25 de octubre de 2009

Interio Literal

Dios riega las plantas mientras un heterogéneo grupo de taller literario intenta plasmar su interior en la cara oscura de la luna. El aula huele a lluvia, los truenos acompañan cada punto y aparte y los relámpagos iluminan nuestra oscuridad. Mientras, el frió se encarga de recordarnos que aun estamos vivos. Vivos en nuestros asientos, en estos pequeños pupitres que inmortalizan la infancia, dentro de un colegio en el barrio de Saavedra. Dentro de un país, de un continente, de un planeta Tierra que apenas respira…intoxicado de humanos. Nosotros siete dentro de un universo paralelo, Almas literarias, volcamos nuestra sensible imaginación en páginas inconclusas, compartiendo sueños truncos, batallas ganadas y un empapado interior de historias personales y únicas. Compartimos lo único homogeneizando lo diferente, al compás de la lluvia primaveral que inspira compasión. Con pasión escribimos y somos lo que escribimos. Las letras nos describen y nos escriben a nosotros mismos. Y nosotros, pertenecemos ignorantes al margen de un renglón imaginario. Permanecemos en esta tarea innata de comunicar, de trasferir, de convertirnos en Oes e inflarnos de ego. O de volvernos flaquitos e indefensos como las Ies, con puntos estrellados contra la más cruel realidad o iluminados por el milagro de la vida, también. Ies con puntos existenciales vacíos o rellenos de circularidad y energía. Puntos somos, de un eslabón que forma parte de una cadena mayor que existe, aunque no la podamos ver. Porque si antes era, ver para creer, es hora de que nos demos cuenta, que ahora hay que creer para ver. Nosotros vemos esencias, ustedes ven palabras…tal vez, simplemente un montón de letras amontonadas que intentan describir lo indescriptible.

N.P.S
23/10/09

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