2 de febrero de 2011

Quebrada


Todos te dan recomendaciones de como ir pero nadie de como volver.

Así como estoy no puedo ser. Nadie me enseño como se sigue, después.

La sombra llega y no espera, te traga sin preguntar.

Me apoyo en la ventana de mi cuarto buscando estrellas que no están.

Las luces de la ciudad mienten la verdad, borran los astros, encandilan el Alma.

Mis ojos norteños no pueden entender lo que no encuentran.

Las sombras de los edificios intentan convencerme de que son montañas lo que veo.

Pero es inútil…

Cuando la inexistencia en tan vacía que ya no importa lo que hay, sino lo que sueño ver, la realidad no existe más que para lo que uno elige construir.

Pesa en mis ojos la ausencia de todos los abandonos posibles.

El diapasón de mi corazón desafina lejos del pueblo, no hay equilibrio musical aquí.

Parece que acá abajo la vida es más densa, los vínculos más espesos, el tiempo corre.

Me asfixia la ciudad, todo espacio me traga, no encuentro libertad.

La luna se esconde de mi propia sombra.

La esperanza es solo un eco que se quiebra en mi voz.

El adiós es inminente y yo aun me niego a soltar los recuerdos que cortan el aire y me atan al pasado.

Mi pasión de poeta y mi Alma viajera no quieren más este suplicio de lo inexacto.

¿Qué hacer cuando el camino es intransitable?

Solo puedo abrir las alas y volar, nadie me enseño otra forma de vivir.

N.P.S

02/02/11



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