14 de agosto de 2009

Vos sabrás


Vos sabrás que mis silencio solo hablan del vacío de lo intolerable, la palabra que no surge y clama, para que el mundo se quede sordo ante las silabas vacantes en la boca de cualquiera.
Vos sabrás que me siento sola, más de la cuenta, y me sobran las razones para nombrar ausencias y sentir aire a mi alrededor. Solo aire.
Vos sabrás que siempre mi camino es cuesta arriba, pero que un paso en falso produce una avalancha de eventos que en forma de domino desgarran mi Alma y terminan haciéndome bajar disparejos peldaños.
Vos sabrás que algunas noches no le encuentro sentido a todo eso y que sin embargo todas las mañanas me despierto de pie, creyendo y sobre todo, sintiendo que la vida vale la pena después de todo.
Vos sabrás que soy la mejor para dar consejos, para despertar conciencias, para estar cuando tengo que estar donde sea que alguien me necesite. Sin embargo, no puedo siempre aplicar esto, a mi misma porque soy humana y necesito de otro, de un espejo, de un complemento. De alguien que respire y me mire, desde adentro.
Vos sabrás que soy hipersensible y que a veces yo misma detesto serlo. Me gustaría que todo me afecte menos, tener más capas y ser más fría. Pero es imposible luchar contra mi propia naturaleza, soy quien soy y es parte de mi propio aprendizaje, aceptarme. Un trabajo interno de años, me ha llevado a cambiar muchisimas actitudes y acciones, pero después de todo eso, muy en el fondo queda uno. Y eso, siempre hay que respetarlo.
Vos sabrás que a veces puedo parecer demandante, e incluso muchas de mis demandas afectivas se toman como reproches, pero solo busco lo que finalmente todos buscamos: Amor.
Vos sabrás que me encanta compartir, que me hace feliz vivir la vida con mis amigos, no ser parte del público de la obra de teatro que cada uno construye, ser protagonistas, juntos, de la vida. Los papeles pasivos me oxidan, me llenan de telarañas, nunca fueron lo mío. El cambio es lo único inmutable.
¿Cómo explicarte cuanto necesito un abrazo? ¿Cómo explicarte lo que no tiene palabras? ¿Cómo explicarte que hay momentos en que ni yo misma sé que es lo que me mantiene en pie cuando todo a mí alrededor se cae? ¿Cómo explicarte que mi supuesta “demanda” es solo un pedido de compañía? ¿Cómo explicarte que hago todo lo posible y hasta lo imposible, para aprender a estar sola?
Que me cuesta el Alma reaprender a vivir la vida sin algunas personas que siempre fueron esenciales y necesarias. Que mi vida tiene tantos giros y dimensiones, profundidades e incertezas que no puedo manejar sola y comprenderme desde adentro, que necesito un copiloto, que me hace falta una mano.
Quisiera recordarte que soy fuerte, si, pero soy humana. Y que muchos por tildarme con una “fortaleza implacable” piensan que soy la mujer maravilla y que puedo manejar todo lo que me ocurre en cada momento de esta compleja existencia. Y así se olvidan que sigo siento tan humana como ustedes.
Que soy luz, si, pero también puedo ser oscuridad y de la más siniestra.
Que muchas veces puedo sola y por eso se han acostumbrando a soltarme la mano y darme la espalda, muchas veces, cuando era lo que menos lo necesitaba. Que la vida me quiera desafiar y yo intente probarle que puedo, no quiere decir que no necesite del calor humano, de la palabra a tiempo, de la mirada compañera en la cual reflejarme cotidianamente, para mitigar tanto dolor.
Vos sabrás que hay un discurso mudo e interno, que provoca nudos en mi garganta y en mi corazón. A veces no puedo desenmarañar tanta injusticia sola, a veces la vida y la muerte se enreda en mis entrañas y no tengo con quien compartirlo. Entonces hablan mis ojos, el cuerpo me da señales y solo tengo ganas de irme a dormir porque tanta soledad me abruma. Elijo descansar en el mundo onírico donde me acompaña siempre alguien.
Porque sigo pensando que el discurso de lo intolerable, se vuelve más tolerable si se puede compartir con alguien. Porque todo eso que aun no logro elaborar me atormenta en mis sueños y en mi vida conciente, también. Porque pongo mi mayor esfuerzo por enfrentar sola, con mis herramientas y bases, con mis virtudes y defectos, cada obstáculo que la vida me pone. Porque a veces me creo omnipotente y no dejo lugar al error, porque eso es un gran error y cuando me caigo me duele lo suficiente como para que la cicatriz, tarde en cerrar.
Porque los demás cicatrizan, porque pienso que debemos sanarnos los unos a los otros y porque me duele el egoísmo ajeno y la mirada indiferente.
