Quiero escribir desde una profundidad que no admite musas.
Es decir, deseo escribir desde un lugar en el que no habitan
las palabras, un espacio donde vuelan mariposas y también cuervos, un vacío
inhóspito que sin embargo a veces, se inunda de luz.
Intento escribir, no sé bien si sobre mí, sobre el mundo, la
vida o los otros; en definitiva es todo lo mismo, todas las fronteras son
ilusiones. Hablar de mí, ante alguien que no me conoce es reconocerme, narrar
quien soy es tan propio como ajeno. Escuchar cuales son mis sueños y
elecciones, que se filtren también mis
miedos, mis sombras, mis fracasos, es decir cada aprendizaje y la fuerza
interior que me sostiene, o mejor dicho, me impulsa.
Hoy conocí a un extraño y las sensaciones ambiguas me
invadieron. Por momentos volví a sentir quien era, como acercándome a una
persona que el tiempo fue desarmando y sin embargo, ahí estaba. Como si las
etapas, el tiempo y mi personalidad fueran de plastilina…supongo que todos nos
moldeamos, día a día, y que lo importante es tomar conciencia de que es
fundamental moldearse desde la libertad y el respeto a uno mismo, y tomar el
poder para no ser moldeados por otros, que nos arrebatan la identidad del ser
sin permiso, ni piedad.
Quiero escribir, decía, desde una profundidad que no admite
poesía, ni prosa, ni siquiera estas pobres e impúdicas palabras. No hay
codificación para lo que quiero escribir, porque es un sentir profundo, que se
hace carne en el cuerpo, que se hace lágrimas en los ojos, sonrisa en los
labios, música que resuena con mis pasos hundiéndose en la tierra.
N.P.S
12-06-13
No hay comentarios.:
Publicar un comentario