21 de noviembre de 2010

Ser tan ser

Elegí que mi vida sea una montaña rusa de emociones, una ensalada mixta repleta de condimentos, un helado multifrutal…o tal vez fue el destino, los astros, todo ese gran combo que se confabula para que seamos lo que somos.

¿Importa? Si así acontece y fluye, desde que tengo conciencia en este plano.

Suceso tras suceso como eslabones sincrónicamente enlazados, encuentros, desencuentros, muertes y nacimientos. Todo con un sentido casi premeditado.

Siempre lo digo, todo es tan perfecto que produce pavura.

Pero lo más hermoso es que no deja de sorprenderme, nada más sublime que una vida sin libreto, que no saber el final de los cuentos, que cocrear el contexto en cada respiración ¡Que desafió excitante!

Peldaños bien soldados, de esas conexiones que se sellan de una vez y para siempre.

Y bueno…algunas más endebles, que también son divertidas.

No nací para ser lineal, estructurada y mucho menos para “acatar reglas”, prefiero los compases que giran sin principio ni fin. Ese bendito infinito que nos contiene.

No pertenecí jamás a “la media” o a “lo esperable” los test psicometricos no fueron hechos para mi.

Como dice Charly, la mediocridad para algunos es normal, la locura para mi fue siempre ese poder ver más allá. Esa costumbre de no quedarme en la superficie del fondo y raspar hasta el final, a veces con más suerte que otras.

Será porque como dice Marisa Wagner, esa loca hermosa, que cuando me desvisto me saco hasta la piel.

Ese rasgo maniaco de desbordarme por todos los costados, sin omisión.

Eso si, no conozco el arrepentimiento, todo en esta vida sucede por alguna razón.

¿Experiencia? de eso se trata la vida. De probar, de arriesgar, de ser una luz de neón intermitente, en un caso de manual como es el mío si es que quepo en algún diagnostico del DSM nosequenumero.

¿Cuál será el diagnostico que tenga síntomas como: buscar el viento en contra para despeinarse, disfrutar de cada día como si fuera el último, tener concientizada la propia muerte, intervenir artísticamente cada cosa que encuentro o creo, recrear el Amor y despertar por las noches, entre otros?

Llevar siempre ropa interior sin agujeros y limpia. Antes mamá decía que era “por si tenias un accidente” ahora las reglas son otras.

No olvidar el cepillo de dientes, nunca se sabe quien puede invitarte a dormir.

Nueva versión “La guia T del pirata” infaltable para algunos bolsillos.

Y si, el humor ahí siempre en primera fila de combate. Colándose por esos huecos vacíos por donde se evapora el dolor del universo, disfrazando esta angustia existencial, intentado hacer más soportable los peldaños que se caen y nos dejan tecleando en la nada misma. Ese espacio negro que nos devora con sus fauces austeras.

Porque cuesta ser sensible y no herirse ¡Puta Mario que cuesta! Pero vale la pena.

Pero eso si, con los pacientes solo hay que hacer una cosa: escucharlos.

No me olvido nunca más esa frase Silvia Vazquez, gracias por ser tan ser.

N.P.S

20/11/10

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