17 de julio de 2013

Cuando la vida se contractura


"...ahora el tema es como desarmar estos nudos
y volver a tener un equilibrio, normal, si es que eso existe..." - le dije a Melina, intentando buscar formas y consejos para restituir mi estado de salud que desde esta mañana ha sido alterado y al que no le encuentro aun, solución.
Cuando digo equilibrio me refiero a esta pérdida de equilibrio que siento en el cuerpo y
en el espacio cuando camino. Como si estuviera borracha, por la presión que hay en mis músculos y potencian mi baja presión. Esa sensación de volar por sobre el piso. Ya van 9 horas de esta sensación extraña que no me permite vivir la vida "normal". Pero cuando me refiero a equilibrio, también considero el equilibrio mental, el energético y ese conjunto que es más que la suma de las partes, el equilibrio de los polos opuestos y complementarios, la balanza de la ley, la ley del karma, el karma haciendo erupción como un volcán dentro y fuera de mí. Me limpia, me vuelve más transparente y verdadera, pero me destrozan sus abatidas constantes sin respiro.

Cuando digo desarmar los nudos, no hablo solo de los nudos duros y encastrados en mi nuca, en mi cuello, en mi espalda...hablo de esos nudos internos que se van solidificando con el tiempo y se entretejen entre los propios músculos y huesos, y generan ese peso que no debería estar, que a su vez también genera presión…bueno y así hasta el infinito, todo tiene que ver con todo.
Al final el cuerpo siempre habla y de una forma tan clara que a veces me deja sin palabras. Escuchar sus señales, sus formas de comunicarse-nos y decodificar ese lenguaje es sumamente interesante y revelador. Elegir este camino consiente y saludable es parte de empoderarse de la propia salud en su concepto más integral. Claro que el camino es más arduo, requiere de una paciencia muy particular y de aprender a atravesar los procesos sin cortarlos, hay que bancársela. Es el camino de la verdad y nunca es triste la verdad, lo que a veces sucede es que no tiene remedio. Y es ahí cuando solo queda aceptar, soltar y relajar lo más que se pueda, intentando normalizar mente-cuerpo y espíritu en una unidad perfecta. La vida mundana continuamente nos desafía y nos tienta hacia el desequilibrio, en todos los sentidos y planos existentes. La fortaleza del espíritu divino esta siempre disponible si uno realmente la cultiva y la sostiene, no tengo duda.
Somos una unidad perfecta en búsqueda constante de equilibrio, un poco de eso se trata la vida ¿No?

Dichosos los normales, aquella raza extraña...
Yo nací para otra cosa, soy esto que soy.

N.P.S

17-07-2013



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