15 de noviembre de 2009

Limpieza interior

Me ducho para despojar de mi cuerpo las ultimas secuelas de lo que no fue.
Para borrar de mi piel tus huellas digitales, las de una identidad que no logro entender. Dejo que la lluvia empape mi cuerpo por completo, para que ya no queden rastros de una angustia injusta, de un malestar poco lógico y de una vida de desencuentros.
Penetra el agua mis poros, recorre cada célula, cada tejido, cada parte en la que uno y miles habitaron. Pero ya no.
Te destierro de mi presente y de mis sabanas. Sutilmente te sugiero que no intentes, que no sirve, que no fue y que no vale la pena forzar las cosas. Me higienizo bajo este manantial para lavarme de culpas, para despojarme de tu arrogancia, para que la desconfianza y la incomodidad, se vayan por la rejilla y no vuelvan más. Me preservo de toparme con tu olor en cada esquina de mi casa, por eso me ducho ahora, también.
Intento desinfectarme, inútilmente, de volver a caer en ese rol que me absorbe la energía hasta secarme. No me lavo las manos, me hago cargo y acepto que soy también, parte del círculo compulsivo y humano. Quisiera que el agua sea capaz de arrojar la densa energía negativa por la cañería para poder seguir creyendo, que es al fin lo único que importa.
Me riego de tranquilidad, casi libre de pecado. Me empapo de recuerdos y te sumo a la lista. Me refriego los ojos intentando buscar claridad…y manteniendo la mugrosa esperanza de que te pierdas en la bruma del baño y no encuentres el camino de retorno hacia mí.


N.P.S
15/11/09

1 comentario:

Anónimo dijo...

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