7 de agosto de 2012

Árbol

Anclo mis raíces en la Madre Tierra.
Pertenezco a ella, soy parte del ciclo de la creación divina.
Me-entrego y confío en mi instinto, suyo.
Expando mis ramas hacia el cosmos infinito poblado de misterios y albor,
suelto mis miedos y permanezco receptiva a la luz y a la oscuridad del cielo
aceptando lo que hay.

Meso, entre mis ramas más fuertes, a mi pequeño retoño.
El latir de la tierra es mi ritmo.
Cierro los ojos y susurro su canción, esa que solo es nuestra y nadie conoce.

Fluye por todo mi cuerpo la savia con la cual alimento al pimpollo más sagrado, ese néctar bendito e integral, la esencia más pura que la Madre naturaleza nos ha regalado
para que los retoños crezcan sanos y felices y puedan, poco a poco, anclar también sus raíces
en esta sabia tierra, querida.

Un camino poblado de arboles en conexión con las estrellas
ese es el sendero que imagino andar, el equilibro en el que intento volar.


N.P.S
07/08/12

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