27 de noviembre de 2009

Suicidios sonoros

¿Qué podría sonar antes y durante mi suicidio? Fantasee varias veces sola con mi sombra en la pared, y otras, no tan sola. Con ella coincidíamos hasta en esta elocuencia de la que debatíamos con mate o tragos de por medio. No importa ahora los métodos ni las razones, solo la banda sonora que decore el momento y acompañe nuestro intento de eliminarnos de este plano, de devolver el regalo, de escupirle la cara a Dios.

Como primer candidata, desde hace años, el soundtrack de Réquiem for a dream. No hace falta agregar nada acerca de la película, porque nos ha desgarrado a todos y cada uno de los que la hemos manoseado.
Sin duda alguna, seria el tema principal que además de ser el más conocido es el más enérgico. El soundtrack, posee cinco versiones, una mejor que la otra. Entre violines, puertas que se cierran y una sinfonía desenfrenada, fluye mi fantasía. Réquiem for a dream es dolorosa de principio a fin, es de esas canciones instrumentales que nunca podría ser el escenario de una bella escena, ni de dos niños de la mano, ni de un arco iris de verano. La versión que más me gusta, comienza con un portazo que da la sensación de proceder desde lo interno, de lo subterráneo. Y luego, un eco fantasmal acompaña a la sinfonía interminable que parece subir, suavemente, una escalera que conduce el infierno.
Un portazo y un eco, como si algo se cerrase para siempre y luego comenzara una marcha desesperada sin rumbo. Una melodía nostálgica, densa y oscura invade el Alma. Y un cierto magnetismo, marcado por el paso de una agonizante caída, marca el ritmo. Es una canción lenta pero ansiosa, da la sensación que alguien te estaría corriendo…y de golpe se corta, hay un quiebre, un surco y todo calla, incluso ella misma.

Segunda candidata, intocable, viernes 3 a.m. de Seru Giran con letra y música de Charly García.
Desde la primera vez que la escuche me sentí plenamente identificada y en los momentos más oscuro, ha retumbado en lo más profundo de mi ser que “los que no pueden más se van” intentando conformar inútilmente, la debilidad humana y existencial que se apodera por las noches de mi nuestra sutil vulnerabilidad. Esta canción es un historia de vida, que aunque toda casualidad sea pura coincidencia, se parece demasiado a muchas experiencias y sensaciones personales. Hojas muertas que caen, y un conteo absoluto y sin permisos, te parte la cabeza casi incitándote a hacerlo. Cerrar los ojos y ver, todo el mar en primavera, parece una escena feliz, pero solo es una mentira que no podemos creer. Convenciendote al compás de una melodía triste con un final poco feliz, o no. Aunque morir un viernes a las 3 a.m. cantando a la par de Charly, no suena tan infeliz.

Tercera candidata, flores en su entierro, de Joaquín Sabina y Fito Páez. Claro, del cd “Enemigos intimos” uno de mis preferidos hace años ya (y sin embargo no pierde el puesto). Una letra profunda y amarga, de una historia que podría ser real e incluso propia. Una canción no lenta, con altibajos y un ritmo extraño para suicidarse. ¡Ah…pero como comienza! “Excepto las de la imaginación, había perdido todas las batallas”, impecable. Ya con esa frase, cualquier tendría ganas de matarse. Y generalmente, cuando el ser humano esta muy deprimido, lo mejor que sabe hacer es deprimirse más. El famoso “masoquismo” intrínseco que casi todos parimos.
Y para terminar, antes de despedirse del mundo, Fito grita que “la muerte que es celosa y es mujer, lo llevo a dormir siempre con ella”. Fin, telón, paz.

Y como cuarta, y tal vez solo por hoy, ultima candidata “El ángel de los perdedores” en la versión de El soldado con el Indio Solari. Oscura por donde se la escuche, con unos acordes turbios y encantadores. Con muchas imágenes fuertes, de copas rotas, mentiras, retazos de sueños, diablos, noches, agijones, agua podrida, heridas y flores, claro. Y la mejor frase de toda la canción “…las sirenas están sonando y yo sin agua bendita.” que ya engloba y dice todo, dejándolo a uno mudo y desnudo frente a tanta urgencia, a tanta ausencia y a tan pocos recursos. Y al final, todos en algún momento nos llevamos en andas, al ángel de los perdedores…y así finaliza, como un rock triste y sin remedio.

Y claro, como decíamos con ella, pondríamos la opción para que el tema elegido se repita una y otra vez y otra y otra. Una escena espeluznante y bizarra, una mera fantasía de dos mujeres que aman la vida por sobre toda las cosas. Y sobre todo, a pesar de todo.

Todos tenemos un suicidio en Stand By
Liliana Felipe


N.P.S
27/11/09

No hay comentarios.: