El amor es cambio
El amor nos atraviesa desde los pies hasta el alma. Si el
amor no te transforma desde lo interno, si no te transmuta cada célula,
entonces eso no es amor. No del verdadero. Saber que hay un otro que puede
mostrarte tus sombras de frente, de una forma a veces cruda pero necesaria para
sanar - para quien esta dispuesto a
re-conocer - es un tesoro. Saber que hay un otro que refleja nuestros
rincones más profundos, ese otro donde proyectamos nuestra cara oscura y ese
otro que también nos vuelve una mejor persona, nos motiva, nos apoya, nos
acompaña. El amor es una posibilidad para crecer, deberíamos agradecer esa luz
sobre los rincones oscuros del Alma –
esos a los que pocos logran llegar sin huir – aceptar nuestra propia sombra
y la del otro, integrarla en nuestra personalidad y poder tomar conciencia de
que también somos eso y el otro también lo es, afianzar nuestra identidad a
partir del amor, es la clave. Soltar las culpas, los reproches, las telarañas
del pasado y dejarnos transformar, es parte de la esencia del amor.
Es básico en una relación de pareja, de pares reales,
reflexionar, tomar responsabilidad sobre las acciones y poder darse cuenta de
que siempre se puede cambiar, de que todos los días se puede aprender ; el amor
transforma. Si uno ama esta dispuesto a ser más flexible y a cambiar, pero no
por él otro o por dejarnos moldear, sino a cambiar porque gracias al otro
logramos ver que esa transformación personal es favorable para nosotros mismos.
Y vale la pena porque nos hace mejor personas, mejores padres, mejores amigos,
mejores en todo...pero es un camino largo, arduo, es un camino dinámico y poco
cómodo. Aceptar que somos también eso que nos molesta del otro, abrir los ojos
desde adentro, dejar el orgullo y el ego de lado, pedir perdón, ver la falta,
la falla, el vacío que abre espacios poco transitados, soportar la verdad…es
difícil; y en general nos lleva toda la vida recorrer ese sendero. Estoy
convencida de que el amor, en general y el de pareja en particular, tiene
estrecha relación con el descubrimiento de uno mismo, del otro, es decir… ¡de
lo indivisible! Como si el otro fuera la parte necesaria para poder vernos de
manera completa y aceptarnos, para aceptar.
El amor en una pareja es un camino que se construye día a día y que no tiene un objetivo, sino que el camino mismo lo
es. Cuando pasa el enamoramiento, las mariposas y el estado adolescente, y uno
aprende a amar (porque estoy segura de
que se aprende) llegan los hijos y todo se reconfigura de nuevo y se
complejiza mucho más. Ahora somos tres. El camino es más arduo todavía, cada
vez somos más los que abandonamos en esa etapa, los que decimos basta por
sentirnos desbordados. No hay que olvidar que el amor se multiplica cuando se
reparte, aunque la práctica del día a día esta idea se vuelva ardua sobre todo
por la bendita dependencia que nosotros mismos construimos en base a
inseguridad y miedos.
Por eso considero que el amor también necesita reajustes continuos sobre todo cuando
uno elige construir desde un lugar consiente y sincero, cuando uno se
cuestiona, profundiza y adquiere esa capacidad, bendita y siniestra, de no
conformarse, de ir más allá, de escuchar su voz interior. El amor cuando es
real y solidó, cuando no es apegado y egoísta, transforma, es la energía vital
que nos impulsa día a día a querer ser mejores.
Dejemonos transformar.
N.P.S
15-02-13
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