Se me acumula la vida, muchas vidas en una sola o mucha
soledad en una vida.
Se me acumulan los mundos que hábito y los que me habitan,
se me superponen, se me mezclan esquizofrénicamente en mis entrañas.
Se me acumulan las realidades paralelas, alternativas,
posibles.
Se me acumulan los proyectos, los sueños, se apilan hasta
llegar al cielo.
Se me acumulan los recuerdos como una biblioteca ordenada
alfabéticamente por temáticas “drama, romanticismo, misticismo, clásicos” y una
lista sin fin. El estante de thriller se balancea a punto de caerse sobre mi
pasado.
- Ojala lo destruya sin
escrúpulos -
Se me acumulan los escritos sin terminar, los cuadros sin
pintar, las citas que suspendí, las hojas llenas de palabras y de mí, tan de mí
que me impresionan.
Se me acumulan las palabras como cadenas que encadenan y
asfixian, como jaulas que abren y liberan, como sensaciones que necesito moldear
quizás para eternizar lo que late adentro y no se ve, no se sabe, no se dice.
Se me acumulan las ganas; también los silencios.
Se me acumulan las emociones en las pupilas, en los rincones
inhóspitos que nadie se anima a recorrer, ese lugar al que pocos pueden
sostenerle la mirada.
Me incluyo.
Se me acumula la inspiración y las musas, se me salen por los
dedos, por los poros y me desbordo en pensamientos que no encuentran desagote.
Se me acumula la ignorancia entre los ojos ciegos.
Se me acumula el no-tiempo, me corre inexorablemente, en
todos los planos posibles, me deja sin aire, sin respiro, sin espacios
posibles, a veces.
Más sé, que se me acumula todo esto porque estoy viva
por que amo
por que creo
por que existo
por que confió
por que estoy siendo ahora con la intensidad que soy,
siempre
y acumulo tanta vida, más la que vivo,
no seria suficiente.
No se si eso es bueno o es malo, el juicio también se
acumula y eso pesa.
La acumulación es densa pero también implica un costado
constructivo y positivo en nuestras vidas, nos esta diciendo algo. Pobre alma
aquella que no acumula ganas, fantasías, sueños, inspiración. Pobre aquel que
no le queda nada por hacer, porque el motor de la vida es el deseo que se
acumula y va formando, eslabón por eslabón, una larga fila que nos separa de la
muerte.
N.P.S
Agosto 2013
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