Vos sabrás que hay un destino que enfrentar cada día, una historia familiar, una subjetividad propia, una memoria colectiva y un camino que no es de doble mano. Todos estamos solos y eso es remediablemente injusto, es decir, necesario. Sin embargo somos seres sociales, algunos más que otros, lo cual es mi caso.
Vos sabrás que a veces pido ayuda de maneras poco claras, y hasta un tanto provocadoras, cuando me resigno o indigno por la poca empatia que suelo encontrar. Pero solo eso pido, una mano que me ayude a construir lo que se derrumbo, un hombro en el cual apoyarme que sea mejor que una fría almohada.
A veces cuando solo encuentro puertas cerradas realmente me pregunto si será mucho pedir.
Un fin de semana fuera de mi casa, lejos de esta computadora, cerca de quienes considero mis amigos y compañeros de la vida. Salir, compartir, tomar algo, disfrutar la vida. Dividir las tristezas, multiplicar las alegrías ¿Será mucho pedir? Ser amigo, ser y estar, que es una responsabilidad, aunque muchos piensen lo contrario ¿Será mucho pedir?
Vos sabrás que soy transparente y sincera, lo cual es mi mayor virtud y a veces mi mayor defecto, también. Me muestro tal cual soy porque cuando te encontras a vos mismo ya no tenes nada que ocultar, ni que perder. Por eso a veces no entiendo porque les cuesta tanto entenderme, si soy esto, soy lo que ven, no hay demasiado más que esta sencilla complejidad de niña disfrazada de mujer, que soy. Las cosas son sencillas cuando uno no tiene privacidad en algún punto, porque la gente te conoce tal cual sos y entonces, realmente ahí podes saber quien te quiere y te elije de verdad. Tal vez eso, asuste a algunas personas que no saben como reaccionar cuando el otro se desnuda desde el Alma, y huyen. No saben como soportar “tanta realidad”. Corren ante el dolor ajeno, los distancia el pedido de comprensión y los abruma la tristeza que el otro puede estar sufriendo. Siento, muchisimas veces, que esto sucede en los demás. Y si fuera así, no lo juzgo, pero me gustaría que sean sinceros conmigo como yo lo soy con ustedes, y me lo transmitan, para poder comprenderlos mejor. Porque soy capaz de soportar cualquier cosa, siempre que sea con sinceridad y de buena fe, lo saben quienes me conocen.
Vos sabrás que a veces me canso de ser quien escucha, quien tolera, quien perdona y quien es apoyo, aun cuando me estoy desarmando por dentro, siempre pienso en el otro. Fuera del lugar de victima, con el que tantas veces me he identificado y en el que otras tantas me han etiquetado, intento seguir siendo quien soy y solo necesito un mínimo apoyo emocional, que tantas veces no encuentro. Y entonces, escribo, escribo para desahogarme, escribo para poder significar lo que no tiene nombre, escribo para poder nombrar en alguna parte de este universo lo que a veces no puedo nombrar con mi voz. Escribo y me doy cuenta, en el acto mismo, que termino dentro del mismo círculo que confluye en esta especie de pedido de “ayuda” si así se puede llamar, lo cual me parece bastante miserable, si se quiere. El punto, es que en algún punto, escribir me hace bien y eso es lo que termina inscribiendo algo en la realidad objetiva, en medio de tanta búsqueda subjetiva.
Lo que piensen los demás, en este momento de mi vida no me toma por sorpresa. Yo se bien quien soy y los que realmente me conocen, o quieren hacerlo, sin anteponer etiquetas y prejuzgarme, saben quien soy.
Por que finalmente, vos sabrás, que no quiero volver atrás, que no quiero pensar como pensaba. Que aquella Nadia, esta sepultada porque ha renacido otra que es la que quiero que viva el resto de mis días junto a mi, y junto a toda la gente que es parte mi vida.
Vos sabrás…
…que no quiero deconstruir este camino que tantos años me ha llevado.
…que no quiero escuchar esa voz que me grita que nada tiene sentido y que estoy finalmente, sola. Casi como un destino ineludible e insoportable que me obliga a aceptarlo. Sola.
Me niego a aceptarlo, a verlo con ese prisma, desde ese ángulo. Me niego, porque sé que hay otras enseñanzas detrás de tanta soledad y si bien son gloriosas, también son terriblemente dolorosas.
Parece ser que la dicotomía, además de ser humana es también, divina.




Vos te preguntaras porque hay gente que se vuelve loca.
Yo me preguntaria como hay gente que no lo hace.





N.P.S
14/08/09

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