Reconstruir los cimientos desde adentro hacia afuera.
Renacer, entregarse a la muerte y atravesarla.
Reinventarse una y otra vez hasta encontrarnos.
Reconectar con la esencia, volver al ser.
Reelaborar la historia, esa única y propia que
construimos y nos construye. La vida es un eterno presente continuo.
Retornar a lo natural, escuchar el instinto, respetar
los propios ciclos.
Reconocer los límites y aprender ponerlos con amor.
Rehabilitar espacios perdidos, abandonados;
desempolvarlos.
Revolucionar la vida, toda, siempre.
Reconsiderar las posibilidades, hay siempre más
alternativas de las que vemos.
Reconocerse es más importante que conocerse y que te
reconozcan.
Recambiar la energía conscientemente.
Reencontrarse con el pasado, aceptarlo y poder sanar así
el presente.
Rearmarse, aunque haya que juntar cada retazo de
nuestra alma y reinventarse una vez más.
Recomenzar, tantas veces como sea necesario.
La vida es un espiral ascendente.
N.P.S
01-06-2013
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