Dicen que el amor es como cuando uno cuida una plantita. Uno la ve y se enamora, la
compra o la planta, mejor. La riega, la mira, la muestra, la cuida. Un día florece, es
alegría, color, nacimiento. Otro día esa flor perece, se
cae, la tristeza nos habita. Sin embargo, si uno entiende lo fugaz, lo
superfluo de esa flor, entonces sigue regando la plantita hasta que un día,
otra flor sale y da semillas que generan otras plantas, que también darán
flores...para mi es eso el amor, eso es cultivar una pareja y poder además
sostener una familia que no es poco, sino un desafío doble. Tener
paciencia, tener constancia, no alegrarse solo en época de primavera donde todo
florece, sino ser fuerte cuando todo se desvanece, cuando el viento sopla
fuerte, cuando la tormenta parece ahogar nuestras raíces…ahí es donde el amor
nos salva, si es verdadero. Incluso si la planta muere, poder entender que la
tierra es basta y que hay otros lugares donde sembrar, para poder volver a cosechar
si así se desea.
Dicen que a veces esperar a que el otro nos quiera como
esperamos nos desilusiona, nos hace pensar que no nos quiere (me lo digo a mi también para
aprender). Cada cual tiene
sus formas que no deberían medirse ni juzgarse, sino disfrutarse. Todos tenemos
tiempos propios, nuestro cuerpo tiene un tiempo, las emociones, las lágrimas,
las sonrisas, las heridas tienen un tiempo y respetar esos ciclos es
esencial (porque si de algo estoy segura es de que hay cosas que no quiero
volver a pasar nunca más en ninguna de todas mis vidas).
Respetar lo que nuestro pulso dice, es sanador y además,
libera. Eso también es el amor, cuando uno se respeta a si mismo, puede respetar
al resto. Cuando uno es fiel a sus necesidades y emociones, entonces puede
relacionarse y amar de una manera sincera, transparente, sin manipulaciones ni
oscuridad ni tanto miedo.
Cuando uno emprende la búsqueda interior, se encuentra con el otro. En definitiva
somos uno, no hay otro al cual encontrar (pero
nos hicieron creer que si) y
muchos aun andan detrás de su “media naranja” sintiéndose castrados, vacíos,
como si hubiera algo que rellenar o completar. Eso genera apego, dependencia y
miedo a la soledad. Eso no es amor, es egoísmo.
El amor expande, abre, da alas, oxigeno. Acompaña, nutre,
salva, da.
Somos amor, estamos hechos de amor y el amor no tiene un objetivo; el camino,
la vida, todo es amor.
N.P.S
20-02-13
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