustedes, pero mi vida siempre ha sido musicalizada, imagino escenas y revivo recuerdos con diferentes bandas sonoras, así como evito ciertas canciones o discos y tengo otros que repito sin cansarme. La música habla de quienes somos en esencia, nos habla, nos marca el ritmo, nos describe, nos enamora. Hay una música para cada estado, no es azarosa la elección – como nada lo es -.

Pocas cosas hay tan universales como ella y el placer que nos produce escuchar, cantar, tocar, bailar y todo lo que podemos expresar a través de la música.
Yo no sé si alguna vez les ha pasado a ustedes; yo…no puedo vivir sin ella.

¡Tenía que ser mujer!

N.P.S
18-04-13 

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