30 de junio de 2010

¡Felicitaciones Licenciada!


No más apuntes resaltados, ni más eternas colas en el CEP. No más viajes, no más nervios, no más el rol de los “sin luz”. La nostalgia por lo que se va se hace notar, lo sé, será por esa costumbre tragicómica de ser estudiantes de psicología en la UBA ¡Con todo lo que eso implica!
Pero es ahora donde el camino se abre, los horizontes se expanden y la vocación se trasluce a flor de piel. Comienza una etapa nueva que seguramente, sé, te produce ansiedad y curiosidad. Un ciclo diferente amanece en tus pies, en tus ojos grandes, en tus manos trabajadoras. Y me colma de emoción saber se reciben seres como vos, con vocación de servicio, con sensibilidad y tacto, con voluntad y esfuerzo. Me enorgullece, y hasta me produce tranquilidad, la sensación de que alguien con tu conciencia sea ya Licenciada y porte una visión de lucha y resistencia, desde un lugar de crítica y reflexión, no solo por tu formación sino también por tu naturaleza. Nunca pierdas el eje, de la singularidad y la complejidad.
Deseo que la vida te dé todos los días motivos para sonreír y que vos también, le sigas sonriendo a ella, más allá de los obstáculos que nos presente.
Mi humilde consejo es que sigas tu pulso interno y que siempre hagas lo que realmente te hace feliz, no lo que los demás digan o lo que se supone es lo correcto o “hay que hacer”. Tenes un gran corazón, y como agentes de cambio y profesionales de la salud, la sensibilidad es un condimento que no puede faltar, creo que compartirás mi opinión. Las teorías y los diagnósticos conviven mejor con los libros adormecidos que con los seres que respirar y luchan día a día. Un abrazo será siempre más terapéutico que cualquier cocktell de pastillas, no hay más medicación para el Alma que el Amor. No hay mejor manera de transformar la sociedad, que uniendo manos nobles y conciencias despiertas.
Gracias por haberme dado la oportunidad de conocerte y sobre todo por darme el espacio para que yo me diera a conocer también. Gracias por no suponer y no prejuzgar y saber leerme, sin palabras.
Gracias por el espacio, la aceptación y las complicidades.
Gracias por ser mi compañera de Molineros y además mi amiga, Romi.
Gracias por tu trabajo, por tu compromiso y por tu esfuerzo.
Gracias por compartir la certeza de que otro mundo es posible, si todos sumamos manos y corazones al mismo ritmo.




¡Te quiero mucho y te abrazo fuerte!
(lo demás te lo dejo flotando)

* Nadi *