3 de enero de 2010

Miradas artesanales

Siempre me sentí magnéticamente atraída por las ferias artesanales. Y no solo por las maravillas que hacen con las manos y el Alma, los artesanos, sino más bien por todo. Ese todo que siempre es más que la suma de las partes. Por la energía, por la atmósfera multicolor, por las barbas, las miradas, la naturalidad, las manos, los niños, la luz. Hoy recorrí una feria que conozco de memoria, y sin embargo me cruce con nuevos seres, viejas Almas. O a lo mejor, ya los conocía pero no estaba preparada aun para reconocerlos, para mirarlos a los ojos como nos hemos mirado, intensamente perpetuando lo absoluto.
Piedras, cobre, alpaca, hadas, sahumerios, bambula y más piedras. Madera, duendes, mates y la amabilidad a flor de piel. Generalmente los artesanos tienen los ojos grandes y las manos pulcras, la sonrisa alada y los pies descalzos. La simpleza de su vaivén hace que me emocione. La nobleza de sus transparentes palabras diluye toda razón.
Hoy conocí sin conocer a Dionisio, un hombre de boina y entrada edad, que vende libros y cuentos. En realidad el parece extraído de un cuento. Para mi, se escapo de alguna fabula de duendes o viejecillos que fuman pipas de agua, al estilo Gandalf, y cuentan historias de brujas y príncipes a los más pequeños. Vendía un libro que me dejo intrigada "Como dibujar hadas". Dionisio tiene magia hasta en su barba, ansío conocerlo y darle un abrazo. A lo mejor las hadas nos dibujan a ambos, mientras ojeo el libro. También conocí una pareja de artesanos que fabrican juguetes infantiles de madera, muy originales y creativos, de noble contenido. Los oía jugando un partido de fútbol, con unos minis muñequitos manejados por imán (muy ingeniosamente) y reír a carcajadas como dos niños. Y quien cautivo mi corazón, fue un artesano que trabaja mucho con cobre, alpaca y piedras. Él fue el disparador, la musa, el impulso.
Un ser adulto, muy flaco, lleno de tatuajes y un cigarrillo consumiéndose entre sus dedos. Pelo bastante largo y enrulado con alguna que otra rasta, aspecto desalineado (lo que muchos llamarían “sucio”) y varias cuestiones que a la gente le encantaría criticar. Pero nada de eso intereso, salvo el brillo de su mirar. Pude ver allí la esperanza, la bondad e incluso otros mundos, también. Tal cual me pasa con Pau y las dos lunas que descansan en sus ojos, en aquella mirada cargada de luz y fuerza. Tejedora de sueños, que abraza con alas y vuela con los pies. Me reconforta el Alma cruzarme seres así.
La gente en general se siente atraída por las ferias o paseas artesanales y realmente estoy convencida que no es solo por los productos que allí se ofertan, sino que hay algo más allá que atrae lo más esencial y natural de nuestro centro. Somos seres de luz atraídos por la misma, el envase, este disfraz que traemos queda suspendido por algunos instantes. Y esa sensación que nos magnetiza y nos atrae, que nos hace sentir como en casa y en armonía, se respira siempre en cualquier feria de este estilo. Sonrisas compañeras y la maravilla de poder vivir del poder creativo que nace de las manos y el corazón. El Arte sana las grietas de la inexistencia.


Miradas artesanales me han susurrado hoy que tú eres a quien tú buscas

N.P.S
03/01/10


No hay comentarios.: