31 de octubre de 2009

No, lo que somos

Un punto medio entre tu Universo y el mío, que es inexorablemente el mismo, en realidad. Sucede que la única realidad es que la realidad no existe, por lo tanto acontece lo que no podemos prever y de eso se trata la vida, de constantes sucesos sorprendentes.
Pero la lluvia, la lluvia en tus pequeñas manos, mis cabellos revueltos que huelen a sahumerio y esta distancia ridícula y karmatica, de la cual me hago cargo.
Me encapricho y huelo a infante impulsivo y después entiendo.
Me entiendo, te entiendo y particularmente entiendo el Universos y sus leyes, Dios y sus causas, que aunque patalee y llore, seguirán siendo exactas y perfectas.
Péndulo en silencio entre el odio y el amor, aunque siempre permanece en mí la fiel certeza de que yo no creo, sé.
Compartir y ser, sin estar haciendo algo y sin dejar de ser lo que no podemos evitar.
Entrar, entrar sin golpear la puerta y despedirnos antes de llegar.
Un poco de eso se trata esta breve historia.
Un pestañeo ineludible, un suspiro profundo y la vertiginosa experiencia traspersonal de conocer a otro que es siempre infinito, complejo e inabarcable.
Ese otro que es tan propio y ajeno, que no es más que reflejo y proyección, el filo entre lo empatico y la desconfianza. A lo mejor somos tan simples que necesitamos complejizarnos para diferenciarnos ¿De que, no? De nosotros mismos, quizá.
Tal vez seamos diestramente diferentes y funcionemos como opuestos complementarios, o no funcionemos jamás. Pero más posiblemente, seamos puntas de un mismo lazo, caras de una misma moneda.
Vos y yo. Sin un nosotros posible, aun, que me resulta tácitamente imposible de representar. Pero entonces el diablo mete la cola, la realidad toma forma, todo parece más claro y en la fusión de tu mundo y el mío, se habré la gran boca del silencio y respira por los dos. Afuera llueve con una intensidad que me desvela el Alma.
Y adentro, solo hay preguntas y enigmas pocos claros que intento resolver pese a las distancias que lo externo impone, contra mi propia voluntad.
Esperar. De eso se trata la vida, mi vida.


(…) capricho debe ser.
Oh déjame que ría... ¿no ves que tarde hermosa?
Espínate las manos y córtame esa rosa.
Alfonsina Storni *


N.P.S
31/10/09

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