18 de agosto de 2010

¿Dónde están los pibes?

13:00 hrs. de un miércoles 18 de agosto de 2010.
Estación Retiro.
Encuentro un asiento vació, de esos que viajas al revés, contra la ventanilla.
Me acurruco buscando el sol que hoy esta ausente. Escucho la radio.
En el andén un muchacho que vende pan se pelea con otro que paso caminando. Se pegan un par de trompadas y alguien los separa; se gritan un par de cosas a la distancia.
El que no vende pan, entra y se sienta casi enfrente de mí, mirándome fijo a los ojos.
A las dos o tres estaciones sube un hombre de unos cuarenta y pico de años.
Botella de cerveza en la mano; acompañado de un aspecto de abandonado muy fuerte.
Intenta agarrase como puede del pasamanos y los asientos, trae consigo una bolsa llena de botellas.
Y entonces, comienza a gritar: ¿Dónde están los pibes? ¿Y las minas, donde están las minas? ¡Quiero a las minas! ¡Quiero a los pibes! En un primer momento todos los pasajeros nos quedamos conmocionados. Confieso que no me saque los auriculares, los primeros cinco minutos y si lo hice cuando escuche la palabra MILITARES. Nos mirábamos con el resto de la gente, a veces a los ojos, a veces no. Algunos tenían cara de pánico, otros miraban por la ventanilla como “si nada estuviera pasando” y otros tantos observaban al hombre muy seriamente. Así esta persona comenzó hablando de “los pibes de Malvinas”, del año 1982 para luego desembocar en la dictadura militar, en los desaparecidos y en que “esos hijos de puta tienen que ir a juicio y se están haciendo los boludos”. Cada vez gritaba más fuerte, con más energía, con más indignación y el dolor se filtraba por cada cuerda de su garganta. La noche de los lápices ¿Qué paso ahí? ¿Dónde están los pibes de las noches de los lápices? ¿Y las minas, donde están esas minas? Y los pibes de Avellaneda ¿Dónde están? ¡LOS QUIERO VIVOS! ¡VIVOS LOS QUIERO! Y entonces se quebró, en un llanto insoportable que interpelo, estoy segura, a cada pasajero del último vagón de ese tren que salio en Retiro y yo al menos, ya no sabia donde estaba.
El hombre no dejaba de llorar, de revolear para todos lados la botella, así como su cuerpo desestabilizado, no se si por el dolor o por el alcohol, creo que ambas cosas.
En cada estación subía gente nueva y yo no podía dejar de observar sus reacciones.
Se y nos preguntaba continuamente, durante varias estaciones, donde estaban todas esas personas, esos pibes, esas minas, que él quería vivos. Su presencia era muy fuerte, su aspecto muy confuso pero su dolor…muy claro. No pude dejar de preguntarme que le habrá pasado a este hombre, a quien habrá perdido. Por momentos no sabia si pararme y hablarle, si buscar ayuda, si seguir simplemente mirándolo apoyándolo desde la mirada solamente…pensé que si bien no aparentaba ser un peligro para terceros, si lo era para él mismo en ese estado, tal vez podría caerse al bajarse del tren.
No supe que hacer. Nos miramos con una chica de rulos, medias violetas y cartera de bambula.
Delante de mi asiento, un chico joven lo observaba como dubitativo ¿Hago o no hago algo? Decía su cuerpo. Finalmente el señor, con bolsa y botella en mano, se fue caminando por los vagones…aun se escuchaban sus gritos, hasta que lo perdí de “oído”. Cuando me baje lo busque con la mirada, pero no lo vi, ni lo escuche, ni tampoco se bajo en ninguna estación porque me mantuve atenta.
¿Dónde están los pibes? me retumbo en la cabeza hasta la puerta de mi casa. Se me salía por los poros plasmar esto, una situación fuerte que me hizo reflexionar y me paralizo por momentos.

¿Qué sucede en el mundo? ¿Por qué la gente esta “tan loca”?
¿Dónde esta tu mente ahora?¿Qué haces vos para cambiar “la realidad”?


¿Dónde estará este hombre, ahora? ¿Esta?

N.P.S
18/08/10

1 comentario:

vilmati dijo...

muy muy fuerte,si.
Viajé en tren tres veces por semana durante unos años. La Plata Berazategui. la verdad que las cosas que se ven en el tren son terribles. ENcima situaciones así, en ese escenario, te ponen la piel de gallina. Es un sobreviviente el hombre seguramente, y con una historia personal a cuestas que seguramente le pesa. Imagino que lo que para nosotros es "historia argentina", para el está escrita en la piel.A flor de piel.