Hoy entrego todo, y cuando digo todo es hasta mi propia vida
y destino, si es que existe.
Todo, es lo que fui y lo que soy; sin saber si seré.
Tampoco me interesa, no tengo más nada que construir acá.
Hoy digo basta, basta de confiar, de creer, de apostar, de
sacrificar.
Me pase años, me pase la vida dando, aceptando,
comprendiendo,
poniéndome en el lugar del otro, sacrificando los valores
más profundos que siempre he sostenido y respetado; la libertad, por ejemplo.
Me traicione a mi misma, abandone mis propios espacios en
post de espacios en común con los seres que ame ¿Para que? Ni siquiera han
podido valorarlo, ni aprovecharlo
eso es lo más triste.
Ofrecí mi propia libertad, di todo lo que soy y lo que tenía
para dar.
Entregue, repartí, lo ofrecí con amor, con el amor más
sincero e innato que siempre
ha brotado de todas partes, en forma excesiva incluso, de
mí.
Y por ahí, incluso, más ¿A cambio de que? ¿De esto?
¿Realmente merezco tanto egoísmo, tanta incomprensión, tan
poco reconocimiento?
Y fue injusta la vida, o lo que sea que maneja los hilos del
karma, fue injusto.
A mi la injusticia me duele, me dolió siempre, la
desigualdad me cala profundo.
Por eso hoy digo “hasta acá” y me digo a mi misma “hasta acá,
Nadia”, solo por mantener un espacio de cordura entre yo y mi ego, simulando
que hay coherencia o algo de sanidad aún en mi ser.
Hoy comienzo yo a ser quien delimita, basta de manejos, de
depender, de preguntar, de tener siempre que pedir permiso y permanecer “atada”
a tantas cosas y a tantas personas. Basta por favor, me asfixia.
Me estrangulan sus miradas en la garganta, me quitan el
aire, pudren el agua.
Sus criticas, sus quejas, su egoísmo, la falta de
comprensión sobre si mismos y de empatia con el otro, en este caso yo, claro.
Una ceguera y una falta de conciencia TAN grandes que
realmente me paraliza.
Yo en cambio tengo la puta suerte de ser hipersensible, y de
regodearme en la búsqueda interior y ser introspectiva, demasiado introspectiva
a veces, al punto de sentirme culpable por todo, todo el tiempo.
¿Soy culpable realmente? Si de algo soy culpable,
seguramente, sea de no haber podido ser feliz, de no haber logrado en tantos
años un equilibrio que me permita y a mi, y a mi entorno, una vida más sana,
más alegre y más sencilla que es lo único que siempre anhelo.
Puedo ser una mina jodida, pero soy simple.
Pero basta, ya no hay más conexión entre yo y los otros, no
hay más conexión entre yo y la vida.
Veo todo muerto, todo del mismo color, todo como
petrificado.
Hoy no cabe más dolor dentro de mí, ni fuera de mí, ni en
mis ojos, ni en mi corazón.
Siento que no hay aire, que no espacio, que no hay abrazos,
que no hay ni siquiera
un par de ojos que me salven de este infierno.
Nunca me sentí tan sola como me siento hoy.
Me duele el cuerpo de llorar, de llorar la existencia, la
muerte, mi propia muerte, de llorar por todo lo que no fue y no es y tampoco será,
pese a que puse mi alma en cada cosa…no sucedió ¿Por qué todo se estanca, se
va, se disuelve, se muere, se despide de mi sin aviso? ¿Por qué?
Que difícil soportarlo, hoy siento que ya no puedo
soportarlo más.
Y en medio de todo este dolor tan intenso;
Estoy sola.
Sola en el silencio, sola en el vacío, ni siquiera tengo mi
propia compañía.
No tengo el abrazo de nadie, ni siquiera de mi propio hijo,
ni de mis padres, ni de quien dijo amarme, no hay nadie cerca. Todos se
alejaron o yo los aleje para ponerle límite a tanto dolor ¿Dónde va todo el
mundo cuando tiene que irse?
Hoy me resigno, a todo.
Suelto la esperanza, sin ánimos de volver a tomarla y es un
alivio soltarla.
¿Para que seguir confiando en cuentos de hadas?
Decirme, autoconvencerme de que las cosas van a cambiar no es real.
Decirme, autoconvencerme de que las cosas van a cambiar no es real.
Porque el camino me demuestra que pese al gran esfuerzo que
yo sé que hago
las cosas, empeoran, duelen cada vez más y me resultan
injustas.
Mis peores pesadillas han sido reales, todo lo que temí que
pase, ya paso
¿Se puede temer algo más? ¿Qué viene después de esto?
Hoy siento que perdí todo, porque perdí mi centro, me aleje
de mí misma cuando me había prometido no volver a hacerlo. Volví a recorrer
pasadizos que hacia años no pisaba, volví a viejos hábitos, transite el borde
del abismo y esta vez, ya no me dio miedo.
Y además, me aleje de todos.
Estoy sola.
Sola en la profundidad del mar, sola en la inmensidad del
espacio,
Sola en el latido de mi corazón que no encuentra par, sola
en el eco inexistente de una voz que me arrulle, que me acompañe, sola sin el
abrazo ni la mirada de alguien que me diga que esta todo bien, que ya va a
pasar y alivie un poco este dolor que me esta secando por dentro.
Sola como una niña que su madre encerró en un cuarto para
castigarla
¿Quién, quienes o que es lo que me castiga de una forma tan
dura y constante?
Sola, resignada, vacía de esperas, de esperanzas, de sueños.
Hoy entrego todo, me entrego a la vida de rodillas,
derrotada.
Acá estoy.
Sola.
Y que sea lo que tenga que ser.
No le temo a nada, realmente siento que no le temo a nada.
Y eso no es fortaleza, es resignación.
Lo único que realmente me importa es que Nehuén sea feliz,
fuera de eso, todo lo demás…ya no tiene ningún tipo de valor
para mí.
Todo se ha destruido, se ha quebrado, se ha perdido.
Esta muerto.
Todo a mi alrededor esta muerto.
No hay colores, no hay luz, no hay sentido final, ni
objetivo.
No hay.
No florecen las plantas, se estanca el agua, no hay aire
limpio, no hay huesos enteros,
ni hay un corazón que late celebrando la vida.
No se como escribo porque siento el corazón seco,
resquebradizo.
Estoy sola, sin siquiera mi propia compañía, porque ya no se
donde estoy ni quien soy en medio de un dolor tan inmenso que me dejado
sepultada en la nada.
No pido que Dios me ayude, solo pido que tenga piedad
y actué, inteligentemente.
N.P.S
29/06/14
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