23 de abril de 2009

Hablemos

Tú y yo no somos más que una sola cosa:
No puedo hacerte mal sin herirme
Gandhi

Hablemos sin escudos, ni espadas.
Sin caretas, ni capas.
Hablemos de frente y sin telones, de Alma a Alma.
Hablemos de lo jodida que es la vida, más en estos tiempos.
Hablemos de nosotros, de vos, de mí y del pueblo todo.
Hablemos del pasado que ya quedo atrás, del presente continuo en el que vivimos y del futuro incierto que nos acecha en cada tic-tac.
Hablemos de la incertidumbre que baja por los brazos, de la nostalgia que congela los pies nocturnos, de las miradas opresoras y de los padres, también.
Hablemos de lo injusto que es a veces todo, porque aunque creamos comprender leyes Universales, seguimos siendo humanos.
Hablemos de lo indivisible ¿Por qué intentamos separar lo que nunca tuvo fronteras?
Hablemos del amor, de la ambigüedad, de lo ambidiestro.
De que lo eterno no tiene tiempo y de que el tiempo no existe.
Hablemos de que siempre fui mujer de muchos hombres y que por eso siempre termino siendo mujer de nadie.
¿Acaso pertenecemos a alguien? ¿Tenemos precio?
Si al fin y al cabo ¡Nadie sabe que precio colgarse en la rifa de la soledad!
Hablemos de que no hay dueños, ni posesiones, de que lo material se diluye y solo lo demás permanece.
Hablemos de la vida y también de la muerte, que es parte de lo mismo.
Hablemos de cómo cuidarse a uno mismo para aprender a cuidar a los demás.

Hablemos de hacernos cargo, de poner las cartas sobre las mesas, de sacarse la careta y hablar de frente sin excusas, sin mentiras…sin complicidades inútiles.
¿Por qué separar lo indivisible?
Hablemos de la raza humana, no de hombres y mujeres.
Hablemos de la paz y la guerra, dos caras de la misma moneda, que gira en un circulo vicioso que en algunos momentos parece no tener fin.

Hablemos de matar para sobrevivir, y de sobrevivir para matar.
Hablemos cara a cara, que el aliento del otro nos palpe la piel, que las lágrimas no sean ajenas ni lejanas, que la energía de un extraño, sea nuestra energía. Porque nadie es ajeno ni extraño a este Universo.
Hablemos de que tenemos totalmente comprobado que todo vuelve, que La Ley del Karma funciona a la perfección y de que debemos tomar conciencia de todos nuestros actos.
¿Por qué separar lo indivisible?
Hablemos de nuestra infancia, de nuestros traumas reeditados hoy, ahora, en este mismo párrafo que reprimo lo mismo que intento escribir.
Hablemos sin pelos en la lengua, con un abrazo en el medio tal vez, y con la mirada clavada en la pupila del otro, que no es más que otro igual a mi.
Hablemos de la inmensidad del Mar y de todos aquellos misterios que no comprendemos porque somos finitos e ignorantes.
Hablemos de la infinitud del Universo, de sus grandes masas de gases helados, del titilar de las estrellas y de que no somos absolutamente nada más que un punto perdido en medio de un espacio que no tiene principio ni fin. Nosotros también somos polvo estelar.
¿Por qué separar lo indivisible?
Hablemos de cómo nos duele el hambre de los más pequeños, de cómo nos hunde la injusticia su daga oxidada en el medio del pecho, de cuan inútiles nos sentimos ante tanta pobreza material y espiritual en el mundo.
Hablemos de que la vida es también hermosa, de cómo disfrutar el día a día y como aprender a valorar cada instante, de verdad sin que todo quede en palabras bonitas.
Hablemos parados o sentados, pero hablemos con las manos en la Tierra y las raíces en el Cielo.
Hablemos de lo mal que esta todo, del olor a podrido insoportable y de que carajo podemos hacer todos juntos para perfumar el aire y regar el mundo de colores.
Hablemos del futuro, de lo que queremos dejarle a nuestros hijos, de cómo esta el mundo y de que de nada sirve rendirse. La misma energía que usamos en quejarnos y bajar los brazos, la usamos para sanar al mundo y así sanarnos también a nosotros y a todas las razas que llegaran a la Tierra.
¿Por qué separar lo indivisible?
Hablemos de que muchas veces, queremos mandar todo a la mierda y refugiarnos en un lugar lejano, donde no haya personas, ni problemas, ni nubes tan grises. De eso, también hablemos, porque es necesario.
Hablemos de los amigos, de las manos salvadoras, de los Ángeles en la Tierra y de las personas mágicas.
Hablemos de las vueltas de la vida, de las sorpresas que el Sol nos depara, de la montaña rusa en la que estamos inmersos cotidianamente.
Hablemos de los ciclos, de las etapas que se entrelazan como eslabones perfectamente diseñados por el Plan Cósmico, y aun nos sorprenden.
Hablemos del destino y de la impotencia que a veces nos produce sentir que no somos dueños de nuestros caminos y elecciones y que hay algunas pequeñas cosas, que no podemos cambiar.
Hablemos de los sueños, de todos nuestros ideales y pasiones. Y luchemos juntos por todo eso.
Hablemos de que es posible un mundo diferente, un aire distinto y un agua más pura.
Hablemos de la transparencia en los ojos del anciano que es la misma que la de los ojos del más pequeño.
¿Por qué separar lo indivisible?
Hablemos de que todo confluye en un círculo infinito y tan perfecto que parece una ilusión.
Hablemos de que todo lo que termina, vuelve a empezar, de lo que muere y renace, reencarna, vuelve y se va. De que la vida es una rueda, como el mundo, redonda y volátil, y que siempre que caminas llegas al mismo lugar para volver a empezar. Como dice Galeano, para eso sirve la Utopía, para caminar.
Hablemos pero hablemos ahora, en voz alta y gritemos si es necesario.
Dejemos de mirarnos y entendernos sin comprender nada. Dejemos de sentir lo mismo adentro y no decirlo. Dejemos de ser ollas a presión que estallan absurdamente.
Hablemos acá, ahora mismo, susurremos y contagiémonos unos a otros de esta comunicación universal que hace tiempo nos debemos, hablemos y hagamos sonar los despertadores de todos nuestros hermanos.
H A B L E M O S
que el tiempo no para, aunque no exista.

N.P.S
10/03/09

No hay comentarios.: